24. El legado de un padre

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Decidieron esperar a la noche y pasarla en la caravana de Hammerhead y, a la mañana siguiente ir directos al lugar que les había indicado Cid.

-La capital estará cerrada a cal y canto.- Comentó Ignis pensativo.

-¿Qué estará pasando dentro?

-Vete a saber. No quiero ni pensarlo.- Respondió el príncipe a Prompto.

-No tardaremos en comprobarlo.- Murmuró Gladiolus.

-Sí. Es solo cuestión de tiempo.

-Me cuesta creer que hayamos perdido el Cristal.- Comentó Prompto preocupado.

-Rateros de mierda...- Maldijo Gladio.

-Lo recuperaremos.- Juró el príncipe.

-Esto no ha acabado.- Asintió el conductor.

Debían dirigirse a prácticamente una de las esquinas límite de Lleide. El calor sofocante que había vuelto tras la lluvia para recordarles dónde estaban, iba remitiendo poco a poco según se iban acercando a Duscae, una zona más montañosa y fresca.

Fueron la mayor parte del camino en silencio, dejando que el el único sonido fuera el del reproductor de música y el viento que circulaba a través del coche. Tenían a demasiada gente en la cabeza y muy pocos datos de lo que había pasado. ¿Sería cierto lo de la princesa Lunafreya? ¿De verdad habría fallecido? ¿Qué había sido entonces de Amnis? ¿Y de todos los miembros de la Guardia Real? ¿Cómo estaría ahora Insomnia.... y cuánto podrían tardar en recuperarla? Ni siquiera sabían que priorizar, ni a donde ir o qué hacer simplemente.

Llegaron de repente a una zona de camino terroso por el que Ignis decidió avanzar. Según Cid, debería estar por allí... Y así fue. No tardaron en identificar lo que parecía un campamento. Aparcaron junto a unos carteles publicitarios antiguos y ya carcomidos por el paso del tiempo y la inclemencia climatológica y salieron del coche.

No era un lugar muy grande. Apenas había un par de casetas, algunos camiones y un gran depósito de agua. Todo tenía un aspecto un poco destartalado, pero parecía habitable de alguna forma.

-Este será el asentamiento que dijo Cid.- Pensó el de gafas en alto.

-Parece un campamento de cazadores...- Aventuró Gladiolus observando el lugar.

-Quizás sepan algo...

-Alteza, me alegro de veros a salvo.- Dijo una mujer acercándose a ellos en cuanto pareció distinguirlos.

-¡Mónica! ¿Dónde están los demás?- La reconoció Gladiolus.

-La mayoría de la Guardia real ha caído... Apenas si logramos sacar de Insomnia a la señorita Iris... Dustin se ha quedado con ella y la está escoltando hasta Lestallum.

-No sabéis cuánto os lo agradezco.- Declaró Gladiolus con voz grave.

-También se rumorea que Amnis estuvo allí. Hubo gente que aseguraba que les había ayudado una mujer con su misma descripción antes de marcharse hacia el centro de Insomnia.

-¿¡Y qué hacía ella allí?!- Se alarmó el príncipe.

-No lo sabemos Alteza. Tampoco nadie la vió salir. Es posible que se tratara de otra persona.

-Muchas coincidencias...- Suspiró Gladiolus preocupado también.

-En cualquier caso, poco podemos hacer con tan poca información. Marchaos. El general os espera en el mausoleo real. Yo me quedaré aquí por orden suya. Quiere que vigile los movimientos del Imperio.

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