¿Cómo no amarte? | Temari y Tú [Yuri +18] √

𝟐𝟗

Especial de Navidad 2020!

(+18)

Después de varias citas a escondidas con Temari, finalmente sucedió. No lo evitamos, ni nadie se opuso, sólo dejamos que nuestras pieles hicieran fricción y que nuestras lenguas recorrieran nuestros cuerpos.

Después de invitarla a salir un rato, llegamos a mi casa, el sol desaparecía con el paso de los minutos, los colores azul, purpura y anaranjado se difuminaban en el cielo, y un par de estrellas empezaban a mostrarse con la oscuridad que empezaba a aparecer.

—¿Te vas a quedar a dormir aquí?— le pregunté.

—Eso depende de ti y de lo que quieras hacer— habló pícara. Me fue imposible no reír.

—Debes ser mas específica, no podré cumplir nada si no me explicas— me aproximé a la rubia que se encontraba sentada en el borde del sofá de mi sala. Me senté en sus piernas quedando frente a frente, mis piernas rodeban su cintura. Me acerqué ligeramente a sus labios.

—¿Qué es lo que propones para esta noche?— susurré a su oído. La rubia sonrió.

—Lo que quieras, pero no quiero dormir— indicó la No Sabaku haciendo desaparecer el par de centímetros que quedaban para tocar mis labios. Sus manos fueron directamente a mi cintura y las mías a su rostro.

Su mano bajo por mi espalda, luego mi trasero y continuó por mi pierna, empezó a masajear suavemente mi muslo. Mis dedos se enredaron en su rubio y sedoso cabello.

Se puso de pié, entre besos y jadeos nos dirigimos a mi habitación. Ella se despojaba de su blusa hasta finalmente quedar en sostén, despúes hizo lo mismo conmigo hasta quedar piel a piel.

Nos acercamos a la cama en medio de besos apasionados, ella se sentó en el borde de mi cama y yo me senté encima de sus piernas, habíamos quedado cara a cara. 

Sus manos se dirigían al broche de mi sostén, estaba tan nerviosa. Temari había desapuntado la prenda, inmediatamente cubrí mis pechos. 

Tiernamente me sonrió.

—No, no lo hagas. Yo amo cada parte de ti, no tengas miedo— juntó nuestros labios con delicadeza y lentamente retiró mis manos de mis pechos. 

Estabamos en la oscuridad de mi habitación. Unos pocos rayos de la luna llena que ingresaban por la ventana al costado de mi cama, eso era lo que nos permitía reconocernos en la inmensa noche.

Su rostro se iluminaba con los azules rayos de luz de la luna llena.

Temari se detuvo, me miró con una dulce sonrisa en sus labios.

—¿Lista?— preguntó entre susurros.

No dije ni una sola palabra, solamente asentí y con la mayor delicadeza que pudo, sostuvo uno de mis pezones erectos y se lo llevó a la boca.

Con su lengua empezó a succionar y a rodear mi pezón, fue inevitable, aunque intenté hacer silencio, no sirvió de nada, casi silenciosos gemidos salían de mi boca, mi espalda se arqueba como si pidiera más. Mis piernas se aferraban con fuerza a su cintura, además temblando extasiadas.