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Al fin había llegado el día en que Soraru iría a la feria después de tantos años, la última vez que fue era un niño así que casi no recordaba nada; ir con Mafumafu será divertido

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Al fin había llegado el día en que Soraru iría a la feria después de tantos años, la última vez que fue era un niño así que casi no recordaba nada; ir con Mafumafu será divertido.

Habían quedado en que el alfa pasaría a recogerlo en su casa. Últimamente hablaban ocasionalmente por mensaje y el peliblanco había enviado muchas pegatinas la última vez, cosa que hizo sonreír a Soraru.

Una vez terminado de vestirse con ropa ligera, tomó sus llaves y bajó a paso ligero por las escaleras para despedirse de su madre.

— Madre, ya me voy —informó el alfa.

— Saldrás a la feria, con tu amigo... —se quedó esperando una respuesta, pues Soraru no le mencionó con quién saldría y ella sólo tenia curiosidad.

— Mafumafu —respondió.

Su madre sonrió, quiso preguntarle más acerca de ese amigo, pero su hijo se veía ciertamente ansioso y apresurado.

— Cuídate. Y no olvides presentármelo alguna vez —sentenció con un tono burlesco. Soraru rodó los ojos, era su madre de nuevo intentando molestarlo.

— Está bien, adiós —respondió secamente. No quería iniciar de nuevo una pequeña riña con su madre. Ella ansiaba verlo formar una familia, y eso implicaba tener una pareja. Pero él creía que aún era muy joven para eso, ahora solo quería enfocarse en mejorar.

Y en menos de lo que esperó, ya había llegado a la casa de Mafumafu, ni siquiera tuvo que confirmar la dirección porque vio directamente a un peliblanco alegre saliendo junto a  una mujer, la cual suponía, era su madre.

— Buenas tardes, Soy Soraru, un gusto conocerla —se presentó a la mujer.

— Pff, que formal —Mafumafu se carcajeó. Su madre le miró con desaprobación.

— Hola, un gusto conocerte —contestó la mujer amablemente—, soy la madre de Mafumafu, cuídalo hoy por favor.

— Nos vamos, madre —se despidió el albino.

La señora asintió, se adentró a la casa y cerró la puerta. Soraru y Mafumafu iniciaron su camino hacia la feria.

— Tu madre es muy amable —dijo el alfa para romper el silencio.

— Sí —afirmó emocionado—, y muy comprensiva también.

— ¿Estás emocionado? —preguntó repentinamente Soraru, haciendo que Mafumafu se sobresaltara por un instante.

— ¿Por qué lo dices? —preguntó desviando la mirada hacia cualquier punto de la calle.

— Tu voz se escucha animada —respondió sinceramente, él también estaba animado, escuchar a Mafumafu era de cierta forma contagiosa. Volteó a verlo, encontrándose con un Mafumafu desviando la mirada, tratando de mirar cualquier punto de la calle; y se dio la dicha de poder admirar por unos segundos el rostro de la persona frente a él, era sin dudar, una de las más grandes bellezas que había visto en toda su vida. Entonces, Mafumafu le devolvió la mirada, el alfa se sintió alarmado y se vio obligado a dejar de contemplarlo, no quería incomodarlo, sabía que el chico frente a él tenía cierto resentimiento a los alfas y él no quería ser alguien a quien odiara. Tal vez, realmente deseaba ser cercano a él.

Lindo Omega ✧ SoraMafuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora