46- Agnes

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Me vestí bajo la constante mirada de ambos sobre mí y en cuanto terminé, Edrick volvió a agarrar mi mano como si nada. Después, nos sentamos junto a Kol.

Me senté a la derecha del rubio, girándome para no verle la cara pues no sabía cómo manejar esta situación.

Yo lo rechacé y mi impulsividad me llevó a decirle cosas que de verdad no sentía, solo por mi puta manía de hacer sentir mal a los demás cuando yo estaba jodida. Me rehusé a avanzar en lo que sea que tuviese con él y por ello volvió con Bianca.

Fue mi culpa.

—¿Qué vamos a hacer? —pregunté colocando detrás de mis orejas un mechón que se me venía a la cara.

Edrick soltó mi mano e inmediatamente sentí el vacío, pero un vacío que fue rápidamente cubierto cuando abrazó mi cintura por detrás y hundió la cabeza en mi cuello.

Su respiración chocó con la fina piel de dicha zona y el cosquilleo que comencé a notar por vientre me hizo querer devorar su boca.

De verdad que me dolía que esto que teníamos fuese tan tóxico. Me dolía que fuésemos incapaces de estar juntos sin que todo se viniese abajo. Porque, joder, no sabía cómo había pasado, pero lo quería como a nadie y todas las palabras que le había dicho hacía una semana no paraban de repetírseme.

Le dije que no había sido capaz de entrar en mi corazón, ni él ni nadie, cuando realmente me desarmó con aquella primera mirada en La Calavera.

Mi impulsividad, mi miedo, todo. Lo estaba jodiendo todo.

Intentaba quererlo y sincerarme, pero entonces el mundo se me venía abajo. Intentaba alejarlo, dejarlo que siguiese su propio camino, pero entonces el mundo se me venía abajo también.

No sabía qué hacer, no quería ser así de tóxica ni prohibirle estar con nadie, no quería cortarle las alas, pero al verlo con ella, precisamente con ella, mi cuerpo reaccionaba solo. Si fuese otra....

—Agnes, Agnes, ¿has escuchado algo de lo que te he dicho? —Kol sacudió mi hombro y yo volví a mí.

—No, repítemelo —sopló mirándome como si quisiese asesinarme y yo me erguí. Tenía que centrarme ahora en lo verdaderamente importante.

—He estado investigando, y como ya visteis vosotras, ella trabaja para Dave Pierce, pero todo lo mueve la madre de Katerina. Ella, Paul y Louise, todos son marionetas de su madre y de Dave —asentí y maldije mentalmente por no poder evitar distraerme con el tacto de Edrick—. Esta noche dan en su casa un elegante baile al que asistiremos, habrá mucha gente por lo que puedes sacar a Katerina sin que nadie se entere y acabar con todas desde un principio.

—¿Qué pasó con Katerina para que le tengas tanta rabia? —preguntó Edrick contra mi oído.

Aferré mis manos a mis muslos obligándome a no perder la razón. Lo estaba haciendo a propósito, quería provocarme para ver cuál era mi reacción ante él.

—Llevamos años de broncas, por las carreras y demás. Un día, me ganó una carrera, y desde ahí comenzó a ganar alguna que otra más. Esto se le subió a la cabeza y empezó a retarme a mí, y a La Medusa. Creía que tendría el control del barrio, y a mí no me gusta que me desafíen ni que me intenten quitar lo que es mío. Desde ahí, mi odio por ella es enorme y el hecho de que tenga protección y no se deje ver me enrabia más —conté—. Acabaré con ella aunque sea lo último que haga.

Me levanté del sofá y me observaron atentamente.

—Voy a dejar claro que nadie puede pasar por encima de la hija de Luke Smith —rocé la yema de mis dedos en el tatuaje con su nombre, recordando momentos a su lado.

Venenosa Tentación©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora