~Hola Roja~

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Sherril.

Es increíble como la vida puede cambiar de un segundo a otro, un sábado cualquiera estaría a estas horas, leyendo un libro o escribiendo otro capitulo de mi novela, sin embargo, aquí estoy, en la casa de los Blackwood dirigiéndome a su patio trasero, aunque eso no es lo mejor del mundo, pero es la mejor opción ahora mismo, después de lo ocurrido.

-Ehy pequeña, la señora Blackwood me ha dicho que te buscara, para informarte que te pides disculpa, los platos que te envió a buscar estaban en la alacena de la cocina, el señor de la casa los había puesto ahí- me dice la señora Pérez, un mujer tan hermosa, con ese tono de piel bronceada y cabello oscuro, creo que es de procedencia mexicana.

-Muchas gracias, señora Pérez- le digo amablemente.

-De nada querida- me dice y se va a su grupo de amiga.

Dios señor Blackwood no podía poner esos plato en un lugar más visible, así me hubiese ahorrada la previa vergüenza que pase con su hijo - pienso-

Mis ojos se dirigen a los aplausos proveniente de las personas que ahora se encuentran aquí. -Genial esto es la cereza que le faltaba al bizcocho de problemas que es mi vida-

-Hola Sherril-

-Hola, Amada- digo

Verán esta chica de Nombre Amanda Miller, es la hija del alcalde de este pueblo, no soy nadie para juzgar a ninguna persona, pero con esta chica es la excepción, ella no me cae bien y yo a ella menos y siempre ha sido así, aunque ella fue la que comenzó con esta rivalidad y si, se que debemos aprender a perdonar y esas cosas, pero con esta persona esa es una situación un poco compleja.

Nuestro sentimiento mutuo empezó desde temprana edad, aun recuerdo la vez que en clase matemáticas pego en mi silla un secante y me senté en ella y después no podía pararme o la vez en clase de educación física cuando se llevó toda mi ropa, Dios realmente esta chica es un cayo en las pompis.

-Como esta la hija de nuestro adorado reverendo Alexander Evans-

Sus palabras pueden no ser malas, pero el tono en que las pronuncia es que hace que mi sangre comience a arder.

-Mejor me voy, no vaya a ser que se me pegue algo de tu intelecto tan alto Amanda- le digo, con el mismo tono sarcástico que previamente uso ella.

-No es raro en ti que salgas corriendo, como sea, siempre lo has hecho- Y son eso, se marcha.

Dios como detesto a esa chica, es una persona tan irritante que es imposible que no te caiga mal desde la primera vez que la vez.

Sacando a Amanda de mi mente, y créanme es lo mejor, me siento en uno de los banquito a observar la fiesta, hay personas hablando, niños jugando, padres felices, Dylan vestido de guerrero y su hermanita de una especie de princesa dragón, mi hermano con cara de que va a terminar matando a las hermanas Olson esta vez, esto último me hace reír mucho porque una de ella esta aferrada de una de las piernas de Marcos.

Siento que alguien se sienta a mi lado y me debato entre mirar quien es o quedarme observando la fiesta, sin embargo, yo no soy quien rompe el hielo primero.

-Hola roja-

Esas palabras logran que me gire y mire a quien esta sentado junto a mí.

-Hola señor B-

Se preguntaran porque el señor B le dice roja y porque yo le digo señores B a los padre de Dylan y Max, pues resulta que desde pequeña me he encontrado el apellido de esta familia un tanto largo, así que un día dije que los llamaría señores B, aunque la madre de Dy sigue insistiendo que la llame por su nombre, pero bueno, resultado de esta apodo tan ingenioso que surgió de mi cabeza, el señor B dijo que para que estuviéramos empate me pondría un apodo, él lo pensó por varios días, hasta que en uno de eso días me llamo roja, inmediatamente le pregunte porque ese apodo, porque yo no tengo cabello rojo ni nada por el estilo, él me dijo que era por mi nombre, que este le recordaba el rojo tan intenso que tenían las cerezas de uno de árboles de su hogar de infancia, se me hizo tan tierno esta respuesta que solo pude abrazarlo y decirle que me encantaba ese apodo.

- ¿Por qué estas tan sola roja? - me pregunta.

-Prefiero observar a las personas de mi alrededor y ver sus acciones- le digo

- Esa siempre ha sido una de tus mejores cualidades, tu casi no hablas, pero si observas y notas cosas que otros no, eso es algo que no muchos saben hacer, nunca dejes de utilizar esa cualidad innata tuya, te servirá mucho en un futuro roja-dice el señor B.

A veces siento que toda esa ciencia y medicina del señor B, le da afectado un poco, porque a veces dice cosas sin sentido o bueno yo no lo entiendo, pero bueno, todos los científicos son algo raros ¿no? Y el señor B no es la excepción, pienso esto con una sonrisa en mi rostro.

Phoenix [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora