ᴇsᴀ ᴇs ᴍɪ ᴄʜɪᴄᴀ | ᴊᴀᴄᴋ ᴄᴏɴᴡᴀʏ |

| Capítulo 40 |

Todos estaban de negro, era un día totalmente de luto, el cielo era gris el aire era frio.
Las miradas decían más que las lágrimas que provenían del dolor.
Han era el más perjudicado.
Se sentía culpable y totalmente fuera de control, juraría que estaría tomando hasta morir como una manera de desprenderse aquel dolor que lo atormentaria por dias, meses incluso años.

Conway estaba a lado de mi, mirando la foto de Gisele enmarcada en un cuadro negro.
Gustabo y Horacio estaban del otro lado, hablando entré si con susurros muy bajos.
El padre alabada a todos entregando oraciones y bendiciones a las personas que estabamos presentes.
No conocía mucho a Gisele pero tenía lo suficiente para saber que era mujer poderosa y ambiciosa, una persona admirable.

El padre invitaba a todos a lanzar las ultimas rosas blancas.

Dejaba a los chicos solos acercandome con mi familia.
Nos colocabamos  enfrente del ataúd con las miradas tratando de ver por última vez el rostro de Gisele.
Han pidió guardar un último de silencio entre sollozos.

Una despedida no era la palabra que siempre decíamos, personas vienen y van, el material se terminará y volvera a crearse otro.
No sabíamos lo que provenía después de la muerte.
No solo era el simple hecho dejar respirar.
La vida continuaba por más doloroso que sea.
Nos volveríamos a encontrar, las grandes almas estaran rodeando en el cielo, infierno o en la ciudad.

Las rosas se lanzaron con pequeñas frases.
"Te quiero" "Te extrañare" "Te vere en el cielo".
La tierra comenzaba a caer en la superficie del ataúd.
El hueco se lleno dejando uno vacio, los corazones de todos, algo que no se iba a reemplazar pero lo tendrían el resto de su vida.

La tierra llego a su altura exacta.

Todos abrazaban a Han entregando alguna palabra de compasión y armonia.
Han aceptaba todo, lo que realmente necesitaba es que ella saliera del ataúd.

La ceremonia había terminado.

Los chicos habían hablado con el; ordeno que hicieramos la pequeña reunión que había organizado Roman, era lo que Gisele quería.
No sería la misma diversión, estaríamos tomando en su nombre.

Roman y Tej habían acompañado a Han al aeropuerto.
Lety se había ido con Brian y Mia a comprar algunas cosas para el nuevo integrante de la familia.

Yo solo necesitaba estar en casa recibiendo un poco de paz.

-Tengo que irme a trabajar- murmuró.

Se sentía mal por tener que ser obligado a dejarla.

-Estaré bien, Suerte- Me despedía de el con un beso en la comisura de los labios.

Llamó a los chicos como un papá en un parque de diversiones.

Me quedé sola entre mil lapidas con nombres y fechas diferentes.
Miraba lo blanca que era la Iglesia.

Caminaba entre los pequeños caminos adornados de flores; olían muy bien.
Me paré enfrente de la lapida.

Domic Toretto.

Solo sonreía sin abrir la boca, no pensaba en nada, pocas lágrimas salían secandose rápidamente.

Miraba el cielo aun en color gris; el canto de los pajaros se escuchaba cuando salían de algunos arboles.