2x05

6.5K 362 9
                                    

Nueva York 1997. Edificio 74. Plata 17. Apartamento 289. 6.38 a.m

Es irritante, maldito despertador, le doy mi manotazo de rutina y el sonido deja de irritarme. Gruño y noto que tengo una mano en mi abdomen, es grande, tengo sueño así que vuelvo a cerrar los ojos, pero noto una respiración en mi cuello, oh Dios santo. Intento apartarme pero el agarre se intensifica. Trago saliva.

Derek... Sueltame... Te-Tengo que ir a la universidad...— Gruñe y se acurruca más.— Por el amor de Dios, déjame salir.— Me deja ir y corro a coger ropa, no se ni lo que estoy cogiendo, salgo al salón.

No, no, mierda, me doy asco. Hay un camino de ropa desde el recibidor hasta el dormitorio. Me visto evitando mirar la ropa del suelo, cojo mis cosas y salgo, no quiero estar cuando se digne a levantarse.

Narra Derek

Doy un par de vueltas en la cama, pero el sol no me deja dormir media hora más. Froto mis ojos y miro al otro lado de la cama.

— Kendall...— Aparicio el lado de la cama donde ha dormido. Paso mis manos por la cara.— Oh, joder, lo he hecho.

Aparto mis manos de la cara pero sigo con los ojos cerrados. Su cuerpo, su piel, Dios, su boca, son puras y verdaderas adicciones. Sonrío con los ojos cerrados. Después de tres años volviéndome loco, aún no entiendo como sigo casado con Addison.

— ¡Mierda! ¡Addison!— Me levanto y miro la hora en el reloj de la mesita, llego tarde, me he acostado con Kend y encima no he dormido en casa. Busco mi ropa. Y la encuentro haciendo de camino al dormitorio.












Bebo de mi café rápidamente, no he dormido prácticamente, no me ha dejado la lujuria.

— ¿Qué te ha pasado Shepherd?— Miro a Mark.

— Nada.— Contesto. Solo me he acostado con tu hermana pequeña y le he sido infiel a mi esposa.

— A mi no me puedes mentir.— Voy a hablar pero la mujer a la que le que sido infiel aparece.

— Ey, cariño.— Me da un beso, pero, desde mi punto de vista, es obligado, no deseado.¿Dónde has pasado la noche?

Piensa, vamos, piensa.

— Kend tenía un examen hoy y me ha pedido ayuda, nos hemos pasado la noche estudiando.— Addison sonríe.

Siempre ayudando a la pequeña ¿no?— Sonrío intentando que parezca natural.

— Es mi hermana.

Vaya que te gusta el pecado, Shepherd.

Maldita voz interior. Addison sonríe asintiendo. Le gusta mi faceta de hermano mayor o de padre, quiere hijos, pero yo no los quiero con ella.







Narra Kendall

Miro la ensalada, no me acaban de hacer mucha gracia, pero debo comer algo verde aunque sea una vez al mes. Me llevo un par de hojas y una aceituna a la boca.

Un par menos... Miro el bol lleno de lechuga, tomate, aceitunas...

Llaman al timbre y miro al cielo dando gracias a Dios por salvarme de comer algo verde por un rato más. Abro, sin mirar por la mirilla, como siempre.

Ah, no, no, no... Intento cerrar pero tiene más fuerza. Vete. Digo empujando la puerta.

Déjame entrar, Kend.

Voy a llamar a la policía.

¿Y qué les vas a decir? ¿El tío con el que me acosté anoche ha venido ha hablar pero me estoy comportando como una niña de cinco años y no le quiero abrir. Pueden venir a a llevárselo? Vale, si, es idiota.

No nos acostamos.

¿Jugamos al escondite desnudos y pegados? Suspiro. Vamos ábreme. Muerdo mi cachete interior. Traigo vino y pasta de Rizzi's. Ay no, por qué me tiene que conocer tanto.

Deja la pasta en la puerta y vete.

Si la pasta entra, yo también. Suspiro y dejo que entre. Buenas noches, pequeña. Saluda sonriendo y entrando. Deja la comida en la isla al lado de la ensalada, la mira. ¿Me has dejado entrar solo porque no querías comerte esto? Asiento y cojo la caja donde va la pasta. Empiezo a comer bajo su mirada. He venido ha hablar, Kend. No le presto atención. Tenemos que hablar de lo que pasó.

No pasó nada... Murmuro.

Nos acostamos. Niego. Si, lo hicimos. Nos acostamos. Engañe a mi mujer. Contigo.

Cállate. Digo y lo miro. Anoche no pasó nada.

Si que pasó, nos acostamos, follamos, como lo quieras llamar, pero lo hicimos, no lo podemos cambiar. No estábamos borrachos, éramos conscientes, pasó y volverá a pasar. Lo miro, está cerca, demasiado cerca. Eres mi deseo más oscuro, Kendall... Hace calor derrepente ¿no? Su pulgar acaricia mi labio inferior y lo suelta de entre mis dientes, ni me había dado cuenta de que lo había atrapado entre ellos. El más oscuro. Observa mis labios y luego mis ojos. ¿Soy tu deseo oscuro, Kendall? Sus pupilas dilatadas me despistan. Responde, Kendall.

Eres mi deseo más lascivo. Sonríe ladeadamente y estampa sus labios contra los míos.

TOXIC || derek shepherd Donde viven las historias. Descúbrelo ahora