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— ¿Que estas haciendo? — Su voz suena como un susurro y podría jurar que acaba de despertarse, siendo más ocho de la noche. — Acabo de despertar por mi parte.
No había respondido sus mensajes y llamadas desde dos semanas otra vez, por qué no me atrevía a mirarlo y admitirme a mi misma, que estoy comenzando a sentir algo por él, se podría decir que se coló un poco el pánico en mi cuando se marchó la mañana siguiente a que mi madre se presentara aquí y me pareció mejor ignorarlo mientras buscaba excusas de los sentimientos extraños que estoy teniendo. Pero esta vez, me pillo desprevenida, solo conteste sin fijarme en la pantalla mientras entraba en mi departamento.
— Acabo de llegar a casa. — Me siento sobre el sofá con leve dolor de espalda y dejo descansar los pies en los apoya brazos. — ¿Por qué?
— Uhm. — Murmura, es tentador cuando hace esos sonidos. — ¿Quieres venir aquí conmigo? Creo que me hace falta tu compañía.
Todo en mi grita desesperadamente si y aún que no es sábado, quiero ir con él, pero mi orgullo es más fuerte y demostrarle también que no estoy tan interesada como en realidad lo estoy.
— ¿Que dices Min-Su? — Sigue susurrando y incluso bosteza. — Yo- te extrañó.
De la única forma que puedo describir como me siento cuando lo escucho admitir eso, es como si estuviese en una montaña rusa, por qué tengo una gran variedad de sentimientos en un solo segundo. Pero obviamente siendo tan idealizada con que existe esto, busco la excusa, de que estoy cansada y por eso mi cuerpo se siente enternecido por él, no por sus palabras o lo lindo que es.
— No lo se, yo- no me siento bien hoy Jaehyun.
— ¿Estas enferma? — Pregunta con tono preocupado. — ¿Que tienes? ¿Necesitas que te lleve algo o que te acompañe a ver un doctor?
Decirle que estoy en los días del mes, llamado periodo, no es tan romántico o sensual como para decírselo directamente y que esté preocupado por ello, sobre todo cuando nosotros no tenemos nada más que encuentros sexuales, así que me quedo en silencio unos minutos ingeniándomelas. Pero de todas formas, es algo normal con lo que tenemos que vivir y ocultarlo no está bien, hay que normalizarlo y no avergonzarnos de nuestro cuerpos.
— Ya sabes- yo- estoy en esos días del mes que son complicados. — Muerdo mi labio cuando termino de hablar. — No es nada grave, me encuentro bien, solo es eso.
— ¡Ah, entiendo! — Lo escuchó reír, con ternura. — No es necesario que- que hagamos lo de siempre, podemos solo pasar el rato y ver una película, ¿ya cenaste? Te haré algo de comer, lo que gustes o te compraré lo que desees.
Accedo a ir a su casa, no por qué suena tentador ver una película con él abrazados en su cómodo sofá o por qué va a comprar la comida que yo quiera, lo hago por qué quiero verlo a él y también lo extraño, su sonrisa y su simple mirada, obviamente no se lo haré saber, me lo guardo para mi por que ni siquiera a mi misma me lo puedo decir sin sobre analizarlo y buscar razones de por qué me siento así y que no siento nada por él, siendo tan ridícula.
