19.

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—¡Que tonto! —exclame, contemplando lo guapo que se veía YoonGi.

—Entremos chicos. La cena esta casi lista —comentó rápidamente la madre de YoonGi.

Había oído de la boca de mi padre la descripción de la casa de su mejor amigo y socio. —El señor Min— pero vaya que su descripción se había quedado bastante corta. Su casa era aún más hermosa y elegante de lo que me había contado mi padre.

—¡Wow! Su casa es una maravilla —mencioné un tanto eufórico.

—Tu novio es un encantó hijo —prontamente llegamos al comedor, un comedor bastante encantador, lujoso, que se encontraba perfectamente bien cuidado, desde su suelo de mármol, hasta el candelabro pulcro y brillante que bajaba en cascada unos 10 centímetros, reluciendo con la escasa luz que aún había del atardecer.

—Pero que dices Jin —detenia su pasó, esperando a que su esposa entrara primero a la pequeña sala —Tu casa es igual de maravillosa y lujosa —agregó el padre de YoonGi, haciéndome sentir algo incómodo, es decir, era cierto que mi casa era igual de grande y lujosa pero no se sentía el amor y calidez como en la de YoonGi. —Es más me atrevo a decir que tu casa es aún mejor que la nuestra.

—¿Bonito?

Realmente ahora que lo pensaba, mis padres nunca se habían inmutado en darme el amor suficiente, el amor que desde chico me hizo tanta falta y que afortunada o desafortunadamente me daban otras personas.

—¿Jin? —una calida mano, apresó mi mano fría, haciéndome volver a la realidad.

—Lo siento, ¿que decías? —la expresión de YoonGi reflejaba preocupación.

—¿Te sientes bien? —Tanto los padres de YoonGi como él mismo se detuvieron en espera de una respuesta de mi parte. Al parecer me había perdido por un buen tiempo.

—¡¿Qué?! —Yo me encontraba aún más descorcentado que ellos. —Lo siento, es sólo que... recordé que no he hecho la tarea. —respondí sonrientemente en un intento por convencerlos.

—Quizá deberías decirle a tu profesor que no les deje tanta tarea. —bromearon tanto el padre como la madre de YoonGi, haciéndome notar que ambos me habían creído.

—Sí, verdad. —continúe su ligera broma.

—Bien, pasemos directo al comedor.

—Vamos a hablar después, bonito —susurro YoonGi, lo bastante cerca como para herizarme todos los bellos de mi piel —

—¡Qué! —exclame aún más bajo que el susurro del mismo Yoon Gi.

—Lo que oíste —tan pronto los padres de YoonGi, desaparecieron delante de nosotros, el pelinegro a mi lado invadió rápidamente mi espacio —Yo no te creó —susurro muy cerca de mi oído con su voz ronca que me encantaba, sólo que no en estos momentos.

Me parecía demasiado irreal estar sentado con los padres de YoonGi, quién durante tres años había sido nada más y nada menos que mi amor imposible de la universidad, no solo por el hecho de que era mi profesor, sino por el hecho de ser un hombre, ...

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Me parecía demasiado irreal estar sentado con los padres de YoonGi, quién durante tres años había sido nada más y nada menos que mi amor imposible de la universidad, no solo por el hecho de que era mi profesor, sino por el hecho de ser un hombre, yo que solo pensaba en que me casaría con una mujer con la cuál formaría mi vida.

Pero que equivocado estaba.

Apesar de que los días pasaban y pasaban —a mi parecer bastante rápidos —yo seguía sin creer que ahora era novio de mi profesor, de mi fabuloso profesor Min YoonGi, al cuál mis compañeras se lo comían con la mirada, sin pena alguna.

Tenía que aceptar, que apesar de saber que él era ahora mi novio, me daban muchos celos, las miradas sin vergüenza de mis compañeras, como lo recorrían de arriba abajo sin una sola pisca de discreción.

—¿Bonito? —Tan rápido como pude salí de mis pensamientos, los cuáles me mantenían alejado de la tan amena conversación de los Min.

Con calma pero sobre todo suavidad, una mano larga con finos y delgados dedos, se colo hasta mi pierna izquierda —la cuál se encontraba algo tensa— por encima de esta, dando ligeras caricias cálidas, intentando relajar cada parte de esta. Sin imaginar o pensar como los bellos de mi nuca comenzaban a herizarse por el toque tan amable a mi pierna.

—Tranquilo —lo dice la persona que toca a otra con devoción, con fervor, con amor, alterando todo dentro de esta.

En cualquier otra situación, se pensaría que la persona que te toca lo hace con otra intención, una intensión lujuriosa o algo por el estilo pero esta no era una de esas situaciones, por el contrario, era una situación más que perfecta para relajarse, para sentirse querido.

—Estoy tranquilo, es solo qué... —Tomando el suficiente aire y valor, respiré hondo. —Si me hubieran dicho hace unos meses que estaría en una relación contigo, para nada se los habría creído.

—Ni yo lo hubiera creído bonito. —Los nervios que me habían abandonado cuando comenzamos a comer, volvieron a invadirme. —Intenté de varias maneras que me dejarás de gustar y por más que lo intenté no lo logré. —por unos cuantos segundos intenté no pronunciar nada pero a quién engañaba tenía que preguntar, no quería que aquellas dudas me siguieran carcomiendo la cabeza.

—¿Por eso comenzaste a salir con la profesora JiWoo? —solte sin más, sin el mas mínimo cuidado, alertando a YoonGi, haciéndolo ponerse de pie y darme la espalda completamente —¿Por qué saliste con ella? ¿Para olvidar mi presencia o por qué ella te gustaba? ¿Te gusta aún?

Serendipia ꒱ Yoonjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora