~Mi Flor~

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Max.

No era necesario que ella me dijera que era lo que pasaba por su mente, al verla ahí frente a mi espejo, con los ojos hinchado, la cara con rastro de sangre seca en ella, solo me hizo pensar en lo que estuvo a punto de pasarle.

Aun con ese aspecto tan triste, seguía pareciéndome la niña más bella que mis ojos hayan visto, siempre ha sido así, siempre la he considerado la flor más hermosa del jardín, pero esta noche mi flor estaba agobiada, estaba desanimada y es comprensible, considerando lo que aquel canalla intento hacerle.

Mi error fue verla, mi gran error fue voltear a mirarla, porque desde el instante en que la vi, estando en mi baño los dos y observando el estado semi desnuda en el que estaba no quería dejar de verla jamás. Mi intención no fue entrar de aprovechado y verla así, creía que aún seguía con ropa esperando las toallas que Sali a buscar, pero no fue así, estaba en ropa interior y Dios, definitivamente ya no es la niña que solía ser hace algunos años, ya no era la niña de mis ojos, era la mujer de mis sueños.

Juraría que en un momento iba a parecer la Sherril que conozco, esa cabra loca, que me saca de mis casillas con su carácter de estiércol y me echaría del baño a gritos, pero no lo hizo, hizo lo que jamás creía que iba a hacer, me vio a los ojos sin gritar, sin discutir, sin resabiar, solo me veía a los ojos con una mirada profunda y cautivadora.

Al ver sus ojos, pude notar cuantas emociones estaban atravesando en ella en esos minutos, eran varias y no necesite usar algún don para saberlo, su mirada era tan profunda y transparente que te dejaba ver casi hasta su alma. Al verla así, me hizo recordar aquella niña de la cual me había enamorado desde niño, la veía enfrente de mí y solo quería besarla, quería y lo deseaba más que nada, mientras más me acercaba más grandes eran mis ganas y cada vez era meno mi fuerza de aguantarme a hacer aquello que tanto anhelada.

Justamente cuando lo iba a ser, mi hermanita me llamo, no quería dejar de nuevo a mi bonita sola, pero Nora me llamaba. -Donde carajos esta Dylan, se suponía que estaría con nuestra hermana- al abrir mi puerta veo a Nora parada con un osito de peluche.

-¿Qué pasa nena?- le pregunto.

-No puedo dormir y Dylan esta roncando Max- me dice haciendo pucheros.

Me señala con su manita que me acerque a ella.

-Dylan ronca como un oso, a veces creo que inverna como ellos- me dice al oído mi hermanita, haciendo que me ría.

-No digas eso, ese oso podría escucharte y entonces sería un oso gruñón- le digo, sabiendo la capacidad auditiva de nuestro hermano.

-Si es verdad- me dice, pero se queda analizando algo.

- ¿puedo dormir contigo?, por favor es que Don oso no me deja dormir y esta princesa necesita dormir - me pregunta haciendo como que se va a desmayar.

Esta niña es un caso, en otra circunstancia claro que la dejaría dormir conmigo, pero como le digo que tengo la mejor amiga de don osos en mi habitación bañándose.

-Mira nena, mejor no le digas a si a Dylan podría escu- pero mis palabras se quedan cortas al ver a mi hermano parado en su puerta.

-¿Quién es don oso Jovencita?- Dice un Dylan muy gruñón.

-Él lo dijo- me señala mi hermana.

- ¡Nora ¡- exclamo.

-Lo siento, pero el me da miedo cuando se enoja y tu eres más grande que yo, te podrás defender mejor- me dice susurrando.

Esta muchachita de verdad es un caso, no se como en un cuerpo tan pequeño cabe tanta inteligencia.

-Nora, a dormir- le dice Dylan señalando hacia su habitación.

Esta me da un abrazo y yo le dio un beso, se va con la cabeza agachada de vuelta a la habitación de don oso.

Camino hacia Dylan para decirle algo.

-sabes el susto que me di cuando no vi a nuestra hermana en mi habitación- le dice con las cejas cruzadas.

-Ya cálmate, tus ronquidos no la dejaban dormir- le digo.

-Bueno, está bien- me dice entre sueño, se nota que si estaba bien dormido.

-Ve a dormir y deja que ella duerma también don oso- le digo entre risas.

-Lindo short, por cierto- le comentó al ver sus short de osito.

-JA JA- me dice mostrando su dedo del medio y cerrando la puerta.

Me regreso a mi habitación, al escuchar las risas de mis hermanos, por último- creo que jugaran a la guerra de cosquilla antes de dormir- pienso.

Me dirijo a mi habitación para regresar con mi bonita. Al entrar la veo sentada mi lugar de escribir.

-Ya estoy lista, cumple tu parte del trato ahora- dice una jovencita sentada en mi escritorio, en un tono muy directo.

-Bien- le digo cerrando la puerta tras nosotros.

-Te queda bien la ropa de mamá, por cierto- le digo caminando hacia mi cama.

-Gracias Max- me dice.

-Bien Evans que es lo que quieres saber- le digo.

Ella se acerca a mí, lo cual comienza a hacer que me ponga nervioso, se queda de pie en frente de mi y agarra mi rostro entre sus manos.

-Todo, quiero saberlo todo Max- me dice.

Su respuesta me toma por sorpresa, solo veo que se sienta esta vez junto a mí, en mi cama, a mi lado.

-Mierda, por donde inicio- pienso.

No quiero mentirle, además se que notara si lo hago, pero no quiero asustarla, pero se que no descansara hasta que le diga todo, la conozco lo suficiente para afirmar esto.

- ¿Por dónde quieres que inicie? - le pregunto.

Si respuesta es dura y directa.

-Tus ojos, ¿por qué cambiaron así? y no digas que fue mi imaginación por lo que estaba pasando, vi perfectamente como tu ojos cambiaron, ¿cómo lo hiciste?, ¿Qué demonios eres Max?.

Esta chica es muy directa, va justo al grano del asunto.

-No estas loca y no te lo imagínaste Sherril- comienzo a decirle con la mirada cabizbaja.

-lo que viste fue real, no fue por lo que estaba ocurriendo, bueno en parte si, pero paso, no fue tu imaginación ni nada de eso, mis ojos cambian así dependiendo mi estado de ánimo- prosigo.

- ¿Como es posible eso Max? - dice.

Me sorprende su estado, otro en su lugar estuviera llorando, o corrigia de aquí, después de lo que vio, pero ella sigue aquí, atenta a cada palabra que me digo.

-Por que no soy humano, por eso es posible Sherril- le digo mirando la esta vez, frente a frente.

Phoenix [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora