~Día de campo, parte 2~

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Esta situación se esta tornando incomoda y el ambiente muy tosco la verdad.

-Eh si quieres mejor me voy- dice Dylan.

Sin ser dueño de mis pensamientos, al parecer mi subconsciente es el que toma el control de mi mente, porque en pleno juicio jamás le hubiese dicho esto - no, quédate- fue lo que le dije y no se porque, se supone que no soporto tenerlo cerca y ahora le estoy pidiendo que se quede.

Veo que Dylan se esta acercando a mi muy rápido y mis manos comienzan a sudar, siento hasta los latidos de corazón en mi garganta y eso no me pasa muy a menudo, mejor dicho nunca.

Su rostro lo siento cada vez más cerca y se preguntaran como se esto y es que el olor a menta con ron que sale de sus labios llega hasta donde estoy - Dios santo, que olor más embriagador- pero que carajos estoy pensando, Marcos despierta ya.

Cuando por fin diviso su rostro, por la escaza luz de la luna que entra por una pequeña ventana, me doy cuenta de que tiene su cara demasiada cerca de la mía, sin embargo, me atrapo mí mismo infraganti observando sus hermosos y carnosos, labios color rojos carmesí.

Cada vez que los veo estos palpitan, son tan grande que siento que me llaman para devorarlos-pero que demonios estoy pensando- digo en mi mente.

-De verdad quieres que me quede aquí, a tu lado, junto a ti- me dice tan cerca de mi que su perfume entra por mis fosa nasales.

Para este punto estoy como una gelatina y solo quiero una cosa - besarlo- de verdad que no sé qué tengo, pero quiero hacer eso, pero no puedo, así que solo hago lo único que se me ocurre- me voy, no puedo estar en este lugar, así que salgo de ese lugar lo más rápido que puedo. Al estar afuera de la casa de mi amigo suspiro de alivio, no sé porque pensé todo eso, deben ser los efecto del alcohol más las ganas que me ha dejado mi amiga. No obstante, mi ojos casi se me salen al notar algo en mi - pero que diablo, acaso eso es ¿una erección?

Ya señores, eso fue lo que paso y no se porque paso, nunca en la vida me había pasado eso con un chico.

-Marcos, despierta de tu sueño- dice mi padre sacándome de mis propios pensamientos, creo que me fui un poco lejos contándoles que ocurrió.

Veo que todos salen del del auto y yo intento hacer lo mismo, sin embargo, una persona no me deja.

-sabes que tenemos que hablar de lo que paso anoche verdad- me dice Dylan evitando que salga del carro.

Justamente por eso no me agrado la idea que viniera con nosotros, se que est momento llegaria, pero quiero evitarlo lo más que puedo, ¿pór que?, simplemente no sabría que responderle.

- ¿anoche?, que yo sepa no pasó nada Dylan- le digo, intentado abrir la puerta.

-si, si que paso y tu sabes perfectamente que- dice.

Santo Dios que digo o que hago.

-no, no pasó nada Blackwood- le digo ya con una mirada molesta, tal vez así se calla y deja que me baje.

-Tal vez no pasó nada en sí, pero sabes bien lo querías hacer, porque yo quería exactamente lo mismo Evans- dice.

No sé cómo, pero salgo del vehículo antes de que diga algo que tal vez no deba y luego me arrepienta.

-Ehy papá que sucede- digo acercándome a ellos.

-Hubo un asesinato en la fabrica Forrester- dice el padre de la persona que deje solo en el auto, apagando su celular.

- ¿un asesinato? Aquí en Phoenix, vaya eso si es algo nuevo e interesante- le digo, pero creía que fue en voz baja, pero no al parecer lo dije tan alto como para que mi madre lo oiga y así termine ganándome un golpe en la cabeza.

-Bien, que hacemos aquí, vamos de regreso- dice mi hermana.

Por la mirada que tiene, se que ya se involocrara en todo eso, esa curiosidad de ellas es algo que me gusta y a la vez me preocupa.

-Si, creo que será lo mejor, Analís tiene que volver porque habían más persona y tal vez alguno este herido y como nueva jefa del hospital debe estar allí- dice el señor Blackwood.

Todos acordamos que lo mejor es volver, así que sin esperar más ponemos los coches en riversa para volver.

De pronto me detengo,porque no me había percatado de un detalle, mejor dicho, uun detallazo. Tendré quecompartir auto con él de nuevo y después de esa charla que tuvimos - ay, Dios ayúdame, prometo portarme bien ya- digo mirando hacia la persona que esta en auto con la mirada un poco perdida y lejana.

Phoenix [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora