𝟐𝟖

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Por alguna extraña razón el día era más hermoso, el sol brillaba más de lo normal, y las nubes blancas resaltaban con el hermoso cielo azul.

Me desperté y lo primero que ví, fue su rostro, parte de su cabello cubrían su cara, su expresión era tranquila y serena.

Quería besar sus dulces y rosados labios antes de despertar de este sueño.

Aún acostada, retiré los mechones de cabello de su rostro, me acerqué a su labios, y le di un corto y delicado beso para no despertarla. En cuanto me alejé, jaló mi brazo, inesperadamente había quedado encima de ella, nuestros rostros estaban considerablemente cerca.

—Es una buena forma de despertar— susurró la rubia, volviendo a unir nuestros labios en un cálido y tierno beso, esta vez mas duradero. Y allí comprobé que no era un sueño, que lo que alguna vez creí imposible, lo vivía justo ahora.

—¿Cómo estás?— preguntó ella mirando mis labios.

—Bien, porqué te tengo a mi lado— susurré a su oído.

Sonrió dulce con un sonrojo en sus mejillas.

Sabía que no habíamos tenido nada esa noche, pero el hecho de dormir junto con ella, era mucho mejor que haber hecho el amor. Después de todo, mi corazón le pertenecía a ella y eso Temari ya lo sabía.

—Tienes que levantarte— ordené levantandome de la cama.

—No— hizo pucheros como niña caprichosa y cubrió su cabeza por completo con las mantas de la cama.

—Vamos, es hora de levantarse— me coloqué encima de ella, rápidamente arranqué todas las mantas que la cubría.

Se quejó por la luz del sol, sus ojos seguían acostumbrados a la oscuridad.

—Dios mío, pero que linda te ves— sonreí acariciando su cabello.

Un rubor color rosado apareció en las mejillas de la rubia.

—Quitate, pesas mucho, me vas a matar— me empujó a un costado de la cama.

Ambas reímos.

—¿Te acuestas conmigo un rato?— levantó las sábanas para que me metiera junto con ella a la cama.

—¿Pero me abrazas?.

La No Sabaku asintió de inmediato.

—Entonces el tiempo que quieras— abracé a la rubia ocultando mi rostro en su cuello.

Su aroma deleitaba mis sentidos.

—Me encantas, eres tan mágica— confesó la rubia.

—Lo sé, por eso me amas— hablé presumida.

Temari rió.

Los pensamientos que recorrían mi mente en ese preciso momento tenían que ver con la rubia que tenía a mi lado.

En cuanto regresara a la tierra  disfrutaría del recuerdo del cielo.



¿Cómo no amarte? | Temari y Tú [Yuri +18] √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora