No como antes

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Sin duda a aquel hermano mayor el corazón estaba por salirse. Era como si lo hubieran paralizado... Su respiración fríamente entrecortada le delataba. Incapaz de fijar su mente en otra cosa más que la imagen de aquel animal destrozando a Leonard corrió instintivamente hacia adelante.

No llego más lejos puesto que Tyler le tomo con desesperación de la muñeca.

-¡NO CHET! ¡Si vas te hará daño!- Suplico el pelirrojo amigo de su hermano. Sin despegar el agarre que mantenía.

La mirada incrédula del Gryffindor no hizo más que fijarse en el camino por el que se había ido aquel mamífero.

-¿Y a Leonard?- Pregunto con culpabilidad y al borde de que las lágrimas se le salieran. -¡¿No le hará daño también?!- Cuestiono con molestia en la voz.

No era ira contra el joven que le cuestionaba, era ira contra el mismo, contra su maldita lengua larga e incapacidad para reaccionar a tiempo y evitar esa situación que le carcomía por dentro.

-¡Es mejor decirle a algún profesor!- Razono el menor. También estaba asustado, pero no podía permitir que ese chico vaya a probablemente a una madriguera llena de esas bestias.

-¡No hay tiempo para eso!- Reclamo soltándose del agarre y retomando su único pensamiento: Ir por su hermano.

- Lo siento... No puedo dejar que hagas eso.-

Volteando a ver a Tyler para disculparse por su atrevimiento de gritarle y hacerle entender que tenía que irse, el Ravenclaw saco su varita lanzándole un hechizo directo a la cara.

Cayendo inconsciente sobre él, lo sostuvo de los hombros evitando que su cuerpo toque la nieve y aunque estaba preocupado por su mejor amigo; no podía arriesgarse a que todo empeorara por la imprudencia de Chet.

Encantando el cuerpo del Todd y del otro Gryffindor herido, se dirigió a paso rápido hacia el castillo. Debía llegar lo más rápido que podía para pedir ayuda. Observando por última vez la dirección por la que se había perdido Leonard la mirada se le apeno.

- Aguanta Leo... Por favor.- Rogaba porque su amigo fuera lo suficientemente paciente e inteligente como para aguantar por la ayuda.

Abriendo de golpe los ojos Todd miro desconcertado a su alrededor, estaba recordando de poco a poco que había pasado antes de quedarse dormido. Notando que no había nadie más, el corazón se le acelero inevitablemente.

-¿Dónde estoy?...- Preocupado su respiración se comenzó a alterar.

Habría comenzado a temblar y a sobre pensar de no ser porque sintió una suave respiración cerca de él. Moviéndose lentamente y siendo calmado por la presencia de su "mascota" le dio leves caricias haciendo que abriera los ojos, parece que no era el único que se había quedado dormido.

- Hola...- Saludo con la voz ronca y una pequeña sonrisa que delataba su nerviosismo. Aquel animal al darse cuenta de su estado no tardo en echársele encima como si de un perro se tratase y empezó a lamerle la cara sacándole varias risas distrayéndolo.

-¡Oye! No me ensucies.- Pidió divertido mientras le acariciaba. Su preocupación se había disipado gracias a él.

Mirándole a los ojos Leonard sonrió y le dio un beso en la frente al lobo quien se quedó quieto.

- Eres un buen chico.- Sentencio recibiendo leves aullidos agradecidos por parte de su acompañante. Hubiera seguido con él jugando otro rato, de no ser porque se fijó como el atardecer ya les había alcanzado.

-¡Merlín!- Parándose rápidamente sin quitar la vista del sol cuestiono al aire cuanto tiempo había pasado desde que se fue.

- Tengo que volver al castillo....- Dijo antes de revisar que tuviera todo lo que había traído.

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