💗|Capítulo 43

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De nuevo, estaba confundido

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De nuevo, estaba confundido. No recordaba todo con mucho detalle, pero lo que sí recordaba, era el tremendo impacto en el piso que provocó tras el golpe que le dieron hace unos segundos atrás.

Dos personas corrieron a alcanzarlo. Todo era confuso, desde haber sido secuestrado, pasar días inciertos recibiendo golpes, hasta una extraña llamada y llegar hasta allí.

— Danos el maldito dinero, nuestra vida ahora corre riesgo —. Habló aquella voz que él estuvo escuchando los anteriores días.

No veía nada, sus ojos estaban vendados y sus manos unidas con cinta de embalaje, se sentía como un objeto.

Unos pasos se oyeron cerca de él.

— Aquí está lo prometido.

Oyó como abrían algo y lo volvían a cerrar.

— Bien es todo, nos iremos —respondió

Y la puerta se cerró.

Aquellas dos personas se acercaron a quitarle la cinta y la venda. Tenía miedo. Los anteriores días días habían sido muy malos para él, recibió golpes e insultos por cualquier cosa que hiciera que molestara a las personas que lo tuvieron cautivo. Y aunque intentó averiguar qué pasaba o quiénes eran, nunca pudo descubrirlo.

Cerró sus ojos fuertemente por inercia cuando la venda abandonó su lugar y fue despojada.

— Sé que tienes miedo Soraru, pero por favor abre los ojos —dijo una voz ciertamente familiar.

Lentamente abrió los ojos mientras temblaba. Y se sorprendió mucho al ver a su cuñado a pocos centímetros de él.

— Tardamos en rescatarte, pero te encerraron tan bien. Malditos bastardos —sonó otra voz con molestia.

Los hermanos de Mafumafu estaban frente suyo, molestos. Quizo preguntar pero se sentía demasiado débil como para decir algo, y también estaba muy confundido y pasmado por la situación de antes.

— Soraru. Lo sentimos... —dijo Sakata preocupado.

Luz suspiró — Esto fue obra de nuestro padre, lamentamos que también te afecte a ti.

— ¿Su padre? —preguntó Soraru atónito.

— Sí. En realidad, nuestro padre no es una buena persona y con lo que te hicieron, sabes la magnitud de su poder.

— Nosotros veníamos a hablar pacíficamente, pero hasta este punto las cosas se han puesto difíciles...

— En resumen, él quería alertar a tus padres y cerrar un trato entre las empresas. —mencionó Luz tranquilamente

— Mis padres... —titubeó

— Ellos llegarán pronto a reunirse. Mi padre pedirá que anules tu compromiso y que cedan una cantidad de las ganancias de la empresa de tu familia. —anunció Luz

— Pero, no te asustes. Ellos ya saben que estás aquí. —mencionó rápidamente Sakata, tratando de calmar la situación.

— ¿Y qué sigue? —preguntó inseguro.

— La mejor parte, una demanda a mi padre. Sabes, la empresa de tu familia es muy fuerte y estoy seguro de que ganarán. —dijo con tono confiado Luz.

Lucían tan tranquilos y hasta emocionados diciéndolo. Él no entendía muy bien cuánto daño fue que recibieron por parte de su padre para emocionarse por el echo.

Pero si sabía algo, Mafumafu había sufrido bastante a causa de esa persona. Y eso era suficiente para saber que se lo merecía.

Pronto lo ayudaron a instalarse en una habitación y le trajeron los implementos que necesitaba.

— Pronto traeremos comida, te llamaremos. —dijo Sakata y salió de la habitación.

Soraru suspiró y unos minutos después se adentró en la ducha.

Todo había pasado tan lento y rápido a la vez, una combinación muy extraña. Intentó calmarse y olvidar lo que había sufrido días anteriores. Él intentaba ser lo más fuerte posible, los días anteriores no solo sufrió el maltrato de las personas que lo tuvieron cautivo, sino los repentinos ataques y la horrible opresión en el pecho por no tener a su omega.

Y volvió a sentirlo, sintió de nuevo la opresión en el pecho. Su omega... Tenía la gran duda de saber cómo estaba.

Después de la ducha y calmarse un poco. Salió a cenar a la cocina con los hermanos de Mafumafu.

— Necesito hablar con Mafumafu —dijo Soraru.

— No puedes, no por ahora. —respondió tajante Luz

— ¿Por qué?

— Es probable que estén vigilando la casa donde nuestro hermano está ahora, y si saben que estás con nosotros, todo saldrá mal.

— Lo entiendo...

— Sé que es difícil, nosotros tampoco nos hemos comunicado con él desde que nos fuimos... —dijo Sakata con pena.

Soraru suspiró, apenado.

Luz salió de la habitación después de ver la mirada de Sakata.

Soraru sintió la mano de su cuñado en su hombro. Se alarmó un poco ya que era muy inusual, pero de calmó al escuchar la voz de Sakata.

— También extraño a mi omega —confesó Sakata.

Soraru no respondió.

— Pero vamos a recordar algo, Urata y Mafumafu siempre se apoyarán.

Y lo recordó entonces, esos dos omegas eran casi como hermanos. No pudo evitar sonreír levemente cuando recordó la sonrisa de Mafumafu.

— Es cierto. —respondió.

Varias horas después, Soraru estaba alistándose. El día había llegado.

— Es hora Soraru.

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Lindo Omega ✧ SoraMafuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora