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Ser omega en un mundo donde la opresión es "pan de cada día", es difícil, supongo que esto es algo que ya se sabe

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Ser omega en un mundo donde la opresión es "pan de cada día", es difícil, supongo que esto es algo que ya se sabe.

Aquí estaba Mafumafu, un omega dominante. Ser un omega dominante implica que las feromonas sean muy estables y fuertes; y por supuesto, con la gran capacidad de procrear sin riesgos.

Su familia destacada, llevaba una peculiar característica, y era que su descendencia estaba llena de alfas, siendo Mafumafu, esa única excepción.

El día que entregaron sus resultados del examen, y resultaron en que era un omega, fingieron estar felices, pero se preguntaban si habían hecho algo mal.

El omega no podía quejarse mucho de su situación, el dinero siempre estuvo ahí. Aunque claro, sus hermanos, Sakata y Luz al ser alfas, estaban a cargo de las empresas de su padre. En cambio, él solo tenía que quedarse en casa y estudiar.

Cada vez que podían, su familia le recalcaba una sola misión en su vida, casarse con un alfa adinerado, para así poseer muchas riquezas y vivir una vida tranquila. El asentía en silencio, pero tenía un pequeño secreto...

Odiaba a los alfas, y ese instinto que los hacía creerse lo mejor. Lo que más odiaba era como jugaban con los omegas y se burlaban de ellos, eso le molestaba mucho.

Incluso podría decir que sus preferencias estarían en un beta, que no tiene nada de lo "normal" en ese mundo. Así que, tal vez, un beta no lo usaría; daba igual, solo no quería casarse, mucho menos enamorarse.

Lo que realmente quería, era terminar su carrera de diseño gráfico y poder trabajar en ello, empezar desde cero, formar su propia empresa, sin ayuda de su familia.

— Joven Mafumafu, dé un ejemplo de lo que acabo de decir por favor —la voz de su profesor lo dejó atónito, apenas procesando que estaba pensando de más en una clase, otra vez.

— ¿Eh? —respondió confundido.

Maldición, maldición, maldición.

Lentamente se levantó de su silla, y con nerviosismo, caminó hacia la pizarra sin saber qué hacer.

De repente, se escucharon unos golpes en la puerta. El profesor fue rápidamente a abrir la puerta e ingresó un chico de su estatura al parecer, de ojos levemente azules como el cielo, cabello oscuro y sedoso, algo tímido.

El profesor le hizo una señal a Mafumafu para que regresara a su lugar. El peliblanco suspiró aliviado y volvió a su lugar.

—Bien, alumnos, él es Soraru, será su nuevo compañero a partir del día de hoy. Diles algo a tus compañeros, por favor.

— Hola, mi nombre es Soraru, me he mudado hace poco y continuaré mis estudios aquí, es un gusto conocerlos y espero llevarme bien con todos ustedes.

Lindo Omega ✧ SoraMafuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora