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Entrando los primeros rayos de sol por la ventana central de la recamara principal, Min YoonGi sintió una mano fría rozar una de sus mejillas con mucha delicadeza. Acción que no le asusto o siquiera incomodo al hombre mayor, puesto que sabía bien que no se encontraba solo.

—¡Despierta, dormilón! —susurro una suave y dulce voz femenina sobre los sensibles oídos de Min YoonGi, quien se encontraba cómodamente recostado de lado sobre su cama con los ojos débilmente cerrados.

—Cinco minutos más... —contestó lentamente el semidesnudo hombre con su voz rasposa, volviéndose al final un tanto sensual.

—Mgh... —se quejó bajo la pequeña pero encantadora mujer.

Entreabriendo sus ojos muy serenamente, YoonGi miro a la hermosa mujer que se encontraba al lado suyo y estiro su mano hasta a ella, fallando. —Recuéstate conmigo. —pidió bajamente a su acompañante, viendo como esta comenzaba a levantarse de la cama que había sido testigo del deseo y desenfreno de ambos adultos la noche anterior.

Ahogando un par de palabras en su garganta, el pelirrubio miro a la linda y sensual castaña durante un par de segundos, notando lo bella que esta era.

Parándose frente a YoonGi total y completamente desnuda, discutió burlesca la mujer —Nada de 5 minutos. —dándole un ligero golpe sobre la cabeza con el dorso de su mano a YoonGi, la mujer sonrío feliz. —Tienes que dar una clase en menos de dos horas. —Le recordó eufóricamente la chica haciendo desaparecer todo rastro dentro de la mente de Min YoonGi de poder de permanecer acostado un segundo más.

YoonGi, rápidamente comenzó a considerar que era un mal momento para ser profesor y peor aún que fuera de universidad, ya que era ahora él tenía que poner el ejemplo en cuanto a puntualidad y responsabilidad.

—¡Eres un flojo! —exclamó divertida la acompañante de YoonGi, al mismo tiempo en que depositaba un casto beso sobre los labios finos del mayor.

Notando tenazmente YoonGi el sabor de aquel brillo labial que traía sobre sus labios la castaña, una mueca de desagrado se instaló sobre el rostro, ahora pálido, del mayor.

—Cereza —comenzó diciendo el pálido bajamente —, tenía que ser... —finalizó, una vez más que sintió el desagradable sabor de su fruta menos favorita esparcirse por sus labios. —¿Es nuevo tu labial? —preguntó tranquilamente mientras que se tallaba perezosamente los ojos en un intento por no dar a notar su descontento con esté sabor de brillo labial.

Asintiendo sonrientemente, la castaña tomó asiento sobre la cama quedando casi a la altura de YoonGi, admirando como este tenía su vista posada sobre sus senos, los cuáles eran más grandes que el promedio habitual en las mujeres de su edad, eso sin mencionar por supuesto que eran bastante firmes sin la necesidad de un molesto sostén.

—Sí, lo compré especialmente para ti. —añadía la sensual mujer a su lado, levantándose calmadamente de la cama dejando a un más y a la vista de YoonGi, su cuerpo completamente desnudo. —¿Te gusta? —pregunto interrogante la fémina, dejando con la clara duda a YoonGi de a que se refería, si a su labial o a su cuerpo que sabia bien se encontraba recorriendo completamente con la vista.

Dando un paso tras otro, lentos y cortos, la pequeña mujer se estaba encaminando hasta el baño donde un par de segundos después se detuvo justo en la entrada del mismo. Girando poco a poco dirigió su vista a los ojos oscuros del atractivo pelirrubio frente a ella. Sonriendo e inclinando su cuello en un ángulo de 45 grados, la hermosa mujer le dedico una mirada enteramente de coquetería.

Serendipia ꒱ Yoonjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora