28. Llegada a Duscae

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El camino que se abría ante ellos en la nueva carretera les daba una vía directa hacia Duscae. Una zona famosa por sus humedales y un clima bastante refrescante en comparación con la, ya dejada atrás, desértica Leide. El cambio pudo notarse nada más traspasar las puertas de la pequeña fortaleza que, hacía apenas unos minutos, acababan de liberar del dominio Imperial y con ello también una amplia baraja de posibilidades.

—¡Ya estamos aquí!—Se alegró Prompto desde el asiento del copiloto.

—Por fin salimos de ese criadero de polvo.—Corroboró Gladiolus.

—Nos dirigimos a tierras mucho más vastas que las de Leide.

—¡Cuanto más grande, más cosas que ver y hacer!

—Primero Duscae, famoso por sus humedales.—Prosiguió Ignis ante el creciente entusiasmo del rubio.

—¿Sí?¿Hay pantanos?—Se despertó el príncipe de su siesta justo para escuchar la información que más le interesaba.

—Y un bosque con chocobos.

—¡Poesía para mis oídos!

El entusiasmo de Prompto crecía con cada frase que salía de la boca de Ignis.

—Al oeste está la provincia de Cleigne. En ella está Lestallum.

—¿La ciudad a la que iba Iris?—Se aseguró el rubio.

—A estas alturas, ya debería de haber llegado. Puede que hasta haya visitado ya a Meteo.—Imaginó el hermano mayor de la susodicha.

—¿El meteorito de los Seis?—Se aseguró el príncipe.

—Así es. Su intenso calor surte Lestallum de energía.

—Eso sí que es una pasada.

—Qué ganas de llegar.—Verbalizó Gladiolus, deseoso de encontrarse con su hermana.

La carretera era aún muy extensa frente a sus ojos y el camino parecía bastante largo. Así que no dudaron en aparcar en el primer área de servicio que encontraron nada más llegar a la zona. Se trataba de la estación de servicio de Coernix Alstor, un lugar de encuentro para viajeros de la zona o transportistas que iban de camino a Lestallum. Apenas era un poco más pequeña que Hammerhead, con la diferencia de que en vez del codiciado restaurante de Takka, tenían una cadena de restaurantes de carretera llamado "El nido del cuervo", una tienda de comestibles y objetos de reparación para coches y la tan ansiada gasolinera que no dudaron en usar nada más llegaron al lugar. No era un buen momento para quedarse sin combustible.

—Por cierto, diría que a ninguno se nos resisten ya estas carreteras. Noct, si quieres conducir, solo tienes que decirlo.—Sugirió Ignis mientras salía del coche.

Noctis iba a contestarle con un "Vale" sin mucho interés. Sin embargo, se acabó quedando la palabra en sus labios cuando notó como vibraba el móvil en su bolsillo.

—¿Quién será ahora?... ¿Hola?

¿Noct?

—¿Iris?

¡Estás bien! Me alegra oír tu voz. Por aquí tampoco va mal. Acabamos de llegar a Lestallum. Ya hemos encontrado donde quedarnos. Avisa cuando estés cerca para vernos.

—Descuida. En Lestallum entonces.

¡Más te vale! ¡Te estaré esperando!

Noctis se rió levemente y colgó el teléfono mientras escuchaba a Gladio acercarse a él desde atrás.

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