Isco Alarcon siempre ha deseado formar una familia como la que tienen el resto de sus amigos. Desengañado por su última relación se promete a si mismo que la próxima persona que pase por su vida, será la definitiva, la futura madre de sus hijos.
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Cuando te gusta tanto una persona como me gusta a mi Isco, estar con él es tocar el cielo con los dedos. Los momentos que compartimos hasta ahora, los atesoro en mi corazón porque son muy importantes para mi. Cada roce, cada mirada, cada beso en la mejilla, creía que con eso tenía, que el simple hecho de estar cerca de él sería suficiente para aplacar a mi revuelto corazón. Pero que equivocada estaba. No es suficiente, ni mucho menos, y ahora lo sé. Lo he descubierto desde que estoy en esta habitación. Estaba tan nerviosa pensando en cuando llegara este momento, en que seguramente me vería y se arrepentiría, que me diría al final que somos amigos. O que seguiría adelante o por compromiso, o porque simplemente también quiere pasar un buen rato. Y he vuelto a equivocarme. Sólo hay que ver la forma como me mira sin perder esa sonrisa traviesa que calienta mi corazón, como me acaricia y hace que con sólo un roce de sus dedos esté totalmente entregada a él.
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Le agarro el pelo con mis manos y le miro. Dios, es tan terriblemente guapo que me corta la respiración. Acerco mi boca a la suya para atrapar sus labios en un beso que nos deja sin aliento a ambos. Sus manos están a ambos lados de mi cara. No hay parte de mi cuerpo que no haya tocado o besado, que me haya puesto la piel de gallina, que haya deseado más y más. Que sienta fuego por todo mi cuerpo simplemente por tenerlo cerca de mi. Isco baja su boca hasta mi cuello y escalofríos de placer recorren todo mi cuerpo. Me muerde, me deja un camino de besos hasta mis pechos. Los besa primero uno y luego el otro. Yo jadeo deseosa. Estoy que no puedo más, me consumen las llamas. Jamás, jamás, alguien me había hecho sentir con tan poco, tanto.
Isco me mira, sus ojos marrones oscurecidos. Poco a poco siento como va entrando dentro de mí, como mis paredes se ensanchan para recibirlo, como mi cuerpo se adapta a él por completo. Baja su cabeza para susurrarme.
- Estás tan caliente preciosa, que no tengo ningunas ganas de salir de dentro de ti
Lo miro y le sonrío. Sus movimientos son lentos, delicados, hace que desee cada vez más de él. Va entrando y saliendo de mi tan despacio que es una tortura. Mueve una de sus manos hasta ponerla debajo de mi muslo, me lo levanta un poco para entrar más profundo, más fuerte. Agarro su culo y lo aprieto dándole a entender que quiero más. Isco me mira a los ojos y en su cara veo algo más que deseo, es lujuria por mí, y eso hace me hace sentir fuerte, poderosa. Llega un momento que sus rápidos movimientos me están matando lentamente, quiero y no quiero acabar, quiero seguir con esta dulce locura que es él. Pero mi cuerpo quiere otra cosa y siento como me tenso, como el sensual orgasmo recorre todo mi ser, me arqueo y jadeo su nombre agarrándome fuertemente de sus brazos. Siento que él se viene también, como me llama en mi oído, y se deja caer encima de mi, mientras intentamos respirar. Y sólo puedo pensar, que nunca me habían hecho el amor de esta manera, porque esto tiene que ser amor o si no me voy a volver loca, más de lo que estoy por él.
