28.

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El golpe que había recibido en la parte trasera de mi cabeza —casi a la altura de la nuca— me estaba generando un inmenso e insoportable dolor de cabeza. No lograba concentrarme del todo, los ruidos y voces que se oían en donde me encontraba, apenas eran audibles para mí. Quería moverme, quería saber dónde demonios me encontraba, quería poder abrir los ojos —los cuáles sentía endemoniada mente pesados, y que apesar de estar cerrados, sentían una intensa luz blanca sobre ellos— pero por sobre todo lo demás y aún muchísimo más importante, quería saber dónde se encontraba Jin.

Hasta antes de recibir aquel maldito golpe, él estaba conmigo. ¡Joder! ¡Él estaba conmigo! Me odiaría enormemente si algo le hubiera llegado a pasar por no haberlo sacado de mi automóvil, aunque fuera a rastras cuando puede hacerlo.

Él es mi prioridad por encima de cualquier cosa.

Intenté mover mis manos y pies al mismo tiempo sin ningún éxito, me sentía condenada mente apretado, atado a algo. Sentía como unas gotas de sudor comenzaban a escurrir en parte de mi rostro.

El calor a mi alrededor, empezó a hacerse aún más insoportable.

Sin darme tiempo de reaccionar, un par de brazos me alzaron del suelo frío donde yacía tirado —hacia unos instantes —cuál costal cualquiera.

—¡Despierta, Gi! —cantó suavemente a la altura de mis oídos, la voz de una mujer, que desde luego que conocía. Era nada más y nada menos que la voz de JiWoo —No quiero que pierdas un sólo detalle de lo que le haré a tu precioso novio —susurro, generando que rápidamente la sangre en mis venas se calentará, al mismo tiempo que todo mi cuerpo también lo hizo.

—Usted está loca —velozmente pude identificar aquella voz —¿Porqué demonios nos está haciendo esto a YoonGi y a mí? —preguntó Jin, intentando no perder la compostura.

Cómo pude, obligué a mis ojos a abrirse por fin. Necesitaba desperadamente confirmar que Jin, estuviera bien, que no tuviera herida alguna.

Enseguida que mis ojos se abrieron de par en par, no tardando ni un par de segundos en encontrarlo a él, posicionandose inmediatamente sobre su rostro, sobre sus manos y pies, los cuáles se encontraban sujetadas con cinta adhesiva a una silla de madera.

Jin, se veía bastante frágil, bastante débil, por lo menos ante mis ojos.

—Porqué ¡TÚ...! —JiWoo, señaló a Jin —¡TÚ, me robaste a Min YoonGi! ¡Él era mío, nos íbamos a casar! —comenzo a gritar la castaña ahora frente a él, más que furiosa ¡Tú lo arruinaste todo! —sollozo, en un último arranque de desesperación.

—¿Yo? ¿Habla enserio? —canturreo divertido, Jin —YoonGi, le propuso matrimonio, ¿Y usted qué le dijo? —era impresionante la postura que estaba manteniendo Jin, en estos momentos —Se quedo callada. Desde ahí lo perdió. Perdió la oportunidad de compartir toda tu vida con él. Perdió a un hombre maravilloso. Si él me llegará a proponer matrimonio, enseguida aceptaría, no lo pensaría dos veces, ni por un segundo. Porque yo sí sabría valorarlo —Las palabras de Jin, me habrían hecho inmensamente feliz de oír de estar en una situación diferente a la que nos encontrábamos.

Jin había lastimado a JiWoo de manera sorprendente. Se podía observar en la manera en la que ahora respiraba, en la manera que caminaba desesperada de un lado a otro.

JiWoo se paró frente a Jin, con furia y enojo incontrolable, levantó su brazo con la palma de su mano totalmente abierta, dispuesta a darle una cachetada a Jin.

—¡No te atrevas a ponerle un sólo dedo encima a Jin, JiWoo! —exclamé con un tono de voz completamente ronco, mi boca seca estaba siendo otro martirio más, a los que ya estaba teniendo en estos precisos momentos —De-deja que Jin, se vaya de aquí. A-arreglemos esto entre tú y yo —mencione, con la voz un tanto entrecortada —Jin, no tiene nada que ver, en lo que pasó entre nosotros —mis ojos algo hinchados, comenzaron a cerrarse una y otra vez. El calor estaba acabando con la poca fuerza que me quedaba.

—Esta bien, voy a dejar que se vaya —mi corazón dió un brincó, de verdad esperaba que ella, estuviera diciendo la verdad —Con una sola condición —agrego rápidamente.

—¿Cuál? —pregunté intrigado, centrándo ahora mi vista en ella, en sus ojos de color miel, los cuáles hasta hace unos meses, se me hacían los más dulces.

—Que, TÚ Y YO —lo recalcó fuertemente —Volvamos a ser novios y además comencemos los planes de boda —mi vista se centró en Jin, de nueva cuenta en el hermoso iris café de sus ojos que apesar de mantenerse firme, se notaba el miedo que sentía muy en el fondo, en sus labios resecos, en el color pálido de su rostro, en sus bellos mofletes que tenían pequeñas gotas de sangre, en sus brazos y piernas totalmente rojas, por la cinta adhesiva de la que se veía, estuvo intentando zafarse.

Mi vista se nubló por segunda vez cuándo un ladrillo se estampó veloz y fuertemente contra mi cabeza, sin siquiera darme tiempo a reaccionar.

—¿Porqué demonios no despierta? —comentó alguien, soltando un fuerte sollozó

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—¿Porqué demonios no despierta? —comentó alguien, soltando un fuerte sollozó.

Mi cuerpo se sentía débil. Mi cabeza punzada incesantemente.

Una luz blanca invadió el iris de mis ojos, cegándome completamente, no podía ver nada por aquella estúpida luz.

—¿Señor Min? ¿Puede oírme? —Una voz femenina me empezó a hablar, era una voz gruesa.

Cómo pude, seguí la luz que comenzaba a moverse aún sobre mi ojo derecho, hasta que ésta cesó al igual que mi ojo, el cual se cerró.

—Está semiconsciente pero es por la anestesia. En un par de minutos despertará bien. —mencionó la misma voz gruesa que hacía sólo unos instantes me había hablado.

—Gracias. ¿Puedo quedarme aquí con él? —preguntó una voz diferente.

—Por supuesto pero sólo un par de minutos. Necesita descansar.

¿Descansar? ¿Dónde estaba? ¿Que me había pasado?

Serendipia ꒱ Yoonjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora