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Se suponía que las clases en la universidad a la que asistía Kim SeokJin habían terminado hace aproximadamente una hora. Sin embargo, aún podía escuchar un par de sermones detrás de él, todo producto de su mejor amigo, Kim TaeHyung.

—¿En verdad no vas a hacer nada para que el profesor YoonGi y tú puedan seguir en contacto al terminar la carrera? —preguntó por tercera vez su mejor amigo.

SeokJin estaba algo cansado de que su mejor amigo no dejara de preguntarle si iba o no iba a hablarle a su profesor de economía Min YoonGi, quien además de darles dicha materia, también les daba taller de música.

Negando lo obvio, SeokJin se rehusó ante su amigo al hecho de entablar una relación con uno de sus profesores, sobre todo si no le hablaba para nada más que lo estrictamente necesario, no importaba cuanto le gustara su profesor, no se pondría en ridículo por nada del mundo ahora que estaba a solo un semestre de terminar la carrera en Negocios Internacionales.

—Eres un cobarde. —declaró TaeHyung, posando sus ojos cafés en la figura de su mejor amigo enfrente suyo mientras se adentraban a la gran habitación del pelinegro de SeokJin.

Ignorando las palabras de TaeHyung, SeokJin se recostó descuidadamente sobre su cama y fijo rápidamente su vista sobre el techo de color blanco de su habitación, la cual y debido al intenso sol de la tarde deslumbraba aún más.

Cerrando sus ojos instintiva e inmediatamente, SeokJin sintió sus parpados punzar un poco menos.

—SeokJin, eres un grandísimo cobarde. —comentó de nueva cuenta TaeHyung, notando como el cuerpo de su amigo se relajaba con suaves y lentas respiraciones, mismas que hacia con los ojos totalmente cerrados. —Te gusta, ¿no? —cuestionó con un poco de pesar.

Tomándole cierta importancia a aquella pregunta, SeokJin sintió su cabeza punzar un poco más y no era del todo por la pregunta de su amigo sino por una serie de cosas que habían sucedido en el día, empezando con la segunda clase en la universidad, donde se había enterado que el profesor Min YoonGi sería el asesor encargado de ser el responsable de su grupo, por tercera vez consecutiva, algo que era un tanto incómodo para SeokJin ya que durante el último año y medio, el mayor se había hecho cargo de cada grupo en el que el par de amigos se inscribían.

—Sí. —respondió bajamente el pelinegro —Pero no importa cuánto me guste, no voy a hablarle.

Bajo la cabeza de Jin una almohada de color blanco se encontraba colocada, misma que sin pensarlo dos veces, SeokJin coloco encima de su rostro en un intento por cubrirse de los intensos rayos de sol que caían directamente sobre su cara y por huir a la mirada interrogante de su mejor amigo. —Odio que sea nuestro tutor nuevamente... —mencionó con la voz entrecortada el pelinegro, producto de la almohada encima de su rostro.

TaeHyung no podía evitar sentirse completamente tonto ante su mejor amigo y es que para nada tenía una autoridad moral para aconsejarle que le hablará a la persona que le gustaba cuando él mismo no lo hacía por miedo a que le rechazarán, algo muy probable, ya que la persona que le atraía gustaba de alguien más.

Ignorando la ligera opresión dentro de su pecho, TaeHyung se paró frente a los pies de su mejor amigo ligeramente estirados y comenzó a subirse encima del mismo.

Sintiéndose de pronto un tanto más pesado en la parte baja de su cuerpo hasta la parte media alta del mismo, SeokJin quito con sumo cuidado la almohada de su cara y miro al hermoso chico de cabellera castaña que se encontraba recostado encima de él. —Hyung, tienes que acercarte un poco más al profesor YoonGi, si es que de verdad te gusta. —aconsejó dulcemente TaeHyung mientras ponía su oído izquierdo sobre el pecho de Jin en un intento por escuchar los latidos de su corazón —Sino haces algo ahora, después te arrepentirás —añadía oyendo un cambio leve en los latidos del corazón de su mejor amigo.

—No puedo simplemente ir y hablarle —se quejó SeokJin, pero no por el peso de su mejor amigo sino por el consejo del mismo —Y mucho menos confesarle lo que siento —mencionó, atrayendo la mira de su amigo, la cual brillaba muy intensamente como cada vez que ellos dos estaban juntos.

TaeHyung tenía por mucho unos ojos preciosos, algo que ciertamente no pasaba para nada desapercibido por SeokJin.

Pasando saliva pesadamente, Jin maldijo mentalmente al sentir en extremo como su mejor amigo se removía encima suyo en un intento por acomodarse mejor. Claro que aquello hizo que el pantalón de mezclilla azul que traía puesto de pronto se volviera condenadamente más apretado, al igual que la playera de color negro en la parte de arriba de su cuerpo que rozaba la parte más sensible de sus pezones.

—Claro que lo es —decía TaeHyung —Te paras enfrente de él —comenzaba diciendo con un tono totalmente nuevo mientras colocaba cada uno de sus largos brazos a los costados de Jin —, tomas aire y le dices… —pausaba, inhalando durante un par de segundos aire por la nariz y con los ojos totalmente cerrados —Me gustas… —finalizaba demasiado sincero y levantándose de encima de SeokJin, dejando al chico debajo de él con la garganta completamente seca y la mirada perdida.

“Me gustas”, repitió en su mente SeokJin y TaeHyung, sin darse cuenta de lo que verdaderamente había pasado en aquella habitación.

Serendipia ꒱ Yoonjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora