𝑬𝑺𝑷𝑬𝑪𝑰𝑨𝑳: 𝑻𝒐 𝒃𝒆 𝒔𝒐 𝒍𝒐𝒏𝒆𝒍𝒚

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"𝑺𝒐𝒍𝒐 𝒔𝒐𝒚 𝒖𝒏 𝒂𝒓𝒓𝒐𝒈𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒉𝒊𝒋𝒐 𝒅𝒆 𝒑𝒖𝒕𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒂𝒅𝒎𝒊𝒕𝒊𝒓 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒍𝒐 𝒔𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆"

Parte 1/2

Atenea tenía carácter, aquel que había desarrollado a su cortad edad: era una niña muy testaruda, malhumorada y sobretodo violenta

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Atenea tenía carácter, aquel que había desarrollado a su cortad edad: era una niña muy testaruda, malhumorada y sobretodo violenta. No era su culpa, los niños van absorbiendo todo lo de su entorno y el criarse en un hogar con demasiados problemas internos no le favorecían.

Con el crecer, ella comenzó a creer que el matrimonio no era real o que no podía llevar a nada bueno, incluso comenzó a creer ante su tercer corazón roto que el amor no existía. Y no, no era todo tipo de amor porque ella amaba a sus amigas, solo, el amor de películas aquel que anhelamos encontrar. Tal vez se debía a la relación tóxica y media violenta de sus padres, ella seguía insistiendo en que se divorciaran, prefería mil veces aquello antes que seguir escuchando sus discusiones una y otra vez durante el día.

Se había prometido a ella misma que jamás estaría con alguna persona que la menospreciara tanto como su madre a su padre o irse ante el primer golpe como el que su padre le daba a su madre. Sin embargo, más de una vez falló: se enamoraba de cada chico con el que salía, no importaba si era alto o de estatura baja, si era rubio o morocho o listo, tonto, dulce o desinteresado. Ella entregaba todo su ser esperando algo mínimo, que jamás llegaba. Siempre accedía a todo y cuando tocaba fondo, decía adiós y volvía a poner su cabeza en alto.

La morena era bastante vengativa con las personas que la herian por lo que no fue sorpresa para sus amigas que varios automóviles de los chicos de La Push aparecieran en el pueblo lleno de purpurina y con algún que otro rayón con aerosol rosa chicle. Y no solo con ella, sino también con sus amigas.

No creía en el amor de películas pero si en la fraternidad: sus amigas eran su cable al mundo y, literalmente, la razón por la cual vivía. No malinterpreten, ella no era una perra depresiva solo que desde que nació en Forks y adquirió consciencia supo que iba a estar estancada allí eternamente como la gran mayoría de los habitantes, no veía un futuro prometedor o un futuro siquiera, no veía nada: no encontraba su propósito, su misión, su "chispa", ella solo era un cuerpo con emociones viviendo el día a día intentando entender que era lo qué hacía. Por eso amaba estar con Iris y Amelie, porque ellas le daban esperanza: de salir de allí, de encontrar su razón, desde que su amistad se formó habían soñado con dejar el pueblito y alquilar un departamento en Nueva York mientras estudiaban y trabajaban aunque con el paso de los años se dieron cuenta cuan imposible era aquello. Amelie e Iris podrían lograrlo, pero ella no, Atenea estaba destinada a estancarse en Forks.

ADORE YOU ~ EMMETT CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora