~Å herden min~

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Dylan.

Dignidad, mi dignidad, en eso debería de estar pensado, en esa pequeña palabra de tres silabas, pero no, aquí estoy pensando en él, pensado en lo que estuvo al punto de pasar entre nosotros, ¿porque no di el primero paso?, era muy obvio que él también lo deseaba o eso me dictaba mi instinto, pero no, no hice nada, solo deje que se fuera.

Era tan visible que él también quería lo mismo, prácticamente escuche sus latidos y por la rapidez que estos tenían, era más que evidente que era porque algo lo incomodaba o lo ponía nervioso y lo único que podía ponerlo en ese momento y en ese estado, solamente podía ser yo, solo estábamos nosotros y nuestras respiraciones, no negare que estaba a escaso centímetro de hacer lo que tanto quería, pero no sabía si realmente él también lo quería o simplemente era yo que estaba mal interpretando todo, por eso no me atreví a besarlo.

Luego cuando estábamos en el auto su padre no dude en preguntarle, quería y necesitaba saber si en verdad él quería lo mismo que yo aquella noche o solo era mi mente y sus juegos, lo más frustrante es que tengo la capacidad de poder averiguarlo, es tan molesto a veces saber que piensan todos, porque piensen tantas idioteces, pero es muy fácil entrar a sus mentes, pero cual es el problema aquí, ah pues con él no puedo, lo intente en el auto y no pude, es como si mi poder se bloqueara con él y eso es algo extraño y muy interesante, es solo otro humano así que no entiendo porque mis poderes no funcionan con él.

Cuando sabes todas las grandes estupideces, frivolidades y hasta morbosidades que tienen en la cabeza muchas personas es algo un poco genial, porque puedo jugar con esos pensamiento un poco y hasta cambiarlos un poco, pero esta vez no es divertido, desde que llegue a casa y mis padres, Max y yo estábamos el laboratorio de papá, mi pensamientos aún seguían en él, se que acorde junto con Max investigar sigilosamente a todos aquí y eso debería de estar haciendo, pero como el destino a lo cual al parecer no le agrado mucho, aquí estoy, en clase de Educación física, de nuevo a escasos centímetros de él, la diferencia, pues estamos en medio de una práctica de futbol.

-Bien chicos es todo por hoy, vayan a las duchas- dice el entrenador.

-Buena jugada Dylan, es un gusto tenerte de nuevo aquí amigo. Dice un chico y le sonrió en modo de agradecimiento.

Ya en los vestidores que son dos por suerte, comienzo a desvestirme para esperar que algunos de los chicos terminen de bañarse, al parecer la mayoría se fueron al otro vestidor, ya que solo veo a algunos miembros del equipo.

-Todo tuyo Blackwood- dice Nolan, un chico moreno, recuerdo que su familia es de México y vinieron a vivir a este pueblo cuando él era pequeño.

-Hey Pato vienes- le dice Nolan a un chico que le apodamos Pato, porque era el más pequeño del jardín de infancia-Creo que nunca debimos irnos-pienso.

-Adiós chicos- les digo sonriendo al verlos irse- agito mi cabeza en negación, pero con una sonrisa, porque Pato y Nolan son mejores amigos, pero quien los ve, diría que se odian por sus juegos.

Camino a la ducha que esta de ultima, al abrir la llave casi me salgo de lo fría que se encuentra el agua- Dios, yo no soy mi hermano que tiene el alma congelada y aguanta esta frialdad, yo soy el que tiene corazón Diosito- expreso mirando al cielo.

-Que bueno, que este vestidor esta solo- dice alguien entrando.

Opto por guardar silencio, porque se de quien es esa voz, ignorando la temperatura del agua me enjabono el cuerpo.

-Hola, creía que estaba solo, disculpa bro- dice, todavía no ha visto que soy yo quien se encuentra aquí.

Opto por no responder, porque lo más probable es que se vaya, si nota que soy yo.

-Hey que buen tatuaje tienes, me gusta la forma de ave que tienes en la espalada- vuelve a decir.

Bien tendré que responderle en algún momento, porque no soy mudo y enserio quiero hablarle, parece que vio de pronto el tatuaje, pero no se fijó bien en mí.

-Es un Fénix- digo, sabiendo que al instante en que esas palabras salieron de mi boca, ha reconocido mi voz, confirmo esto porque se ha quedado callado.

-Tu- es la única palabra que dice.

Comienzo a gira par quedar de frente y obsérvarlo.

-Si yo Marcos, soy yo Dylan- le digo.

Me volteo y dejo de darle la espalda, para verlo, pero lo que si veo es que este se está poniendo muy rojo rápidamente al verme, el motivo es más que patente y creo que es muy objetivo, estoy totalmente desnudo ante él.

-Es un fénix Marco- vuelvo a decir, veo que este voltea su cabeza para disimular tu enrojecimiento, sin embargo, es algo tonto considerando que este es muy notorio en él – Bien este parece ser el momento indicado para preguntarle lo que tanto deseo que responda- Por eso decido acercarme a él lentamente, veo que vuelve a mirarme de pronto, pero vuelve a gira su mirada.

-Este tatuaje lo tenemos mi hermano y yo, pero en lados opuestos- le digo cada vez más cerca de él.

-No crees que estas muy cerca Blackwood- me dice tragando saliva.

-No lo sé, dime tu Evans, ¿acaso estoy muy cerca de ti?- le digo, lambiendo mis labios y viéndolo.

-Creo que es mejor que me vaya- dice algo incómodo.

Puedes irte, pero antes déjame preguntarte algo y quiero que me respondas siendo sincero- Marcos, la noche del juego en la casa de Joel- comienzo a decir más cerca de sus labios- Esa noche que estábamos solos, pero juntos en ese sótano yo quería algo de ti, aún lo sigo queriendo y demasiado, mi pregunta es  ¿Evans querías tu algo de mí también? - le digo ya a milímetros de esos labios tan jugosos.

Ven eso del cielo y el infierno, creo que ahora estoy conociendo el cielo y estoy en el mismo paraíso, Marcos no hablo, no dijo nada, solo termino con el espacio que había entre nosotros, es algo que me tomo por sorpresa, pero esta sorpresa pudiera pasar más a menudo- Dios estos labios son la misma gloria divina- muerdo, jalo, subsiono su boca con una desesperación colosal, me sorprende a mi mismo cuanto deseaba esto, parecemos dos gladiadores en una batalla, nuestros labios parecen fueron hechos a la medida del otro, tenemos una sincronía que daría hasta miedo, mi lengua se encuentra con la suya y comienzan con un duelo bestial por ver quien puede más, -oh Pastorcito creo que me estas comenzando a gustar o no se qué es, pero si se que te quiero así siempre- pienso, mientras nos devoramos mutuamente, si me dieran a escoger un lugar donde quedarme, sin dudas escojo estos labios, lo escojo a él y escogiera quedarme así, para este momento necesitamos respirar y tomar aire, nos observamos a los ojos, pero con las respiraciones como si fuéramos dos correcaminos.

Sus labios están más rojo e hinchados y no dudo que los míos también estén así, este pastorcito sabe usar esa lengua y esos labios muy bien y no para predicar precisamente.

-Grandiosa respuesta Blackwood- le digo viéndolo a los ojos.

Este trata de decir algo, pero no puede y sale corriendo.

Sonrió como un bobo al verlo corriendo-Yes, lo sabía- digo dando un brinco en el aire de la felicidad.

-Å herden min- digo agitando la cabeza con una sonrisa enorme – creo que esta noche definitivamente no duermo- digo metiéndome de nuevo en la ducha para terminarme de duchar.

Nota: Que emoción por fin se le cumplió su deseo a nuestro Dy, estoy literalmente brincando de la emoción, Por cierto, lo que dijo fue esto; Å herden min: Oh mi pastorcito.

Gracias por leer, espero que le haya gustado este nuevo cap.

Phoenix [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora