24- Edrick

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Todo estaba listo para el velatorio. El ambiente era desolador, solamente se escuchaban sollozos, suspiros, llantos y gritos de dolor.

Nunca creí establecer lazos con alguien aparte de mi primo, pero debía de admitir que Less había sido una muy buena compañía. De todas las chicas era con la que más fácilmente se podía conversar sin que se te tirase con una navaja al cuello, obviando a Ada, pero con ella tenía una relación distinta.

A Less la había llegado a considerar mi amiga, y justo entonces la muerte había venido a por ella.

No sabía que había pasado ni cómo, pero había dejado que todas ellas entraran en mi círculo, y no me importaba, es más, se podría decir que las había invitado a adentrarse en él yo mismo.

Todos estábamos alrededor del ataúd, y junto a él había una corona de flores y una gran foto de Less.

Mónica lloraba desconsolada, tirada de rodillas en el suelo suplicándole a Dios que la trajera de vuelta. Mientras, Agnes estaba con la mirada fija en el suelo y expresión seria, pidiéndole más bien al diablo que le diera un buen recibimiento.

Y, por muy mal que esto fuese a sonar estando en un funeral, no podía dejar de mirar lo bien que le quedaba el vestido negro que llevaba puesto, era corto, pegado y escotado y la coleta alta que llevaba dejaba completamente al descubierto su perfecto rostro y sus apagados ojos.

Ada sollozaba apoyada en el hombro de Tathia, la cual tenía la mirada perdida posiblemente recreando la arrolladora escena que habíamos vivido. Y era mejor así, yo no podría brindarle el apoyo que necesitaba ella en estos momentos.

Kol se colocó al lado del ataúd, con los ojos cristalizados y carraspeó.

—Quiero decir unas palabras en nombre de Less —todas le pusieron atención de inmediato, con una expresión de dolor con la pronunciación de su nombre—. Sé muy bien que yo soy el que menos la conoció, y el que menos momentos vivió con ella pero, con tan solo unas semanas pude descubrir que Less no era como yo creía. Alessandra era una buena chica, agradable y amable, tenía un gran afán por los animales y les daba todo el amor del mundo. Porque eso era ella, era amor, era bondad y era generosidad —suspiró hondo, como si no pudiera decir lo que iba expresar.

Ada le dedicó una mirada de apoyo y él tomó aire con fuerza.

—Descansa en paz, Alessandra Jones.

Mónica comenzó a berrear con más fuerza y a gritar desconsolada.

—¿Por qué? ¿Por qué a mi niña? —estuvo a punto de desestabilizarse, pero Kol se acercó a ella y la sostuvo evitando que cayera al suelo.

Tathia se acercó a ella y la tomó por los hombros, recibiendo la atención de todos.

—El cielo se lleva siempre a las mejores personas para que le hagan compañía a los ángeles —Mónica la abrazó y Ada se mordió el puño apretando con fuerza los ojos, soltando un grito ahogado.

Odiaba con toda mi alma a Elioth y nunca me imaginé que la chica que violó era su hija, ni que su hija fuese Less.

Si lo hubiera sabido, le habría dado una paliza en nuestra celda hasta matarlo, aunque me quedase de por vida allí encerrado.

Cuando me contaba como violó y volvería a violar a esa niña me entraban ganas de vomitar y de partirle todos los huesos del cuerpo, uno a uno. Pero tuve que mantenerme callado y quieto para salir de allí.

Me sentí ciertamente culpable de la muerte de Less, si yo hubiese hecho algo cuando me relataba esas atrocidades tal vez ella estuviese aquí.

O si yo no me hubiese ido a beber de buena mañana, hubiese estado en casa y esto no hubiese pasado.

Venenosa Tentación©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora