ᴇsᴀ ᴇs ᴍɪ ᴄʜɪᴄᴀ | ᴊᴀᴄᴋ ᴄᴏɴᴡᴀʏ |

| Capítulo 31 |

Madrugar era una de las especialidades de Conway al igual que jamás faltó el café acompañado de un cigarro en todas las mañanas.

Pero esta vez cambió el café por una botella de Whisky apunto de ser terminada por el.
-Dios que puto asco- rechazaba un archivo de un alumno con la cara aún más demacrada que el teniendo poca experiencia para entrar al CNP.
-¡QRR! ¡QRR!- Era Ivanov quien gritaba en la radio.
-¡10-20!- contesto alterado cogiendo lo necesario para salir de la comisaría.
No hubo ya ninguna respuesta y eso era suficiente para empezar un día más lleno de  preocupaciones e inseguridades.

El Superintendente no llamo a nadie, el alcohol que circulaba por su sangre lo hacía sentir más poderoso creyendo contra toda la ciudad, pero solo era un engaño.
Rastreaba las ubicaciones integradas en los zetas o el uniforme, no sabía si estaban vivos o no pero su ubicación aún se movía entre las calles de Los Santos.
Manejaba con precaución, mirando por todos lados, siguiendo el GPS con un arma lista.
La ubicación se detuvo en unas fábricas abandonadas.
El aparco a unas cuantas calles atras, caminaba alarmado a cualquier movimiento que no estuviera correcto.
Se adentra en la fábrica y las ubicaciones indicaba que estaban ahí.
Camino sigilosamente siguiendo las voces que circulaban por el lugar creando eco en el.
-¡Manos arriba! ¡Estan arrestados!- ordenó señalando a dos personas con la arma al frente de ellos.
-¡Superintendente Conway! ¡Es un gusto tenerlo aquí! aunque no sea en sus 5 sentidos.

Otra voz habló detrás de el haciendo ruido con una arma justo en su nunca.

Ivanov y Gonetti volvían a perder la esperanza de ser rescatados.

-Dejalos libres, me tienes aquí- hablo dejando el arma en el suelo.
-Con este público tengo cuando termine contigo- lo empujaba al suelo haciendo que se arrodillara.
-¿Por qué no te quitas la puta mascara, quiero ver que es la mierda que supuestamente me terminara- Conway escupió con asco.
-El único jefe soy yo- Uno de los sujetos pateaba la cara del Superintendente dejándolo en completamente en el suelo.
-Termina ya gilipollas- habló tratando de levantarse escupiendo sangre.

-Espósenlo con los demás- ordenó uno saliendo del lugar.
-No se preocupen, estaremos bien, encontraremos una salida- Conway revisaba todo el lugar encontrando algo que los pudiera sacar de ahí.
-Es el fin Superintendente, no sea tan positivo- hablo Gonetti desanimado.
-Nunca te des por vencido, al final del túnel hay una luz- lo replicaba una y otras veces más.
-Esto es lo que más admiro de usted- confesó Ivanov.
-¿Que?- dejó de buscar alguna salida, solo se tenía una mirada confiable en su compañero.
-El hecho que estemos por mir y usted trate de ver lo positivo, es admirable- Ivanov sonríe con unas cuantas lágrimas resbalando por las mejillas.
-Al menos moriremos juntos compañero- Gonetti miraba a Ivanov sonriendo aguantando las lágrimas.
- Cerrar la puta boca, no hagan el gilipollas, saldremos de aquí los 3- volvía a buscar alguna salida.
-Gracias por sus regaños, fue un padre que no tuve, quien pude admirar y querer- soltó Ivanov al escuchar de nuevo unos pasos acercándose.
-Esta bien si no nos quiere pero nosotros a usted si, y por lo menos los pocos momentos juntos con usted han sido los mejores de mi vida, gracias- Era lo último que Gonetti hablaría.
-Vamos a salir de aquí e iremos a tomar unos tragos, entregaré mi....- No terminó la frase por ver entrar 3 personas enmarcadas.
-¿Entregaras que? ¿El culo?- habló uno de ellos dando indicaciones que los levantaran.
-Veremos el hermoso día compañeros- habló uno de los sujetos sacándolos del lugar.

No se podían ver muchas cosas para reconocer y tener alguna pista, pero sabían que no regresarían todos a la comisaría.

Megan despertaba por fin, amando el nuevo día siendo positiva.

Noto que el móvil no paraba de vibrar en la mesita de noche.
Eran miles y miles llamadas perdidas entre Gustabo, Horacio y Volkov.
Horacio volvía a llamarla; ella aceptando sono la persona más alegre.
-¡Mi niño! ¿Cómo estás?- Me levantaba de la cama caminando a las escaleras.
-Escucha, creemos que secuestraron a Conway, no sabemos nada el lo buscamos por todos lados y no hay ningún rastro, no contesta llamadas- hablo rápido Horacio casi por empezar a llorar.