Capítulo 10. 𝙻𝚊 𝚙𝚕𝚊𝚢𝚊 (𝟸)

348 39 8
                                    

Cuando finalmente llegué a la playa con los demás, el pequeño grupo se había transformado en muchos otros, se habían multiplicado. Habían grupos con más adolescentes y también podía verse grupos con gente un poco más mayor que nosotros. Muchos de esos grupos provenían de otras escuelas, institutos privados donde una pequeña élite muy selecta podía entrar. Había escuchado que el propio instituto elegía a los alumnos, aunque obviamente eso sólo eran rumores que alguna vez llegué a escuchar por el pueblo.

La comida había empezado a repartirse al igual que las bebidas, ninguna alcohólica, y todos hacían hueco entre sus hogueras para cogerlas de la mesa improvisada. Sabíamos qué era cada cosa, aunque las bebidas corrían por parte de Helena, Aaron y Dan. Pese a que fui el último de todo mi grupo, Ulick no dudó en presentarme al chico de mayor edad, como si fueran amigos de toda la vida. Éste me observó con curiosidad a la vez que el moreno intentaba atraparlo con su conversación; Sasha, mientras tanto, se había ido con el grupo de Claude y no supe la razón de ello.

Repartieron los sándwiches y Ulick me tendió un refresco de manzana sin separarse de su acompañante, lo que causó bastante intriga en mí. ¿De qué se conocían? El mayor también presentó a su grupo que se componía de doce personas, y como yo era un negado para recordar caras y nombres, únicamente me quedé con suyo, el de un chico un año menor que nosotros y el de una chica que resultó ser su hermana. El más mayor se llamaba Oliver, su hermana era Allyson y el más joven Jake.

Me coloqué entre Dan y Ulick, y aunque el moreno estaba enfrascado conversando con Oliver, Dan parecía estar más atento en otras cosas, una persona llamada Irma que decidió juntarse con un grupo únicamente compuesto por chicas. No era necesario estallar su burbuja, se le veía bien en ese estado; al menos, gracias a ello podía cavilar entre silencios lo que había pasado en el bosque mientras comía.

Mis pensamientos se vieron envueltos en una nebulosa que sacudía todas las cuestiones de mi cabeza, mezclándola con mis propias respuestas y las suposiciones que adjuntaba como peros, y aunque poco a poco tenía algunas preguntas ya solucionadas por lo que había visto en los últimos días, habían otras preguntas nuevas. Y esas nuevas cuestiones eran las que me perturbaban, porque estaba dudando de algo importante: mi sexualidad.

❍❍❍❍❍❍❍❍❍❖❍❍❍❍❍❍❍❍❍

Las nubes poco a poco fueron acercándose durante el almuerzo con tranquilidad. Se deslizaban por el cielo azul, ocultando y destapando el Sol que nos daba calor; también alargaba las sombras sobre la arena y, en algunas ocasiones, dotaban a las olas de un azul casi negruzco. Lentamente la gente que terminaba de comer lo suyo se iba con otras personas, haciendo varios grupos: Algunos sólo eran para intercambiar chismes de los chicos o sus opiniones sobre los recién llegados, otros se fueron en dirección al mar para lanzar piedras y competir quién la lanzaba más lejos mediante saltos; otro grupo se fue en dirección a las pozas y un pequeño grupo compuesto por cinco personas volvía a jugar al vóley playa.

Podía ver como también algunos tanteaban el terreno con los demás, a veces para quitarse de encima la desconfianza y otras veces para intentar algo más allá, algo más íntimo. Dan se marchó con Irma, transformándose en su sombra mientras ésta se iba con varias chicas a ver el pueblo. 

Cuando la mayoría se dispersó de las fogatas, vi como Oliver le daba un pequeño codazo a Ulick, adjuntando un giño mientras se marchaba con Jake y Allyson a dar un paseo. ¿Nos iban a dejar solos? No, no lo estábamos, había alguien más que no dudó en sentarse en la misma zona.

El chico era joven, quizás de la misma edad que Jake. Tenía el cabello negro y largo hasta los hombros, brillante y bien cuidado; y pese a que el viento le azotaba el cabello con cuidado, en ningún momento quiso atarlo con la goma de su muñeca. Su piel era de un ligero tono rojizo y de apariencia sedosa, los ojos negros como una noche sin luna que se situaban sobre unos pronunciados pómulos. Su rostro seguía mostrando zonas donde la juventud aún le perseguía.

𝕹 o c t i s  [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora