TOXIC || derek shepherd

2x06

Narrador OMNISCIENTE

Sonrie amargamente, pues claro que ha cambiado la cerradura, no es idiota la chica, Shepherd.

— Voy ha...— Empieza a golpear la puerta con fuerza. Sabe que está con Alex, ella misma le dijo que él sería su venganza y cabe decir que bien merecida, Derek lo reconoce, pero le mata por dentro que este con el residente dentro.— ¡Kendall Alice Sloan! ¡Abre la maldita puerta!— Grita.

Patea la puerta como lo había estado haciendo anteriormente.

— ¡¿Qué te pasa idiota?!— Derek mira a Alex.— Doctor Shepherd.— Mira a su jefe.— No sabía que era usted, lo sie...

— ¡Fuera!— Le grita empujandolo y logrando entrar en el ático.— ¡Kendall!— Grita como si llamara a un perro.

Escucha el ruido del agua caer, está en la ducha, se dirige al baño de la habitación. Al entrar se queda imnotizado por el cuerpo de la chica. Agradece mentalmente al diseñador de interiores que puso la manpara transparente.

— ¿Quieres entrar, Alex?— Se gira y se extraña al ver a Derek, pero no demasiado, sbaia que acabaria viniendo.— Derek...

— Alex se ha ido.— Kendall alza las cejas.— No queria que e quedaras sola, así que me he quedado.— Le sonrie y lleva sus manos a los botones de su camisa.

— ¿Qué crees que estás haciendo?— Le pregunta.

— Reconciliarnos.— Sonríe.

— No va ha ver reconciliacilación.— Sentencia.— Jugaste con fuego y te quemaste.— Le dice saliendo de la ducha y cubriendose con una toalla.

— Lo siento ¿contenta?— Le dice mirándola atraves del espejo. Kendall coge el peine y cepilla su cabello.

— Lo dices para que nos acostemos.

— Lo digo enserio, pequeña.— Dice suavemente. Kendall sale del baño y Derek va tras ella, la pequeña Sloan comienza a vestirse, primero con la ropa interior y luego con las demás prendas, al cirujano le sorprende que rebusque en los cajones, no se coloca el pijama, si no con unos pantalones de cuero ajustados que dejan maravillado a Derek.

— No puedes mentirme.— La mira exasperado. Busca en otro cajon, saca una camiseta corta negra de cuello vuelto, es de tirantes, se la coloca.

— ¿A dónde vas?— Le pregunta mientras ella se sienta en la cama para ponerse unas botas negras de tacón ancho.

— Mi plan era seguir follandome a Alex, pero

— ¿Seguir?— Pregunta Derek enfadado.

— Pero lo has echado y hace mucho que no voy ha ningún bar, no conozco Seattle, es hora de conocerlo ¿no crees?— Se levanta y Derek la recorre con la mirada.— ¿Como estoy?— No responde.— Perfecto. Si se te cae la baba a ti, que eres un cincuentón, aún veinteañero le pondré como una moto.— Coge su móvil, un poco de dinero y lo mete en el bolsillo del pantalón, es grande así que no sobresale y no se nota.

— No tengo ni cuarenta.— Kendall sale de la habitación.— ¡Kendall!— La llama.— ¡Kendall! ¡Oh, vamos! ¡No ha sido para tanto!— La mira, ella está en la puerta.

— Has jugado con mi madre y mi infancia. Te advertí, Derek. Pero como siempre, la cagaste.— La mira a los ojos.— Sabes cómo pasaron las cosas mejor que ninguna otra persona y has sido un cobarde de mierda, todo para que no le diga a tu mujer que le has sido infiel por años y ahora has vuelto ha hacerlo. ¡Te prometí que no se lo diría! ¡Pero no te fías de mí! ¡Viene aquí a joderte, a partirte en dos, a arruinarte! ¡Pero me has vuelto a enganchar! ¡No hagas que vuelva a mi plan Derek! No hagas que te arruina la vida. Sabes que soy capaz.— Abre la puerta. Derek abre la boca para suplicarle, pero Kendall habla.— Déjame suerte. Mi récord en Nueva York fueron cinco, pero creo que podré llegar a los siete o incluso a los ocho. ¿No crees?— Sale del ático y se encamina al ascensor, el oji-azul la persigue.

— ¡Kendall, no lo hagas! ¡Puedo ser más posesivo y celoso! ¡Y no te gustará! ¡Puedo ser peor!

— Cariño, la venganza será dura, satisfactoria y placentera.— Le sonríe y el ascensor abre más puertas. Antes de que Derek pueda alcanzar la caja metálica las puertas se cierran y la máquina empieza a bajar.