Historias Slytherpuff

Hanayome...

¡A que no se esperaban actualización tan rápido JAJA!

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Todo era tan oscuro, pero a la vez estaba contradictoriamente iluminado. Podía escuchar voces, miles de ellas pronunciando su nombre, miles de ellas riendo, miles de ellas diciendo: "te amo"...

La cabeza le zumbo ante ello. Era como si su mente se esforzara en recordar algo, como si le señalara que era necesario confiar en su intuición y dejar la lógica atrás, pero le era tan difícil.

"Mike..."

Con duda intento ponerse de pie y alcanzar aquella figura. "Alcánzala... tienes que alcanzarla."

"Mike..."

"Tú puedes, esfuérzate, solo síguela y no te dejes llevar por la realidad."

-¡Mike!- El castaño regaño al joven que se encontraba dormido en su regazo.

El pelinegro asustado abrió los ojos de golpe.

Recupero levemente la conciencia al notar quien era la persona que le llamaba. Dio un suspiro de alivio y solamente se acomodó para volver a su sueño ignorando los llamados de su compañero.

-¡Vamos! Si no te despiertas se acabaran los mejores postres.- Menciono desanimado el menor, haciendo que el pelinegro le mirara con flojera y volviera a cerrar los ojos.

- Te comprare los que quieras más tarde, ¿bien?-

-¡Mike!- Intento pararse reiteradas veces, sin embargo el muchacho se abrazó con fuerza a las piernas de su querido amigo. Ya no tenía sueño; ahora solo quería molestarlo.

Repentinamente el castaño se quedó quieto haciendo que el pelinegro subiera la mirada con duda, ese muchacho no se rendía así de fácil.

-¡Te amo!- Pronuncio con fuerza provocando que el Slytherin le soltara completamente sorprendido y con el rostro teñido de rojo. En ese momento; el tejón aprovecho para irse corriendo al gran comedor mientras reía.

-¿Qué...? ¡JAMES!- La pena invadía al pelinegro. No estaba acostumbrado a las muestras de afecto públicas y cerca de ellos había como unas 5 personas. -¡NO TE PUEDES IR ASÍ!- Reclamo con enojo, a la vez que perseguía a su pareja.

Estaban a punto de culminar su 6to año en Hogwarts, a la vez que pronto cumplirían 3 años de un noviazgo lleno de inocencia y ternura. Ambos muchachos se habían conocido en la biblioteca; pues ahí era donde el Slytherin solía irse a dormir y ese mismo lugar era donde nuestro hufflepuff iba a estudiar.

Verse se fue volviendo una costumbre, hablarse fue más un capricho, irse conociendo les parecía un milagro y enamorarse estaba escrito en el destino... Porque no importaba que les pasara; la vida buscaría siempre como juntarlos de nuevo.

- Si sigues siendo tan flojo, jamás alcanzaremos buena comida. ¿Me escuchaste?- Hablo seriamente el castaño. Se habían acabado sus postres favoritos y eso le tenía algo irritado.

- Le das mucha importancia...- Menciono el Slytherin sonriendo de lado, mientras intentaba calmar a su tejón acariciándole el cabello. Cuando estaban solos era la persona más melosa del mundo. -¿Qué importa si no alcanzamos unos pastelillos?-

El muchacho hizo un sonido exagerado de horror y se cruzó de brazos. Con la comida ¡Jamás! - Entonces dejare de esperarte para ir a las cocinas, ¡No dormirás encima de mí! ¡Y comerás solo!- Sentencio totalmente serio.

El slytherin soltó una risa y dio un pequeño beso en el cabello de su pareja, quien seguía de brazos cruzados ignorándole.

- Entonces voy a morir de hambre.-