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Caesars Palace, Las Vegas, Nevada. 20 de Mayo del 2010.

Podria vivir aquí, aunque es un gasto incesario, además que el casino es una de las tentaciones más grandes que he conocido. Enciendo la televisión y me empiezo a quitar los tacones, tengo que ponerme más zapato plano.

 El hospital Seatle Grace Mercy West de Seatlle ha vivido una catastrofé hoy. Hace menos de siete horas un sujeto ha entrado armado al centro sanitario en busca del jefe de cirugía.— Dejo de presar atención a mis zapatos para mirar a la telvisión.—La mujer de Gary Clark, el sujeto, habia sido desconectada de los respiradores unos dias antes a causa de un actada firmada por ella misma hace tres años. Clark pretendia acabar con la vida de aquellso medicos y medicas que habian estado envueltos en la muerte de su esposa. Entre estos estaba el doctor Richard Webber ex-jefe de cirugía y cirujano de la señora Clark, la residente de cirugía la doctora Alexandra Grey, y el jefe de cirugía el doctor Derek Shepherd.— ¿Derek jefe? Mark me lo ha ocultado.— Este último fue disparado cerca del corazón,— creo que se me ha parado el corazón— aunque gracias a la actuación rápida de unos residentes lograrna salvarle la vida, ahora mismo está hospitalizado en la UCI del hospital Seattle Presbyterian. Han habiado veinte heridos, de los cuales cinco están graves y cinco fallecidos. La polícia actuaron lo más rapido posible para detener al agresor, aunque no fue necesario ja que Gary Clark acabo con su vida tras entablar una conversación con el doctor Webber.— Quito el volumen y llamo a mi hermano.

Derek es jefe. Mi Derek es jefe.

¿Tu Derek?

¿Desde cuando idiota?

¿Desde que lo dejaste tirado en Seattle con una demanda de divorció de su mujer?

Derek es jefe, y yo tengo una voz interior irritante.

— ¡¿Estás bien?! ¿Te han disparado? ¿Están todos bien? ¿Richard está herido?— Le pregunto nada más escuchar como descuelga.

— Estoy bien, pequeña, no tengo nada, pero— ay, mierda— han disaparado a Karev.— Ahogo un grito.— Está en la UCI, Altman lo ha operado y está bien, no te preocupes.

— Vale, ahora que se que no estás mueriendote. ¡¡¿Por qué mierda no me dijiste que Derek era jefe?!!— Primero queria saber si estaba bien y luego gritarle, no está bien gritarle a tu hermano moribundo porque no te haya contado sobre el nuevo puesto de trabajo de tu ex.

— Ya tardabas...— Dice.— Derek es jefe.

— ¡No...! ¿Enserio? ¡Bua...! ¡No me habia enterado...!— Ironizo. Sé que está rodando los ojos.

— Deja de ironizar que te culgo y no te digo como está.— Me callo.— Así me gusta, hermanita.— Ruedo los ojos.— No ruedes los ojos.— Sonrio.— Le han disparado en el pecho, pero Yang, Meredith y Addison lo han operado y le han sacado la bala.— Paso mi mano por mi cara.

— Voy a ir, en unas horas llego.

— Estás en Las Vegas, hay un montón de horas en coche.

— Pensaba ir en avión.— Le digo poniendo el altavos y empezando a recoger.

— Los vuelos de última hora cuestan más, y Derek está bien, no se está muriendo ni nada por el estilo.— Frunzo el ceño.— Oh, y Karev sigue igual que simpre, siendo un cabrón y todas sus cosas.

— ¿Qué está pasando en Seattle, Everet?— Le llamo por su segundo nombre, lo odia.

— Nada, nada.— Asegura.— Bueno, ha habido un tiroteo, pero ya está.— Ruedo los ojos.

— Mark Everet Sloan.— Suspira.— Que está pasando en Seattle.

— Tu solo no vengas.— Dice.

— Mark...

— Vas ha hacer lo que te de apetezca, pero ¿podrias hacerme caso por una vez?— Si no quiere que vaya es porque hay algo que me puede hacer daño allí y creo que se que puede ser.

— Dime que pasa, Mark.— Le digo sentándome en el suelo y cogiendo el móvil, apoyo mi espalda en la cama.

— Está bien...— Cede por fin.— Derek está saliendo con Meredith.

— ¿Meredith?

— La interna con la que salió antes de volver ha estar contigo.— La interna.— Ahora es residente.

— ¿Por eso no querías que fuera? Tengo muy superado a Derek.— Escucho su risa al otro lado del teléfono.

— Se lo podrás colar a otro, pero a mi no.— Ruedo los ojos.— Llevas cuatro años dando tumbos por Estados Unidos, has trabajado en un montón de hospitales de aquí, y hace dos meses volviste de tu año en España, que fue una ida de olla grande.

— ¿Qué tiene de malo España?

— ¿Qué está en otro continente?— Dice.— Te fuiste a Barcelona porque según tu ahí hay unos hospitales muy buenos de neurocirugía. Pero tu y yo sabemos que te fuiste allí a probar españolitos y ha huir de Derek.— Hago una mueca, tiene razón.— Hasta la señora Shepherd se acabó dando cuenta que te fuiste por eso.

— Me pagaban muy bien.

— Pagan la mitad que aquí, incluso menos, no fue por dinero.

— Papa estaba buscándome por Washington D.C, tenía que irme.— Le digo, es verdad, pero creo que mudándome a Mississippi hubiese funcionado.

— No hacía falta mudarse a Barcelona para huir de un hijo de puta.— Tiene razón.— Solo querías huir de Derek.

— Me da igual Derek. Voy a ir.— Le digo decidida.— Voy ha ir a Seattle.

— ¿Y qué harás cuando te encuentres a Derek?

— Saludarle cordialmente.

— ¿Crees que me lo creo?— Suspiro.

— Me da igual lo que te creas o no. Tengo que hacer la maleta e ir al aeropuerto para volver a Seattle.— Le cuelgo sin dejar que me responda.

Volvemos a Seattle.

TOXIC || derek shepherd Donde viven las historias. Descúbrelo ahora