4. Hermanos

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-...y creo que esa es la última caja....- Dijo Amnis dejando la suya en el suelo con cuidado.

-¿Seguro? Pues que pocas cosas tienes.- Observó Noctis.

-¿Me dice alguien en qué momento me he dejado convencer para ayudaros con la mudanza?- Se quejó Prompto siendo casi vencido por el peso de una sola de ellas.

-Pues básicamente porque sin Amnis no hubieras aprobado los exámenes, así que al menos se lo debías.

-Calla.- Le devolvió el rubio a su amigo.

-Gladio está terminando de coger lo último y despidiendo al de la mudanza.- Informó Ignis mientras llegaba con la compra.

-¿Aún quedaban más?- Suspiró la chica. Ignis se rió levemente y dijo que apenas un par de ellas más y ya estaría todo.

Después de unos cuantos años de ahorrar, Amnis había conseguido su propio piso. No era muy grande: un baño, cocina-comedor y un par de dormitorios. Lo cierto era que para una persona, no estaba nada mal. Aún estaba prácticamente vacío a excepción de los muebles de cocina, los sanitarios y las casi 30 cajas esparcidas por el suelo del salon. A lo largo del día traerían los muebles que había comprado, estando entre ellos la cama, sillones, etc. así que tendrían ya de por sí todo el día ocupado. Amnis sabía que por mucho que quisiera hacerlo por su cuenta sería demasiado, y con el trabajo y demás podría tirarse la casa a medio ordenar y estructurar fácilmente uno o dos meses. Aún así no le había dicho nada a ninguno de los chicos, por eso se sorprendió cuando vió a Noctis y Prompto medio dormidos esperándola delante de la puerta de su residencia y acompañados por Gladiolus e Ignis. Cuando les preguntó el porqué estaban ahí tan temprano, Gladiolus respondió con una sonrisa ladina un "para echarte de la residencia de la Ciudadela". Ignis había carraspeado algo nervioso en ese momento temiendo que la chica no lo interpretara como una broma y se ofendiera, pero tras ver como ella se reía notándose descubierta, se relajó al instante.

-¿Puedo usar la cocina?- Preguntó Ignis no muy seguro de si debiera actuar por su cuenta como cuando iba a casa del Príncipe.

-Claro, como si estuviérais en vuestra casa. De hecho creo que nos reuniremos aquí bastante.- Rió amontonando las cajas en un lado para despejar una zona.

-¿Para qué si tenemos la del principito? No la usamos todo lo que deberíamos.- Bromeó Gladiolus dejando las últimas cajas junto a las demás, tras cerrar la puerta de la calle con el pie.

-La última vez dijiste que era porque no querías ir allí a trabajar más.- Le reprochó Noctis.

-Pero Ignis y Amnis si suelen ir, ¿no?

-Solo a asegurarnos de que no le ha sepultado la basura amontonada de la casa.- Soltó Ignis al aire mientras se ajustaba las gafas.

El Príncipe bufó mientras Prompto se reía con un "¡Te ha barrido, Noct!" que solo consiguió que el aludido, le empezara a perseguir por la casa para darle un golpe.

-Parecéis niños pequeños... Dejad de hacer el tonto y empezad a ayudar. Los muebles llegaran en cualquier momento.- Les regañó Gladiolus.

-Ignis, encontré la caja con las sartenes que compré el otro día.- Le avisó Amnis.- Voy a buscar los cubiertos, platos y demás y te ayudo a hacer la comida.

-¿Tu también cocinas?- Preguntó Gladiolus.

-No llego al nivel de Ignis, pero se cocinarme lo mínimo para sobrevivir por mi cuenta. Como todo el mundo.

-Bueno... todo el mundo....- Rió Prompto. Noctis le dió un codazo para que dejara de meterse con él.

Rápidamente entre los dos, prepararon la comida y usando algunas de las cajas a modo de mesa, comieron los cinco tranquilamente haciendo tiempo hasta que viniera el resto de los muebles y los pudieran empezar a montar. Se pasaron prácticamente todo el día así, pero entre los cinco pudieron terminarlo todo.

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