Amaneció. Por suerte o por desgracia para el grupo, ya que después de su aventura del día anterior, aún sentían el cansancio hasta en músculos que no sabían que tenían.
—Buenos días...— consiguió articular Gladiolus en medio de un bostezo mientras salía de la tienda.
—Buenos días. Podrías haber dormido un poco más, el veneno de ayer te dejó hecho una pena — correspondió la chica mientras se sentaba en una de las sillas con una taza de café en la mano, acompañando a Ignis, sentado en otra.
—Nah, me recupero rápido— restó importancia —¿Qué hay de desayuno?
—Café y he hecho huevos con bacon —comentó el de gafas sin desviar la mirada del libro que estaba leyendo.
Gladio se sirvió en un plato y se sentó junto a los otros dos. La brisa mañanera en un bosque tan frondoso era espectacular. Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás disfrutando de los primeros rayos del sol.
—¿Cuándo levantamos a los otros dos?
—En cuanto terminemos de desayunar. Desmontaremos la tienda mientras comen— explicó Gladio sin cambiar de posición.—Veo que es ya costumbre —rio la chica— .Lo de perder el sentido cuando duerme no se lo quita ni dormir en el suelo. Tenemos un príncipe todoterreno.
—Si se lo propone, seguro que puede hasta madrugar — comentó el de gafas.
—¿Tú crees?— preguntó sin mucha confianza.
—Hum... ¿Y si intentamos que madrugue? Al menos una vez cada uno— propuso Gladiolus divertido.
—¿Estás apostando?— preguntó Ignis, levantando la mirada por encima de su libro por primera vez, interesado.
—Exacto. ¿Qué decís?
—Me apunto. ¿Cuál será el castigo para el que no lo consiga?— preguntó Amnis, inclinándose en su silla.
—Hum... Tendrá que montar solo el campamento entero.
—Vale. ¿Se lo decimos a Prompto?— se aseguró Ignis.—¿Por qué no?
—Pues listo, ya tenemos entretenimiento — dijo Gladio tras soltar una carcajada—. Ahora a despertar a las bellas durmientes.
El chico se levantó y Amnis e Ignis escucharon como les abría de par en par la lona de la tienda de campaña y les despertaba con bastante energía. Más de la que tenían los dos chicos en ese instante, desde luego.
Olvidando poco a poco el susto de la noche anterior, fueron desmontando el campamento y, en cuanto estuvo todo listo, partieron hacia las chocoberizas de nuevo. El camino seguía siendo aún largo, pero mucho más ameno a plena luz del día. A pesar del cansancio, parecía que estaban todos bastante frescos y animados.
Nada más acercarse, Amnis localizó a uno de sus amigos y le saludó con el brazo desde la distancia.
—¡Amnis, chicos! Me alegro de que estéis bien. Los gritos del Begíclope retumbaban por toda la zona. Al no veros aparecer por la noche empezamos a temer lo peor... De hecho, Axel ya estaba planteándose el salir a buscaros.
—Le dimos su merecido con relativa facilidad. El problema vino después— explicó Gladiolus con fastidio.
—Nos atacaron unos cadentes, pero hemos sobrevivido— explicó el príncipe al ver la cara de confusión del pelirrosa, que acabó alarmándose el doble con la explicación,
—¿Pero seguro que estáis bien? Por esta zona hay muchos Ferrogantes y Volfragantes... bueno y Duendes, esos nunca faltan— enumeró con cierto odio. Parecía tener cuentas pendientes con ellos—. En cualquier caso, me alegro de que estéis bien. Deberíais ir a hablar con Wiz, os está esperando. Id a buscarle a la zona de restaurante, seguro que está por ahí haciendo cosas.
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Somnus
FantasyEn un mundo en guerra donde los días cada vez son más cortos y las noches traen consigo a los monstruos, el Príncipe de Lucis y sus acompañantes lucharan por traer la luz de nuevo a sus días en un viaje memorable... para bien y para mal...