TOXIC || derek shepherd

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No se si quiero entrar a verlo, y por eso me aferro a la mano de Derek.

- Vamos, entra.- Lo miro y niego, suelta mi mano y acuna mi cara entre sus manos.- Tienes que entrar, necesitas verlo para quedarte tranquila.- Me dice para después besarme.- Vendré a verte siempre que tenga unos minutos.- Asiento.- Si me necesitas llámame, o búscame ¿si?- Asiento, besa mi frente y se marcha.

Doy un par de pasos hacia delante entrando en la habitación de mi hermano, llego a la silla que hay al lado de su cama y me siento, cojo su mano y me espero a ver algún milagro, está intubado por el paro de anoche.

- Creo que estoy saliendo con Derek.- Le digo, aunque no se si me escucha, según todos los libros que me memorice en la universidad si, pero yo ya no entiendo absolutamente.- Se ha pasado la noche conmigo, en el baño de su apartamento abrazándome mientras lloraba.- Acaricio su mano.- ¿Por qué no te despiertas? El idiota de papá está vivo y despierto y tu estás en la cama echo una mierda. No es justo.- Me tiembla el labio.- Nada en nuestra vida ha sido justo...- Y derrepente escucho el pitido de la maquina me pone alerta. Me aparto en cuanto llegan las enfermeras, las lágrimas ya no me dejan ver absolutamente nada.

- Doctora, debe salir.- Me dice una enfermera, asiento a duras penas y salgo limpiándome las lagrimas.

- ¡Eh! Tu. ¡Hija!- Giro mi cabeza y miro al asqueroso hijo de la gran puta de mi padre.- ¿Se está muriendo?- Pregunta sonriendo.- Si, lo está.- Su sonrisa se ensancha.- Tu hermanito se está mueriendo...- Canturrea malévolamente, mi mandíbula se tensa de rabia.- Le di bien. ¿No crees? Creo que lo apuñalé unas sesenta y dos veces. ¿O fueron sesenta y tres?- La rabia me corre por la venas y mis pies hacia su habitación.

- ¡Hijo de puta!- Le grito mientras voy hacia él. Antes de que llegue a mi padre para hacerle cualquier estupidez me cogen parándome.- ¡Suéltame pedazo de idiota!- Me revuelvo en los brazos de Alex.- ¡Karev! ¡Suéltame!- Me lleva una sala de descanso y me sienta en una de las camas.

- ¡Relájate!- Me grita, me intento levantar pero me para.- Siéntate. Y relájate.- Me dice serio. Me hago un ovillo contra la pared, abrazando mis piernas, mientras vuelvo a llorar.

- Derek...- Murmuro sollozando.- Derek...- Repito.

NARRA DEREK

Necesito ver el aneurisma desde otro lado, por aquí parece pequeño, pero en el otro escáner parece más grande.

- Busca otro ángulo, Meredith.- Le digo.

- No hay más.- La miro.- Mira, no hay más, lo que ves es lo que hay.- Miro la pantalla del ordenador. Tiene que haber una manera.- ¿Una radiografía?

- Estariamos igual.- Suspiro dejándome caer en el respaldo de la silla.

- Doctor Shepherd.- Miro hacia la puerta donde está Karev.- Kendall- solo con oír su nombre me pongo de pie y me acerco a él- está con la cabeza apollada en las rodillas llorando y murmurando tu nombre.- Dice mientras empezamos a ir hacia donde esté.- Sloan ha tenido otro paro y su padre le ha dicho un par de idioteces cuando a salido de la habitación, se ha intentado tirar encima de él.- Hay que sacar a ese hombre fuera del hospital.- Está en esa sala de descanso.- Asiento y corro hacia donde me ha dicho, abro la puerta y ni siquiera levanta la cabeza, sigue llorando y murmurando mi nombre.

- Pequeña.- Levanta la cabeza y en su mirada veo un poco de felicidad.

- Derek...- Me agacho y la observo, tiene los ojos hinchados.- Va a morir...- Murmura.

- No, mi amor...- Digo acariciandole el pelo. Noto la mirada de Karev en nosotros.- Dile a Nelson que me sustituya con el aneurisma. Y al jefe que me voy a casa.- Le digo girandome a verlo.- Vete, Karev, yo la cuido.- Dejo de mirarlo y acaricio la mejilla de Kend.- Siempre lo hago.- Murmuro mirándola mientras escucho que se va.- ¿Vamos a casa, pequeña?- Asiente.

La cojo en brazos como una princesa y salgo con ella, esconde su cara en mi cuello y con sus brazos me rodea el cuello sujetándose. Me parte el alma verla en este estado, es como revivir su infancia y adolescencia una y otra vez, con sus miles de pesadillas y sus llantos y gritos seis de las siete noches de la semana. Es horrible.

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Queda un capítulo para que empiecen los EPÍLOGOS...