Isco Alarcon siempre ha deseado formar una familia como la que tienen el resto de sus amigos. Desengañado por su última relación se promete a si mismo que la próxima persona que pase por su vida, será la definitiva, la futura madre de sus hijos.
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Estamos en una habitación esperando que me bajen a la sala de dilatación. La ginecóloga dice que todo va bastante bien e incluso que si sigo así puede que la niña nazca por la mañana. Me deja más tranquila, aunque lo estoy pasando bastante mal. Las contracciones son bastante seguidas y es un dolor insoportable. El peor dolor que he tenido en mi vida. Cuando Maya se puso de parto y estuve con ella, pensaba que todo esto no era para tanto, pero lo es, hay que vivirlo, la verdad.
Miro a Isco que está hablando por teléfono con ella, por fin ha conseguido localizarla. Estaban con los padres de Marcos en la sierra y no tenían cobertura. Dice que van a dejarle la niña y se vienen los dos para el hospital. Necesito a mi prima conmigo, la necesito, aunque si soy sincera, no la echo tanto de menos como pensaba, sobre todo porque Isco se está portando genial conmigo. Desde el momento que rompí aguas lo he visto súper-preocupado por mí, pendiente de que esté bien, cogiéndome la mano cuando venía una contracción, está siendo muy tierno.
- ¡Isco! -le grito, viene otra contracción y necesito que me coja las manos. Suelta corriendo el móvil y viene hacia mi, me las coge y me deja que apriete. El dolor es insoportable y cada vez son más seguidas y duran más.
- Esta ha sido más fuerte -me dice quitándome un mechón de mi cara. Lo miro embobada. Tiene unos ojos tan preciosos.
- Si que lo ha sido, ¡joder! necesito la epidural ya
- Tranquila preciosa que en cuanto te bajen a dilatación te la ponen -me dice sin soltarme las manos- ¿necesitas algo?
- Si, que la niña salga ya, y a poder ser con carrera, trabajo y emancipada...
- Ja,ja,ja pides mucho tú...
Llaman a la puerta y la ginecóloga entra .
- ¿Que tal Andrea? -me pregunta
- Aquí sufriendo
- Bueno tranquila, nos vamos ya para abajo, cuando estemos allí te explicaremos como va a ir todo, ¿vale? y te quiero relajada que todo va estupendamente
- De acuerdo
La ginecóloga sale de la habitación y llega un auxiliar con una silla de ruedas. Me hace sentarme en ella. Miro a Isco mordiéndome los labios nerviosa. Él viene detrás mía también. Nos montamos en el ascensor en silencio, bueno, no mucho porque no paro de tener contracciones y de revolverme en la silla. Llegamos a la planta y avanzamos por un largo pasillo. Isco se acerca a mi y coge mi mano, yo lo miro y le sonrío como puedo. Le agradezco muchísimo estos detalles que está teniendo conmigo. Después de llegar a la sala de dilatación, la cual es individual, me ponen la epidural y después me presentan a la comadrona y entre ella y la ginecóloga me explican lo que tengo que hacer. Empujar, parar, empujar, parar. No es tan fácil como parece.
- El padre también puede ayudar si quiere -dice la comadrona mirando a Isco
- Oh, él no... -digo yo triste. Tampoco quiero cargarle a Isco con esta responsabilidad, bastante está haciendo
