E P Í L O G O

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Ulick me ayudó a entrar a su coche, evitando que hiciera una mala postura. Me había dicho que tenía una sorpresa para mí y que tenía que vestir bastante elegante, cosa que me sorprendió bastante porque no lo veía a él como alguien tan... refinado.

En cuanto entré en el coche no pude evitar mirarle una mirada ceñuda, guardando ciertas dudas ante su sorpresa; sin embargo él, ocultándose en una sonrisa, decidió ignorarme mientras sacaba el coche de la zona.

 —¿No vas a darme una pista aunque sea? ¿Es un restaurante? ¿Una cena en la playa de tu familia? ¿La feria?  —lo avasallé a preguntas un poco molesto; no me gustaban las sorpresa que estaban ligadas a cosas caras, me hacía sentir culpable y como si le debiera algo a alguien.

 —Ya te dije que tenías que pensarlo por ti mismo, caperuzo  —me respondió con una sonrisa burlona en los labios y yo contuve el aliento como lo haría un niño enfurruñado.

 —¿Sabías que hoy estás deslumbrante?  —intenté optar la táctica del halago, a lo mejor así lo ablandaba un poco.

 —Sí  —me sonrió —, y me lo dirás más veces. Pero yo seguiré diciendo que tu estás para comerte lentamente.

Siempre bromeaba, sobre todo utilizando esa clase de chistes tan... suyos. Aunque yo no exageraba, Ulick estaba arrebatador y cualquier podría pensar lo mismo; verlo vestido con un traje tan negro como las alas de un cuervo y una corbata roja resaltaba mucho su piel. Yo en cambio iba con una camisa blanca y unos pantalones azul marino, comparándome con él yo iba mucho menos arreglado. ¿Por qué decidió vestirse de esa manera?

 —Espero que no sea una cena con tu familia. La última vez que fui, Maya, casi me arranca el brazo con uno de sus abrazos  —gruñí y él sonrió de oreja a oreja —. ¡Venga, suelta prenda!

 —No —canturreó.

Cuando iba a replicarle un poco más, esta vez haciendo algo más físico —cosa que no siempre fallaba—, el sonido de su teléfono me quitó las ganas de intentarlo. Sacó su teléfono y aceptó la llamada rápidamente.

 —¡Hola, Eddy!

 —¡¿Qué?!  —grité y entré en pánico.

Desde el primer día que salí del hospital Eddy se había vuelto mucho más pesado y estricto. Dos largos meses de normas incoherentes y absurdas salían de su boca cada cierto tiempo, cambiándolas constantemente y que no paraban  de sacudirme. Además de que mi comportamiento con mi madre había efectuado un cambio de roles inesperado: yo parecía el padre y mi madre la hija, aunque sólo temporalmente porque cuando Alice se ponía a enviarme mensajes al correo se ponía como toda una inquisidora.

Acordamos hablar cada pocos días para que no se me hiciera tan pesado. ¿Y qué pintaba Eddy ahí? Él me lo recordaba constantemente, siendo tan puntual como un reloj. Tampoco podía evadirlo, porque enseguida estaba mi madre llamándome al teléfono. Afortunadamente durante estos dos meses descubrí que estaba encantada viviendo en San Diego, incluso a veces me insinuaba que fuera con ella una temporada. Me negué pese a las miradas de Ulick que me reprochaban que no rompiera el contacto. No iba a hacerlo igualmente.

La relación entre Eddy y mi novio fue... difícil. El tratado de los cazadores con la manada de Iris fue modificado en algunas de sus clausulas y se amplió antes de la siguiente renovación. Ulick no podía verme cuando le daba la gana, sino cuando a Eddy le parecía bien, y eso no siempre era posible. Sin embargo, nosotros éramos muchos más listos que él y pese a cerrar la puerta principal con llave, además de la trasera, el moreno me sacaba por la ventana para ver las estrellas en el tejado.

A veces se metía en mi habitación y nos pasábamos horas hablando, riéndonos, besándonos, abrazándonos... Nunca llegando a culminar uno de los mayores deseos de Ulick. Lo lamenté todas y cada una de las veces, pero él insistía en que podía ser muy paciente si se lo proponía. Yo lo ponía en duda constantemente. Algunas noches se intensificaban tanto que tenía que darle en su zona más sensible para que no siguiera, se cegaba y si yo no me anticipaba antes de la explosión, acabaría lamentándolo.

𝕹       [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora