4.

554 95 2
                                    

—¡JiWoo! —grité un tanto exasperado y agitado por el hecho de haber corrido como nunca antes. —¡¿Por qué?! —pregunté exaltado. —¡¿Por qué ahora sí quieres casarte conmigo? —continúe sacando por fin el mar de confusiones que rodeaba mi cabeza, sin importar que cualquiera a nuestro alrededor me escuchará.

Tiempo atrás, creía fielmente que me había apresurado en pedirle matrimonio a JiWoo con tan solo 9 meses de haber estado saliendo, pero también era cierto que la quería y que su rechazo de alguna manera me había dolido. Pese a no haber sido un rechazo en palabras.

El rechazo en silencio que me había dado con una sola mirada y un par de acciones había sido diez veces peor. Por ello mismo era tanto mi asombro el de ahora.

—¿Por qué? —pregunté de nueva cuenta. No entendía el porque de su nueva decisión.

—Porque... —suspiro pesadamente antes de continuar —Porque no quiero perderte... —Siguió con dificultad. —Tenías razón. —confirma antes de mirarme directamente a los ojos. —Me aterra muchísimo el compromiso, pero... en definitiva es un riesgo que quiero correr contigo.

Nunca había oído a JiWoo, aceptar algo con respecto a su forma de ser, aunque ahora ciertamente ya no importaba tanto, es decir, el que ella se diera cuenta de aquello era bueno pero ahora, ya no parecía importarme a mi.

—¿Quién me asegura que si acepto que nos casemos, no me dejarás ahí, plantado en el altar? ¡¿Quién?! ¿Quién me dice que no saldrás corriendo? —Centrando mi mirada totalmente en ella, sentí dentro de mi pecho un leve dolor.

—Yo...—murmuro bajo, acercándose lentamente hasta a mí. —Se que no soy la mejor persona para asegurarte eso, pero estoy enamorada y te puedo asegurar que me siento totalmente segura de la decisión que he tomado. —pauso, tomando mis manos entre las suyas —Y me siento aún más segura de querer compartir el resto de mi vida contigo.

—Tú, tú me dijiste que no querías que yo volviera a sacar el tema de casarnos o terminarías lo poco que teníamos —dije en un tono total de reproche, soltando mis manos de las suyas.

—Se lo que dije y no sabes cuánto me arrepiento —En tal momento me encontré a mi mismo haciendo un ligero esfuerzo para no acercarme a ella y abrazarla con ternura, porque más allá de verla como una mujer, la veía como la hermana menor que nunca había tenido. Claro qué, nunca hubiera tenido una relación tan íntima con mi hermana. —¡Por favor! ¡Créeme! —pidió con los ojos totalmente cristalizados. —No te pido que olvides lo que dije y mucho menos lo que no dije, porque se que no se puede, pero si te pido que me creas. —Ante sus palabras algo rotas, vino a mi mente el recuerdo de su rostro aquel día cuando le pedí matrimonio. Su rostro denotaba miedo e inseguridad. —Entiendo que ahora seas tú quién necesita tiempo para pensar.

Volviendo de inmediato a la realidad con las últimas palabras de JiWoo, me molesté rápidamente con aquellas, con lo crueles que sonaban.

—¿Tiempo? —Formando una sonrisa sarcástica en mi rostro, la miré y continúe. —¡Tú, tú no me pediste tiempo! —exclamé con coraje.

—Lo sé... Pero sé bien que tú si necesitas tiempo. Tiempo para pensar de nueva cuenta si quieres a una mujer como yo, a tu lado —Sintiendo un nudo enorme formarse en mi garganta, contemplé como JiWoo se acercó hasta a mí y me abrazó como si fuese un último adiós entre nosotros. —Te voy a esperar. —aseguró. —No importa cuánto tiempo sea. —susurro suavemente en mi oido antes de irse.

No negaré que me dieron ganas de detenerla, de decirle que olvidaramos todo y dejáramos aún lado la excusa tonta que pusimos de por medio entre nosotros, pero no lo hice, quizá ese había sido el pretexto que necesitaba para aclarar mis ideas, y considerar de nueva cuenta si quería casarme con una mujer a la que no amaba lo suficiente como para compartir toda una vida juntos, porque eso significaba el matrimonio para mí. Una unión para toda la vida, que aunque quisiera no me atrevería a romper una vez estuviera hecho.

Una vez solo en aquella aula, recordé tontamente que había dejado a Jin en la sala de maestros —¡Maldición! ¡Jin! —Corriendo lo más rápido que podía hasta la sala de maestros, ya no lo encontré dentro de aquél vacío y frío salón. Acercándome lentamente hasta mi escritorio admiré un postick de color rosa sobre todo el montón de exámenes en mi lugar.

»Profesor, lo esperé por algunos minutos pero como note que se iba a demorar más, decidí irme. Espero no le importe.

P.d. No se preocupe por lo que no entendí de la clase de ayer, no era algo realmente importante, lo veo en clase después.

P.d.2. Vaya con cuidado.«

—¿Por qué eres tan distante y tan lindo a la vez SeokJin? —pregunté en voz baja.

—¡¿SeokJin?! —clamé, al percatarme que el olor tan elegante detrás de mi, efectivamente provenía de Jin quien se encontraba titiritando de frío

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡¿SeokJin?! —clamé, al percatarme que el olor tan elegante detrás de mi, efectivamente provenía de Jin quien se encontraba titiritando de frío.

—¡¿P-profesor?!

Inmediatamente de que mis ojos se concentraron en la figura baja de Jin, me sorprendí al ver que él se encontraba mucho más mojado por la lluvia que yo.

—¿Que haces, aquí? —Lo interrogue, mientras que intentaba quitarme la sudadera que traía bajo mi gran abrigo de color negro. —Hace horas deberías haber llegado a tu casa. —Con calma y cuidado coloqué mi portafolio sobre el suelo poco húmedo.

—L-larga historia —mencionó, observándome con detenimiento. —¿Y u-usted? —preguntó entre pequeños estornudos.

—Junta de maestros —respondí, acercándome hasta donde se encontraba sentado Jin —Toma. —Extendiendo mi brazo hacía él, le ofrecí mi sudadera.

—Se lo agradezco profesor —Inició diciendo. —, pero no puedo aceptarlo. —Para que en definitiva, volviera a confirmar que el chico frente a mí era todo un misterio.

—Por favor, SeokJin. —dije, llamando más su atención —Se ve que te estás muriendo de frío.

—Estoy bien... —Posando mi vista sobre él, lo miré de manera dudosa. —Enserio que estoy bien. —Era obvio que Jin, no quería causarme ninguna molestía.

—Entonces... ven conmigo. —dije, sujetando suavemente su brazo para así ayudarlo a levantarse del suelo frío y húmedo.

Una vez logró ponerse de pie con un poco de mi ayuda intentó replicar. —Pero... —Sin éxito alguno.

—Nada de peros, SeokJin. —Sujetando nuevamente su brazo de manera gentil, comencé a jalarlo hacia fuera de aquel techo del edificio abandonado para así empezar a correr bajo la lluvia fuerte.

Algo que agradecí enormemente, fue el hecho de que no puso resistencia alguna al momento de correr conmigo. A pesar de que no habláramos mucho durante la universidad —o más bien casi nada— como alumno y maestro en la escuela, significaba que de alguna manera extraña él confiaba en mí.

O eso es lo que quería creer yo.

—¿A dónde vamos profesor? —La curiosidad por parte de Jin, comenzó a hacerse presente.

—A mi departamento.

Serendipia ꒱ Yoonjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora