14.

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El aire acondicionado dentro de la cafetería Pearl Dark está siendo sin duda alguna la mayor salvación de Jin, y es que sino fuera por ello, por su frente estarían escurriendo un par de gotas de sudor.

SeokJin no creía todavía posible que el hombre que hacía su cuerpo actuar de manera torpe y hacer su corazón latir de sobre manera, estuviera frente a él, con una media sonrisa que era más que obvio era una fachada a su nerviosismo.

La pierna de YoonGi mantenía un movimiento constante de arriba hacía abajo desde que había visualizado a aquel hermoso pelinegro llegar al café donde el mejor amigo de éste le había asegurado que estaría. Claro que, grande fue su sorpresa al ver al menor llegar en una moto.

Las manos de ambos se encuentran sobre y al frente de la mediana mesilla donde Jin y YoonGi están sentados muy nerviosamente.

—¿Están listos para ordenar? —Rompiendo un poco la ansiedad entre ambos hombres, YoonGi le sonrió a Jin para después mirar perdidamente la carta frente a ellos con los cafés y pastelillos más especiales de aquel lugar.

—Por favor. —pidió YoonGi a Jin mientras le dedicaba una mirada dulce.

Sonriendo, Jin sintió los nervios apoderarse de su rostro ahora sonrojado.

—Amm... —Carraspeando suavemente su garganta, Jin fijó su vista en la chica peliroja a un lado de ellos y volvió su vista a la carta frente a él. —Voy a querer un capuchino y un pastel de chocolate.

Anotando en una pequeña libreta la orden de Jin, la chica respondió y asintió. —Enseguida se lo traigo. —Centrando la chica su mirada en YoonGi, espero a que éste le dijera su orden de igual forma que Jin.

—Yo sólo voy a querer un café negro pero que sea extra cargado, por favor.

Ordenando finalmente YoonGi, la chica a un lado de ellos, les sonrió y empezó a encaminarse hasta la cocina dejando solos a ambos hombres que sentían sus nervios agrandarse un poco más.

—Quiero disculparme con usted por haber sido tan grosero la última vez que nos vimos. —Jugueteando con una servilleta, Jin se apresuró a disculparse con el profesor YoonGi quien era más que obvio necesitaba una disculpa pero no porque él así la quisiera sino porque así lo quería Jin.

—No tienes porque hacerlo, Jin. —Empezó diciendo YoonGi mientras observaba tranquilamente a Jin quien era incapaz de mirarle a los ojos por mucho tiempo. —La manera en la que me expresé no fue la mejor de todas y entiendo porque reaccionaste cómo lo hiciste.

Los dos somos unos tontos...

Riendo, YoonGi se aventuró a tomar entre sus manos las manos del mismo chico frente a él. El pelinegro de YoonGi estaba verdaderamente nervioso por aquello que estaba haciendo pero poco le importaba al sentir los latidos de su corazón acelerarse en demasía.

—Jin...

La voz rasposa del mayor pronunciando su nombre era una de las mejores sensaciones que podía recorrer cada espacio del cuerpo de Jin.

—YoonGi...

Claro que a YoonGi le pasaba exactamente lo mismo con la voz suave y dulce del menor.

—Quizá estoy yendo demasiado lejos aquí y ahora, contigo, pero me gustaría mucho que me permitieras cortejarte. Nada me haría más feliz que me dieras una oportunidad para demostrarte que lo que siento por ti es verdadero y que lo que menos quiero es jugar contigo. Yo sé que quizá no soy la persona adecuada para estar contigo por el hecho de ser tu profesor pero...

—Pero por algo dicen que para el amor no hay edad, clase social, raza o religión. —Completó lentamente Jin por YoonGi.

—Me gustas mucho, Jin. Y nada me gustaría más que me permitieras demostrártelo.

Instalándose un escalofrío en la espalda baja del cuerpo de Jin, éste sonrió y asintió a aquella tan hermosa proposición por parte del mayor frente a él.

Porque la vida consistía en eso, en arriesgarse por las cosas que uno más quería.

—Entonces, ¿ahora seremos novios? —preguntó serio Jin a YoonGi, a lo que el mayor no pudo responder porque un hombre de aura y mirada intimidante llegó hasta donde se encontraban él y Jin.

—Jin...

—In Jae... Esto, yo, esto no es... —tartamudeando, Jin separó sus manos de las de YoonGi y sintió su mundo ante In Jae derrumbarse.

Poniéndose de pie, YoonGi estiró su mano hacía In Jae, demostrándole claramente que era un hombre con valor.

—Mucho gusto. Lamentó los inconvenientes que mi encuentro con Jin hallan ocasionado para con usted.

—Agradezco la sinceridad que tiene conmigo. —dijo primeramente In Jae mientras YoonGi se paraba y le cedía el asiento frente a Jin, puesto que, era más que obvio que el quería hablar con él a solas.

Una vez que YoonGi desapareció del campo visual de Jin y In Jale, éste último volvió a hablar.

—Debo admitir que el plan que hicieron que TaeHyung,  Seojun y tú, fue muy bueno. —halagó el mayor con nada de diversión. —Pero, sabes que no tienes porque escaparte así de mí, sabes lo permisivo y comprensivo que soy. —explicó el mayor de los dos mientras centraba su vista en el hombre que los había dejado hablar solos. 

—Yo... de verdad lo lamentó.

—Prométeme que no volverás a escaparte de tal manera.

—Te lo prometo. —Juró con confianza, Jin.

—Ahora, quizá no quieras que me entrometa pero me gustaría saber, ¿quién es él y por qué está contigo? —In Jae no quería ser para nada entrometido en la vida de Jin pero todo lo que pasará con el menor le importaba por completo.

Guardando silencio, Jin bajo su mirada y no supo cómo comenzar a decir la verdad a el hombre que por tantos años había cuidado de él, inclusive más que sus padres.

—No planeo juzgarte, porque no soy nadie para hacerlo. —recalcó nuevamente el hombre mayor.

—Él, él es mi profesor... pero también es el hombre que gusta y que gusto de él... Soy homosexual. —soltó más que rendido Jin y es que perder la amistad y cariño de In Jae era lo que menos quería.

—Vaya, creí que TaeHyung y tú tendrían algo algún día. —explicó serio el mayor en un claro intento por hacer sentir un poco más cómodo al menor.

—¿Cómo? ¿No estás sorprendido por lo que dije? ¿No me vas a dejar de querer y cubrir en cada cosa que te pido?

—La orientación sexual no es algo por lo que la gente deba dejar de sentir cariño por la persona que quiere algo diferente a las demás y quiénes lo hacen no saben todo aquello maravilloso que se pierden de vivir y querer. Jamás podría dejar de quererte y cuidarte solo porque te gustan los hombres, eso sería muy tonto y soy tonto pero no a ese grado.

Levantándose de su asiento, Jin abrazó fuertemente a In Jae quien se sentía nuevamente contento de contar con la confianza de su niño de veintidós años.

No importa que pase, recuerda esto. Siempre te voy a querer sin importar que.

Esas habían sido las palabras que Jin tanto había esperado escuchar de alguien que lo rodeaba con su cariño y afecto desde que tenía memoria.

Serendipia ꒱ Yoonjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora