Los rugidos de la criatura que les esperaban más adelante resonaban entre las laberínticas paredes aleatorias de roca, mientras el ruido sordo de los árboles cayendo a su paso se hacían cada vez más estruendosos. El grupo se miró entre sí. ¿Qué demonios les esperaba más adelante? Cualquiera diría que fueran a enfrentarse a un sidéreo enfurecido...
Gladiolus empezó a caminar con la intención de encabezar la marcha, seguido por Amnis e Ignis. Los dos menores se quedaron levemente rezagados, sin fiarse del ambiente que les rodeaba. Demasiado cerrado para ser un cúmulo de rocas naturales.
El camino les obligaba a girar hacia la derecha, siguiendo un sendero bien marcado que empezaba a cubrirse de una densa neblina entre la que se escondía un grupo de qionjis. No tardaron en detectarlos y atacar ferozmente. Los primeros bloquearon el ataque con sus armas, impidiendo que llegaran a Prompto y Noctis, sin embargo, no pudieron evitar al qionji que se escabulló por uno de los matorrales y fue directo a abalanzarse sobre el príncipe.
—¡Noct!— Gritó Ignis alarmado al ver el ataque a escasos metros de él.
No tardaron en deshacerse de los enemigos que los retenían para salvar al príncipe, que dejó de correr peligro en el momento en el que Prompto disparó hacia su atacante. Solo tuvo que quitárselo de encima, con ayuda de una patada que le propició Gladiolus, e invocar su espada,lanzándose a por uno de ellos con rabia contenida por haber sido atacado de una manera tan patética. Después de abatir al primero vino un segundo, y un tercero... hasta que él solito acabó con todo el grupo dejando al resto mirando con sus armas en la mano.
— Brillante. — Felicitó Ignis.
—No ha sido nada.— Le restó importancia. Parecía querer olvidar cuanto antes su penoso comienzo en la batalla.
No podían seguir perdiendo el tiempo allí o perderían de vista a la bestia. Con un tiempo más óptimo, quizás estuvieran viendo a la mole desde la distancia, pero la reciente y densa niebla que cubría absolutamente toda la zona, no ayudaba nada.
—Tened cuidado, no me extrañaría que aparecieran más manadas de qionjis.— Advirtió Amnis observando restos de sus púas por todos lados.
—Mejor no desgastarnos antes de pillar al perrito.— Bromeó Gladiolus.
—Pues yo no lo tendría de mascota...—Respondió Prompto sintiendo un escalofrío al imaginar a un bicho de semejante tamaño y ferocidad corriendo por su casa para ir a comer de su plato como años atrás hizo Pryna.
Noctis estuvo a punto de meterse con su amigo, pero al ver la cara de terror que puso solo con su propia imaginación, decidió no seguir metiéndose con el muchacho.
El laberinto de altas paredes de roca y densos árboles sólo les dejaba un camino hacia el que dirigirse. Por un lado, eso quería decir que estaban siguiendo a la fuerza el mismo camino que el enorme animal. Por otro, que si en algún momento le daba por dar media vuelta, se lo encontrarían de frente en un pasillo bastante estrecho. La sola valoración de las dos caras de la misma moneda, solo hacía que a Ignis se le revolviera un poco el estómago por la impaciencia. ¿Se habría dado cuenta también el resto? ¿Qué podrían hacer llegado el caso? Según la destrucción que habían visto que dejaba a su paso, la única ventaja con la que podrían contar era el factor sorpresa... Definitivamente, deberían dejarse de bromas y centrarse en lo que estaban haciendo, aunque fuera para aliviar la tensión (efecto completa y absolutamente contrario en Prompto), pero tampoco quería ser el aguafiestas de siempre. Giraron hacia la derecha y se encontraron con el paso cerrado por una enorme pared de roca.
—Camino equivocado.
—Pues era el único camino...— Se defendió Noctis, que iba a la cabeza guiando al grupo.
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Somnus
FantasyEn un mundo en guerra donde los días cada vez son más cortos y las noches traen consigo a los monstruos, el Príncipe de Lucis y sus acompañantes lucharan por traer la luz de nuevo a sus días en un viaje memorable... para bien y para mal...