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La primera vez que el intimidante profesor Min YoonGi —como varios solían conocerle—, se presentó frente a todos sus estudiantes del último año, la reacción de la mayoría fue de intriga acompañada con un poco de nerviosismo y miedo, ya que pocos grupos habían conocido el carácter tan demandante del mismo.

Sin embargo, aquella pequeña minoría de estudiantes que ya conocían su carácter tan particular y su forma de ser durante las clases, se consideraban afortunados, a pesar de no recibir un trato especial.

Inmediatamente como llegó el primer día de agosto, el profesor Min YoonGi comentó a aquél grupo de minoría que sus clases de los días miércoles por la mañana —más exactamente a las siete de la mañana— pasarían a ser por la tarde, al término de todas sus demás clases con la excusa de que quería que descansarán mejor, ya que además de darles clase de economía, también les daba a algunos un pequeño taller de música.

Ninguno de los jóvenes dentro del grupo tenía problema alguno con aquél nuevo ajuste de horario, muy por el contrario, la idea les encantaba pues era el único día de la semana que entraban más temprano y de cierta forma no les agradaba.

El hecho de que las cosas fueran de esa cierta manera, incomodaba un poco —solo un poco— a uno sólo de sus estudiantes, Kim SeokJin, pues esté creía que la mejor manera de empezar el día era viendo y oyendo las ocurrencias del profesor Min YoonGi, oyendo sus divertidas quejas matutinas acerca del tráfico que había de camino a la universidad, claro qué, verlo al finalizar las clases tampoco estaba del todo mal. SeokJin seguiría oyendo sus quejas sólo que de otro tipo de cosas, como justo ahora que el mayor comenzaba a quejarse de que en el aula donde se encontraban ambos, estaba algo fría.

A SeokJin, le costaba creer que el profesor YoonGi hubiese llegado demasiado temprano y es que el hecho de que estuviera frente al pizarrón en extremo tranquilo, sin decir absolutamente nada, tampoco ayudaba. Desde que ambos habían entrado a aquella aula, la sangre en las mejillas de Jin se volvió en su contra.

Nervios y ansias eran las emociones más fuertes que Jin sentía en todo su cuerpo.

Quería preguntarle al profesor YoonGi el motivo por el qué había llegado temprano pues le daba cierta curiosidad pero le daba aún más pena hacerle una pregunta de esa clase. Lo que menos quería el pelinegro era que el pelirrubio pensará que era un entrometido, aunque tampoco quería que siguieran en silencioso.

Así qué preguntó algo más educativo o al menos eso intentó. —¿Profesor? ¿Va a hacer algún examen o trabajó especial el día de hoy? —Y desde luego falló.

—¿Por qué? ¿Planeas avisarle a TaeHyung? —preguntó el mayor con un tono de voz que fue pasivo agresivo, haciendo al mismo Min YoonGi golpearse mentalmente por haber sonado como un completo tonto que estaba nada más y nada menos que celoso.

Lo cuál si lo analizaba lo suficiente era absurdo pues hasta donde se había dado cuenta YoonGi, Kim SeokJin era heterosexual, malditamente heterosexual.

—Sí. —contestó con cierto nerviosismo en su voz SeokJin. Afortunadamente para él, el pelirrubio delante suyo no se dio cuenta de aquello ya que seguía atentó escribiendo sobre la pizarra de color blanco frente a él.

Jin, no tenía planeado avisarle a TaeHyung acerca de algún trabajo o examen que el profesor Min amenazará con hacer, puesto que sería más que absurdo cuándo sólo se encontraban ellos dos en el salón. Más bien quería contarle que por fin se había animado a hablarle al profesor sin sonar tan condenadamente nervioso.

Eso en definitiva era mejor que quedarse sin hacer, ni decir nada, era sin duda mejor que seguir sólo mirando a Min YoonGi desde lejos.

Luego de dos horas de algo de incomodidad entre los únicos dos hombres dentro de aquella aula, Jin no había podido dejar de mirar al profesor YoonGi. Los ojos del menor lo traicionaban en cada oportunidad, centrándose sólo en la cabellera rubia del mayor, al igual que en sus brazos largos pero fornidos. En sus dedos finos y elegantes, en su ropa negra y ajustada, pero sobre todo en la manera con la que jugaba con sus manos cuando leía algo tan concentradamente.

Serendipia ꒱ Yoonjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora