Capítulo 39. 𝙎𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚛𝚘

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Tres figuras negras aparecieron por la linde del bosque a unos cuantos metros de distancia de nosotros. El hombre más alto entró en el claro donde nos encontrábamos, éste encabezaba al trío cargando sobre su espalda una escopeta y un atuendo militar que podía camuflarlo perfectamente entre la vegetación. A su lado una chica de cabellos rubios y otro chico, éste llevando una bandana en su cabeza que ocultaba totalmente su cabello oscuro.

Podía reconocer la identidad de los tres integrantes: Jackson red, Helena Silver y Claude Campbell, personas que estaban en el instituto y que, obviamente, Ulick también reconoció nada más verlos con el sentido de la vista. Pude sentir su frustración al no haberlos identificado con el olfato, sentido bastante desarrollado en su especie, lo que demostraba que los mismo se habían encargado de camuflarlo a la perfección.

Caminaban con gran cautela, los tres armados, hacia nuestra dirección sin bacilar por un momento. Eran conscientes de lo que tenían delante de sus narices, y sus espaldas estaban perfectamente protegidas por los que se quedaron atrás. Quizás los adultos que iban con ellos querían enseñarles una parte de la veracidad de las historias locales, cuentos de niños que conservaban detalles reales y no pura fantasía.

Jackson Red tenía el cabello negro recortado al estilo militar, la ropa de camuflaje ligeramente holgada pese a su altura y corpulencia, y unas botas negras pesadas. Helena y Claude llevaban ropa cómoda y algo casual, diferenciándose del más alto. Podía ver en sus rostros un gesto de desagradado, pero no de sorpresa al ver que yo me encontraba en medio de aquella manada de licántropos de aspecto aparentemente humano. 

Los tres se fijaban mucho en Oliver, el que parecía el más peligroso del grupo, luego a Selva y Ethan y, finalmente, a Ulick y a mí. Ignoraron por completo a los niños que estaban ocultos en la gran presencia de Oliver, siendo éste el foco a tener más en cuenta. Era imposible no ver las miradas irritadas de Helena hacia mí, como si me culpabilizara de que me hallara en esta situación, y poco después disparó la misma mirada a Ulick. Intuía que verle protegiéndome con su cuerpo le chirriaba en demasía. 

Nuestro grupo ya se presentaba con una postura erguida y despreocupada, como les había ordenado Iris antes de su llegada. Tenían que mostrarse agradables en cierta medida y no mostrar ningún rastro de inquietud o agresividad, pues cualquier vacile o atisbo desencadenaría consecuencias nefastas. 

Para mi sorpresa mis tres compañeros de instituto no mostraban ninguna duda ante su pasos, estaban convencidos de que esto no tenía que pasarse de la raya, que solamente era un encuentro fortuito y estaban abiertos al diálogo. Al menos eso fue lo que pensé al ver el rostro calmado, pero serio, de Jackson, el cabecilla del trío.

 Manteniendo la distancias entre grupos, Jackson dio un paso hacia adelante en dirección a Oliver, pensando que era el Alfa del grupo. Daba el pego, sin duda, pero estaba muy equivocado si pensaba que él tenía que serlo solamente por su monstruosa musculatura y altura, lo más destacado de todo el grupo. Ni siquiera reparó en Iris, quien para mí era la más llamativa con su cabello largo y su aterciopelado atuendo.

 —Perdón por interrumpir vuestro... juego  —hablaba con cuidado en sus palabras, mirando fijamente a Oliver—, pero creímos conveniente acercarnos a verificar que no había ningún problema.

 —Les agradecemos su preocupación  —dijo Iris, provocando tres caras estupefactas al ver que ella fue la que hablaba y no la mole que la flanqueaba—. ¿Puedo saber si hubo algún problema para que vinieran desde tan lejos?

La voz de ella destilaba afabilidad y confianza, sabía perfectamente que los cazadores del pueblo no eran tan estúpidos como para adentrarse en el bosque, acercarse demasiado a una manada y, sobre todo, que realmente había un problema que ellos intentaban encubrir.

𝕹       [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora