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Los pocos rayos de la luz del sol que comienzan a colarse por la única ventana de la habitación, están arrojando pequeñas y ligeras franjas de luz sobre el pequeño sillón que hay frente a la cama.

Son las 6 de la mañana, al menos eso es lo que marca el reloj sujeto a mi muñeca izquierda. YoonGi y yo, seguimos estando sentados sobre la cama, abrazados, él sentado detrás de mí, rodeando mi cintura con sus largos y fornidos brazos, yo acariciando sus brazos desde el codo hasta sus dedos, notando hasta el más mínimo detalle de entre sus brazos, varios bellos abordaban sus brazos largos, algunos de ellos más brillantes que otros, aún con los escasos rayos de sol.

El rostro de YoonGi reposa tranquilamente sobre mi hombro derecho, tenerlo tan cerca de mi me permite percibir su maravilloso olor a café amargó que tanto me fascina, puedo oír y sentir su respiración la cual es lenta pero profunda.

Por unos leves instantes centro mi atención en los alrededores de la habitación. Bajó la única ventana de la habitación hay un sofá de cuero perfectamente bien cuidado de color beige, al lado izquierdo del mismo y como parte de la decoración hay una mesa alta de cristal templado, con un florero de vidrio transparente encima lleno de lo que parecen ser dos docenas de rosas blancas —con una nota entre un par de rosas — frente a la mesa alta, se encuentra un pequeño buró de madera, donde yacen una pequeña jarra de vidrio —con sólo la mitad de agua en ella —y un vaso de vidrio el cuál se encuentra boca bajo.

Al lado derecho del sofá reposa una pequeña silla de metal con una sudadera rosa encima, la cuál reconozco de inmediato, ya que es mía.

Frente a la cama, hay un pequeño sillón del mismo color que el sofá bajo la ventana, dónde reposa una pequeña maleta de color negro —¿Es tuya? —preguntó inmediatamente, señalando calmadamente la misma, llamando la atención de YoonGi.

—Si bonito. Mi mamá la trajo ayer por la tarde —el agarré de sus brazos alrededor de mi cintura, es suave, gentil, algo que realmente me encanta.

Antes de que pueda decir algo siquiera, las puertas corredizas de la habitación están intentando ser abiertas ocasionando tanto en mi, como en YoonGi, una tensión. La vista de YoonGi, al igual que la mía viajan rápidamente hasta las puertas —alertas— volviéndose algo que realmente me estresa.

Detrás de las puertas corredizas se encuentra la madre de YoonGi, intentando abrir con algo de dificultad, ya que trae consigo un vaso café en cada mano, lo sé por las etiquetas en los collares de los mismos.

Capuchino en uno, amargó en otro.

Me es inevitable, no voltear a ver a YoonGi, quién tiene una sonrisa entre sus labios —Creo que como te gusta tanto mi olor, te gustará el café que tomó —menciona antes de liberar el agarre de mi cintura, permitiéndome levantarme e ir en la ayuda de su madre.

Al estar frente a las puertas corredizas, siento la extensión de mis labios, formar una pequeña sonrisa.

Enseguida comienzo a entreabrir las puertas, cediendole el paso primeramente a la madre de YoonGi, quién porta un bello traje de color vino, combinado con una blusa blanca, y unas zapatillas nine west de color negro.

—¿Que tal pasaron la noche? —pregunta serenamente la madre de YoonGi, una vez que ha entrado en su totalidad a la habitación, ofreciéndome rápidamente uno de los dos vasos que trae consigo —Ya vieron lo que trae la maleta —agrega tranquilamente con una sonrisa sobre su rostro.

Tan pronto puedo cerrar las puertas corredizas de la habitación, tomó entre mis manos el vaso de café amargó.

—Gracias —agradezco, al mismo tiempo que hago un pequeña reverencia frente a ella.

Serendipia ꒱ Yoonjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora