TOXIC || derek shepherd

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Está siendo un día bastante pasable, pensé que seria uno de los peores días de mi vida. Joe me rellena el vaso de whisky, le sonrio en forma de agradecimiento.

— ¿Sabes cuánto se quedará Carolyn?— Le pregunto a Mark, niega.— ¿Crees que papá nos va a buscar?

— Creo que quiere destruirnos.— Lo miro alzando las cejas, sonríe y yo también.— Pero los Sloan somos indestructibles.

— O eso queremos aparentar.— Bebo un trago.— No quiero que nos encuentre.

— No tiene medios, Kend, ni dinero, ni casa, no tiene absolutamente nada.— Asienro cogiendo aire.— No debrias atormentarte tanto con papá.— Lo miro.— Y en el caso de que nos encuentre, nos enfrentaremos a él juntos.— Besa mi frente.

Mi padre no puede venir has aquí, estamos en la otra punta del país, no tiene nada como ha dicho mi hermano.

— Ey, pequeña.— Miro hacia la derecha y le sonrio a Derek, besa mi mejilla.— Mi madre quiere organizar una comida mañana.— Asiento y los dos miramos a Mark.

— ¿Tu mujer también va a ir?— Le pregunta frío Mark.

— Si.— Le contesta Derek.

— ¿Piensas meter a tu amante y a tu mujer en una cena famil...?

— Mark...— Le toco el brazo y lo paro.— Es solo una comida.— Me mira un segundo y luego a Derek, coge su chaqueta y sale del bar enfadado.

— No sé por qué se preocupa tanto...

— Soy su hermana pequeña, Derek, y tú su mejor amigo casado, es normal que se ponga así y más después de saber que hemos vuelto a tener esta relación rara.— Le digo volviendole a mirar.— Carolyn lo sabe.— Me mira extrañado, alzo las cejas y me entiende, creo que se le ha cortado la respiración, esta tenso.

— ¿Lo has hecho para vengarte?— Niego.— No me mientas, Kendall.

— Lo averiguó sola. Resulta que ella no es tan despistada como Addison y si se fijaba en las marcas que te dejaba en el cuello y en como nos miramos.— Suspira.

— ¿Y qué le parece?

— Cree que podríamos haberlo hablado antes de que te casaras y no haber formado este lío.— Asiente.— ¿No crees que es hora de divorciarte?— Me mira a los ojos.— No habláis, ni siquiera os miráis, no duermes casi nunca en vuestra casa. Vuestro matrimonio está hecho pedazos desde hace mucho tiempo. ¿No crees?

— No quiero perder todo lo que he ganado durante estos años. Lo sabes, Kendall. Si nos divorciamos y ella se entera de lo nuestro me dejará sin nada y yo no tendré como pararla. Tengo una relación extramatrimonial desde hace casi ocho años, ningún juez ve eso con buenos ojos, le dará más de lo que le pertenece a Addison.

— ¿Qué prefieres Derek? ¿Perder ahora lo que tengas que perder? ¿O ganar más en unos años y perder más?— Le pregunto y luego bebo del whisky. El oji-azul cierra los ojos un segundo y suspira.— Nunca lo he entendido del todo, pero una parte si. Sigues casado con Addison por el dinero, las casas y los coches, nunca le has dicho o si quiera insinuado que tienes algo conmigo porque le darías una gran baza para destruirte.— Lo miro a los ojos.— Volví para destruirte y he me aquí, piediendote que te divorcies.— Sonrie un poco.

— Lo pensaré, pequeña, lo pensaré.— Asiento.— Pero ahora, tú y yo nos vamos de este bar, en mi precioso mercedes negro a nuestro nidito de amor.

— ¿Nidito de amor?— Le pregunto divertida pagando.— ¿Donde está el Derek posesivo, celoso y astuto?— Cojo mi bolso y nos encaminamos hacia la puerta.

— Tranquila pequeña, solo lo he metido en una jaula por unas horas para que te coja con más ganas.— Dice sonriendo y abriendome la puerta.

Caminamos hacia el aparcamiento, todo está oscuro, hace frío y parece que va a llover.

— Después de la cena nos iremos a Los Hamptons.— Lo miro ilusionada.— Solo dos días.— Sonrio.— Hay que celebrar que me he convertido en un buen amante y nada posesivo, a menos que estemos dándonos cariño.— Lo miro divertida. Abre el coche con la llave.

— ¡Kendall!— Miro a una sombra acercarse, trago saliva cuando le veo la cara, esta viejo y demacrado.— Un placer volver a verte, hija.— Derek mira al hombre y luego a mi, intenta ponerme detrás de él pero le cojo el brazo, no quiero que me proteja. Debo enfrentarme a mis miedos ¿no?

— Hola... papá.— Una sonrisa malévola decora su cara y un escalofrío recorre mi cuerpo.

— Has crecido, eres toda una mujer.— Me mira de arriba abajo, me estoy arrepintiendo de haberme puesto una camiseta ajustada.— Una mujer muy guapa.

Necesito un cubo para vomitar. ¿Alguien más?

— Tío vete antes de que llame a la policía, tienes una orden de alejamiento, vete.— Le dice Derek.

— ¿Sigues siendo amiga de este idiota?— Me pregunta.— Pensé que mi hija sería más inteligente.

— Él me cuidó, me mantuvo y me protegió cuando tu estabas en la cárcel por maltrato infantil.— Sus sonrisa desaparece.— No eres mi padre, ni tú ni la que se hace llamar mi madre.

— Somos tus padres, quieras o no, y nos debes todo.— No puedo evitar soltar una carcajada, miro al oji-azul que parece desconcertado.

— Mi única madre es Carolyn y se lo debo todo a ella.— Da un paso hacia delante.— Tengo lo que tengo por ella, no por ti o por esa drogadicta, eres un borracho abusador de mierda, no se ni como sigues vivo con tanta mierda que te has metido.— Se acerca demasiado a mi, cojo el brazo de Derek más fuerte para que no se interponga entre él y yo.— Vamos, golpeame, abofetame, dame una razón más para meterte en la cárcel.— Gruñe y se aleja.

— Me debes años, Kendall, y me los voy a cobrar.— Se aleja un poco más.— Buenas noches, querida hija,— mira a Derek— sanguijuela asquerosa.— Da media vuelta y se va.— Nos veremos pronto.

Papi ha vuelto.