Serendipia ꒱ Yoonjin

8.

—¿Están emocionados por su primer día mañana en la universidad, chicos? —preguntó aún más emocionada que nosotros la madre de TaeHyung.

—¡Así es! —exclamó con cierta alegría el castaño a mi lado, quién en serio ansiaba a que el día de mañana llegará aunque no era sólo a él, yo también estaba ansioso, sólo que no tanto y aunque no lo pareciera nos alegraba saber que nuestra época de estudiantes, estuviera a poco de terminar —Imagina mañana será el primer día de nuestra nueva vida... A partir de ahora seremos universitarios —agregó entusiasta.

—¿Qué tienes, cariño? ¿No estás emocionado por está nueva aventura en sus vidas? —preguntó un tanto preocupada su madre, al no verme con tanta energía como la que poseía en estos instantes TaeHyung.

—Mamá, no preguntes esas cosas, claro que está emocionado sólo que al salir mañana tiene una sesión de fotos y eso es lo que no le emociona —un par de manos ajenas se aferraron fuertemente a las mías, mostrándome el cariño y afectó con el que contaba. Mi vista rápidamente se fijó en las manos ajenas acunando las mías, dedicándole una sonrisa leve al dueño.

Un par de minutos después mi vista volvió a la casa al fondo de la calle, que era de un tono carmesí en la cuál vivía yo junto con mis padres. La casa era demasiado grande, más de lo necesaria para simplemente tres personas.

Realmente me encantaba que TaeHyung viviera tan cerca de mí, ya que tenía un lugar seguro donde bien podía escapar un par de horas de las apretadas agendas que tanto mi madre, como mi padre organizaban día con día para mí.

Era totalmente increíble que desde que prácticamente aprendí a caminar, mis padres ya tuvieran toda una vida planeada para mí.

Una de las principales cosas en la lista de deberes de mi padre para mí al salir de la universidad era tomar el mando de la empresa que con tanto esfuerzo habían levantado mi madre y él desde muy jóvenes. Así que no, yo no estaba tan emocionado por está nueva etapa en mi vida, no tenía voz y tampoco votó para mis padres.

Deseaba tanto por una vez en mi vida tener el control de la misma pero me era tan difícil desafiar las órdenes de mis padres, siendo que se la pasaban diciendo, que ellos solo querían lo mejor para mí.

Pero claro era mi culpa también, por dejarlos ir más allá de lo que debían.

—Que bien me conoces. —mencioné con un poco de nervios —Si estoy emocionado por mañana, sólo que eso de la sesión de fotos es lo que no me emociona —confirmé, intentando no mirar los ojos de la madre de TaeHyung.

—Te quedas a dormir, ¿verdad? —interrogó bajito.

—No le pedimos permiso a sus papás, cariño —agregó velozmente su madre mientras se cercaba hasta nosotros sosteniéndonos gentilmente por los hombros.

—En ese caso, vamos a pedirles permiso. —con algo de avidez se escabulló hasta el teléfono sobre el buró a un lado del pequeño sillón café de la sala. 

Al siguiente día, a primera hora de la mañana ambos salimos en un sedán de color negro que era conducido por el guardaespaldas de TaeHyung con In Jae como su acompañante en el asiento del copiloto.

La madre y padre de TaeHyung, mantenían cierta vigilancia en TaeHyung y Jimin, quienes al ser sus únicos hijos, estaban más que consentidos.    

Envidiaba de cierta manera a TaeHyung, él tenía un hermano mientras que para mi desgracia yo era hijo único. En el pasado tanto mi madre, como mi padre habían sufrido por un muy buen tiempo, pues el hecho de que no mi madre no quedará embarazada los hacía sufrir, los días, meses y años pasaban sin resultado alguno hasta que por fin, cinco años después de que mis padres se casarán, mi madre al fin quedó embarazada, algo que hizo realmente feliz a mis padres.

—¿Estás emocionado? —interrogó el castaño a mi lado, quién tomada lentamente su mochila.

Por los nervios no me di cuenta en que momento llegamos a la Universidad, la cuál desde afuera se veía imponente, totalmente enorme, era una de las mejores escuelas privadas de Daegu.

—¡Hemos llegado joven! —Sin más la puerta de mi lado se abrió calmadamente, en la espera por que saliera del automóvil.

Una vez que mi vista se posó en aquél castaño que me abrió la puerta muy amablemente, me encontré con los ojos oscuros y profundos de TaeHyung, quién sonreía tan divertidamente.

—¡Que amable! —agradecí, intentando aguantar la risa por la máscara de cartón que traía puesta TaeHyung con la cara de nuestro antiguo profesor de literatura, quién recurrentemente bromeaba con nosotros, tanto que nos regalo una mascara con su rostro.

A ambos nos había encantado totalmente el regaló, la fotografía era una que TaeHyung le había tomado un día en que más aguafiestas se estaba comportado nuestro profesor, enviándosela cuando su amargura se disipó.

—¿Por qué trajiste eso? —solté en completa diversión. Nuestras risas nada silenciosas llamaron la ya de por si atención de todos los que nos rodeaban.

—Te encanta, lo sé. —mencionó rápidamente, con un intentó de pose sería sobre su persona. 

Era cierto, amaba esa máscara que nos habían regalado a ambos, la cara de nuestro antiguo profesor era tan divertida y siempre nos levantaba el ánimo sin importar que.

—¡Hey! Usted, deme eso —como siempre y en cada escuela, había algún aguafiestas.

¿Por qué pensamos que está sería la excepción?

Enseguida volteé a ver ha aquél que acababa de arruinarnos la diversión a Tae y a mí. Un hombre muy bien parecido de un metro setenta y tantos que al parecer rondaba los 29 o 30 años. Su cabello era rubio, y se encontraba parado frente a nosotros con una expresión de pocos amigos. Era un profesor; lo supimos en el momento que notamos en su costado derecho en la parte de arriba de su pecho, un gafete con su nombre y fotografía, aquel se llamaba: Min YoonGi.

Durante toda esa noche, no pude dormir por estar pensando en aquél profesor de cabellera rubia, que se veía realmente muy atractivo —claro que no más que yo —inclusive el tono de su voz, era atractiva.

Desde aquél momento, estaba perdido. Perdido en el café oscuro de sus ojos, perdido en su cabellera rubia y brillante, perdido en el olor a café amargó que emanaba de él, perdido en sus labios finos y delgados, perdido en su vestimenta de color negro y algo ajustada, perdido totalmente...