Historias Slytherpuff

Cubrebocas

(Cada que no votan mis ganas de hacer finales tristes aumentan, voten pa que no pase)

Antes de empezar; quiero decirles que para los que andaban rezando porque actualice más seguido ya tienen a quien agradecerle y es a: @CharlieGrayson14 háganle altar, récenle todas las noches, denle las gracias; porque es quien ha estado tras de mi desde que le dije que no he actualizado, y me maltrata y maltratara a partir de ahora con tal de que actualice (También me ayuda en tareas jsjs) porque se ha vuelto mi manager o editor alch no se que es, pero le amo mucho. 

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El sonido de la puerta principal abriéndose llamo la atención del joven Hufflepuff quien; como si fuera un leal cachorro con la alegría invadiéndole, inmediatamente se dirigió a la sala para recibir a su amado novio el cual ya había llegado a casa.

Antes de cruzar el pasillo para llegar a su destino logro distinguir como el muchacho pelinegro suspiraba cansado al mismo tiempo que con pesar dejaba sus zapatos en la entrada.

- Odio esto...-

El agotado Slytherin resoplo y antes de seguir quejándose; tomo un bote de gel antibacterial que se encontraba en la pequeña mesa de la entrada y lo esparció por sus manos. Una vez hecho ello para terminar con su fastidioso proceso de sanitización tomo el aerosol desinfectante y comenzó a rosearse completamente, hasta estar seguro de estar limpio y haber matado a cualquier germen.

Con pesar tomo asiento en el sofá. ¿Quién pensaría que este año traería una pandemia mundial? Estaba bastante cansado. No es como si se quejara de su vida o diga que le estaba yendo muy mal... De hecho, estaba bastante agradecido: tenía un techo donde dormir y afortunadamente nunca le hizo falta la comida o el dinero, además que poseía algunas comodidades a diferencia de otras personas quienes sin duda la estaban pasando mal... Pero, la realidad es que no podía evitar extrañar el salir a trabajar sin tener que preocuparse por la paranoia de los demás, o por la misma suya incluso.

La tristeza se hizo presente en su rostro, alertando así a Hufflepuff. Sabía que al rubio no le estaba yendo muy bien. El trabajo temporal de aquel muchacho consistía en atender gente... Si desde antes no era una persona que amara su empleo (Principalmente porque no era precisamente alguien paciente) Siempre se hartaba de las personas estúpidas e intolerantes con las que se encontraba durante su jornada laboral, ahora teniendo un virus en el aire las cosas se habían vuelto significativamente peor.

Insultos, groserías, actos desagradables, rabietas, etc. etc... Todo ello era lo que recibía el ojiazul en su trabajo. Siempre supo que no se podía mantener 100% complacidos a todos, ¡Pero vamos! ¡Qué esto era una completa exageración! No había ni un solo día en el que alguien no armara una tonta escenita por no querer seguir las medidas de seguridad o por creer que le están robando las neuronas. Pensó que con el tiempo las cosas se calmarían o que al menos podría acostumbrarse a ello, pero ahora se da cuenta de que eso fue una completa mentira para mantener su estabilidad mental.

Todos los días se aguantaba las ganas de tomar a algún cliente por el cuello y decirle "SI NO QUIERES SEGUIR LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD ¡QUÉDATE EN TU ESTÚPIDA CASA!"... Al final, por obvias razones no podía hacer aquello, aunque el que ganara bien le reconfortaba tan solo un poco, pero eso no quitaba lo mucho que odiaba a las personas ahora y lo enojado, frustrado o cansado que siempre llegaba a casa y hoy no era la excepción.

De mala gana se acomodó en el sofá y cerró los ojos por un momento para tal vez despejar su mente. Antes de que pudiera abrirlos, sintió como un peso extra se hacía presente en sus piernas, al igual que también percibió como unos brazos le rodeaban el cuello.

- Puff... No estoy de humor ahora. Aparte, aún no me he duchado y estoy lleno de gérmenes.-

Al joven castaño le importo muy poco escuchar la queja de su novio, y hundió su rostro en el espacio libre que había entre su cuello y hombro.