Capítulo 21. 𝙰𝚟𝚒𝚜𝚘

255 29 2
                                    

Ulick me acarició la cara con ternura mientras esbozaba una sonrisa boba. Y aunque yo aún podía sentir el calor de mi cara, mi mente se movía tan rápido que palabras, interjecciones y frases se chocaban unas contra otras; desbocadas. Parecía un choque en cadena. Yo simplemente estaba tan aturdido que no sabía realmente si lo que había pasado fue real o sólo una pequeña alucinación mental, provocada por los sentimientos que ahora mismo no se quedaban quietos.  

Un beso corto por parte de Ulick paralizó mi alrededor, los sonidos se silenciaron todos al mismo tiempo y, las luces, acabaron por apagarse porque no estaba seguro si iba a despertar en mi cama tras abrir los ojos. Tragué salida y aunque intenté abrir los labios, pese al esfuerzo, no salió ninguna palabra. Me había quedado totalmente en blanco. ¿Era posible que esto pasara tras tener tu primer beso? ¿O a lo mejor era un efecto rebote de tener la mente saturada?

—Vaya... —dijo por fin—. Realmente necesitaba hacer eso, y creo que ha valido la pena.

Abrí los ojos de nuevo —pues los cerré en el beso corto— y lo vi analizándome con los orbes vidriosos, como si tuviera ganas de llorar. Sentía el calor de la piel que cubría con su ropa, y eso me dio a entender que el calor no era simplemente por el contacto, sino también la sensación en sí. Era un radiador. Sin embargo, realmente mi mente no estaba realmente en ese presente sino en mi cabeza, formulando preguntas. 

¿Debería decirle que eso fue mi primer beso? ¿Lo asustaré? ¿Se alegrará? ¿Qué haré después? ¿Ha sido buena idea dejarse llevar y no pensar? ¿Es un sueño?, pensé tan rápido y sin control que, por la cara del moreno, parecía que me escuchaba como muchas otras veces. 

La idea era absurda, pero parecía fascinado.

Ulick esbozó una sonrisa, esta vez más alegre, y volvió a acercarme a su cuerpo sin intentar el movimiento de la otra vez. Sólo fue un abrazo, uno que me ayudó a responder a la pregunta de si esto era real o un sueño; era tan real, tan cálido, tan diferente a lo imaginado... 

—Ulick —formulé con algo de dificultad—. Esto... Tú...

Me miró sin comprender, quizá creyendo que estaría tan dichoso como él; estaba temeroso de confesárselo. Seguía teniendo los ojos brillantes y llenos de júbilo, la sonrisa que había vuelto a formarse con ese gesto tonto y sus manos me acariciaban la espalda.

—¿Te preocupa algo? ¿He hecho algo mal?

—N-no, yo... Sólo quería decirte que... —titubeé, ahora era yo quien le costaba expresarse. Tenía miedo de que decirle aquello provocara un efecto negativo, aunque tarde o temprano tendría que hacerlo. Era lo correcto.

Él apoyó su frente contra la mía e inconscientemente me mordí los labios. Sentía nervios, una emoción difícil de controlar si él se acercaba demasiado y me embadurnaba de calor a la vez que me acariciaba, me miraba, me trasmitía ese olor tan característico en él... Pero mientras yo meditaba si confesárselo o no, él se mordió ligeramente los labios. Estaba ansioso, aunque sería paciente y no cruzaría la línea que yo había marcado. 

Eso esperaba, porque iba demasiado rápido.

—Si te preocupa llegar tarde a casa, le explicaré a Eddy que...

—No, no es eso —le corté. Aún estaba sonrojado y juraría que a él le encantaba verme de ese modo, un rubor que me hacía parecer tierno y frágil. A mí me avergonzaba sentirme de ese modo—, es que... ¡Tú has sido mi primer beso! —terminé gritando, avergonzado, mientras cerraba los ojos para no ver su expresión facial.

Silencio e inmóvil, así estábamos ambos. El tiempo pareció a moverse, pero esta vez con mucha más lentitud, junto a los sonidos de la naturaleza nocturna. Hasta que finalmente él se rio entre dientes, gesto que no pude comprender. ¿Se estaba riendo por esto? Lo miré y vi que no era una risa graciosa, sino que ocultaba una emoción que le hacía tener los ojos más vidriosos. ¿Estaba nervioso? ¿Emocionado?

𝕹 o c t i s  [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora