Prólogo

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Hace años...

Una mujer daba a luz con todas las fuerzas que le quedaban, anhelaba más que nada tener a ese bebé, no podía simplemente perderlo, no se lo permitiría. Pujó una última vez y por fin escuchó el llanto de su bebito, aquel que esperó con tantas ansias.

—Es una niña— anunció la partera y la sonrisa de la mujer flaqueó. ¿Una niña? ¿Cómo era posible? Su doctor le había confirmado que tendría un varón.

—No. Debe ser un error, yo estaba esperando un niño— espetó con el corazón acelerado.

—No, Inessa, acabas de tener una niña.

La partera le acercó a la pequeña a su pecho y la mujer la miró con los ojos llenos de lágrimas. Quería un niño, necesitaba un varón. Era un sucio juego del destino, abrazó a su hija y lloró en silencio.

Ese mismo día, tarde en la noche y después que su esposo y su hijo mayor se habían marchado, recibió la visita del hombre que amaba. Con horror lo observó acercarse a su hija y con miedo a que la dañara, murmuró:

—Es varón.

Era una vil mentira, una que se descubriría en cuanto el bebé creciera, pero si tenía que cambiarla o robar un niño de aquel hospital, lo haría, no estaba dispuesta a perder al amor de su vida.

El hombre miró unos segundos más a su hija recién nacida, una mueca de desprecio y burla se formó en su boca junto a una cruel sonrisa, mientras se giraba a ver a Inessa. Ella se estremeció con miedo; él ya lo sabía.

—No me mientas, amor. Ya sé que pariste una niña.

—Lo siento, querido, te juro que creí que era un niño— murmuró con la voz quebrada. Era el fin. La dejaría.

—Y yo creí que te amaba, ya vi que solo fue una pérdida de tiempo— el hombre volvió sobre sus pasos y se inclinó sobre su amante —Solo vine a decirte lo decepcionado que estoy de ti... Y que me casaré en dos semanas con la mujer que se me fue prometida.

Inessa sintió que el corazón se le destrozaba. Perdía al único hombre al que había amado, por el que había engañado a su esposo. De sus ojos salieron lágrimas amargas y reprimió un sollozo con la mano en su boca.

—¡Svyatoslav!— le gritó cuando este se alejó hasta la salida —No me dejes.

Lo vio marcharse sin decir nada más, abandonándola con el corazón roto y un bebé acabado de nacer. Miró a su hija y juró que se vengaría, las cosas jamás se quedarían así y ella se encargaría de que su bebé tuviera el puesto que merecía.

***

¡Y aquí estamos de nuevo!

Emocionada por compartirles esta nueva aventura. 😍

Damas y caballeros, con ustedes Reina Rusa, tercera y última entrega de Mafia Dynasty.

Disfruten,

Cory 💜

Reina Rusa© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora