10. Últimos preparativos

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-¿Vas a quedarte a esperar a Noct?- Preguntó Gladiolus al rubio mientras paseaban por la Ciudadela.

-Nah, creo que me iré un rato a casa.

-¿Por qué? ¿Olvidaste algo?

-¡No, nada de eso! Pero quiero enseñarle a mis padres mi nuevo puesto.- Dijo Prompto con una sonrisa burlona.

-Suena bien.- Sonrió el mayor.

-Es para demostrarles que valgo para ir a este viaje. Solo espero que estén en casa.

-Ya veo, no hay mucho que puedas hacer si al final no están ¿eh?

-En realidad no nos vemos mucho, pero ha sido así desde que era un niño. De todas formas, si no están, ¡volveré aquí derechito!

-Bien.- Sonrió Gladiolus.- Bueno, yo iré un poco más tarde. Tengo una cena.

-¿Ah, sí?- Dijo haciéndose el interesante.- ¿Qué es? ¿Una cita con Jenne?

-No, me iré con mi familia a comer fuera. Pocas veces pasa, así que imagino que irá para largo.

-¿Y Jenne? No te despedirás de ella? Podríais pasar la noche juntos.- Preguntó el rubio. A Gladiolus se le borró momentáneamente la sonrisa de la cara. Suspiró y se encogió de hombros.

-La dejé.

-¡¿QUÉ!?- Gritó el rubio deteniéndose en mitad del pasillo.-¡¿VA EN SERIO!? ¡¿POR QUÉ!?

-No grites aquí.- Le regañó.- Nah, nada serio. Nos cansamos el uno del otro. De todas formas como yo tenía que irme de viaje y no nos íbamos a poder ver durante bastante tiempo, era lo mejor. Así los dos estamos libres.

-Más bien, así tú estás libre de ligar con mujeres de fuera del Muro, ¿no?- Rió Prompto con mirada suspicaz.

-Como me conoces.- Rió Gladio con ganas.

-¡Vale! Pues tómate tu tiempo y saluda a Iris de mi parte.

-Me dijo que te vió el otro día.

-¿Sí? ¿Dónde?- Preguntó el rubio extrañado?

-En el parque, haciendo fotos.

-Suena a algo que haría. ¿Por qué no vino a saludarme?

-Según ella sí que lo hizo.

-E-espera... ¿en serio?... No puedo creerme que no me diera ni cuenta...

Gladiolus adoptó una expresión seria y autoritaria, aunque en realidad la oportunidad de meterse con él así le parecía demasiado divertida como para poder ocultarlo hasta en su voz.

-Estaba muy preocupada por tí.

-¡Pues debiste decirle que no se preocupara, Gladio!- Se quejó el rubio. El mayor no pudo evitar reírse de corazón con un increíble buen humor.

El tiempo fue pasando, y la mañana llegó a su fin antes de que nadie se diera cuenta. Con todo el ajetreo que había ya de por sí en la Ciudadela, todo estaba envuelto en una especie de caos ordenado. El rey con los últimos preparativos de la ceremonia de la firma, Noctis y su grupo haciendo todo su equipaje para el viaje y los Glaives, por su parte, organizando todo lo pertinente a la protección de la Ciudadela.

-Gracias por venir Libertus. ¿Dónde está Nyx?- Preguntó Drautos tras entrar en la sala de reuniones, donde le esperaba Libertus.

-De camino, ¿qué ocurre?

-Quiero que uno de vosotros lleve al príncipe hasta su casa en la ciudad.

-¿En serio? ¿Somos sus niñeras ahora? Se lo podrían haber pedido a Amnis.

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