¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sincerity Is Scary se reproducía en la radio de la sala de estar de la muchacha. Mecía su cabeza levemente al ritmo de la canción mientras pintaba las uñas de sus pies, la punta de su lengua estaba seca ya que se encontraba entre sus labios para una "mayor concentración". Apenas eran las cuatro de la tarde y la muchacha ya había adelantado sus tareas de varias asignaturas por lo que estaba teniendo un "día de belleza".
Cuando la canción estaba finalizando tomó su celular y volvió a darle play, fue allí cuando su padre (el cual leía una novela de Ágatha Christie junto a ella en el sofá) notó que algo tenía inquieta a la adolescente.
-¿Hay algo que quieras comentar, Irisa? - seguía sin levantar la vista de la lectura pero pudo sentir como su hija fruncia el ceño-.
-¿Algún día dejaras de llamarme Irisa? - soltó con gracia- Alguien creerá que en serio ese es mí nombre, Marcus - añadió el nombre con gracia-
-Afirmativo - cerró el libro de golpe para voltear a observarla - ¿qué es lo que tienes que contarme?
-¿Cómo sabés que tengo que contar algo? - cerró el esmalte color bordo para mantener la vista fija en su progenitor-.
-No lo sabía hasta que lo confirmaste - rió entre dientes- ¿Qué es?-.
-Bueno - ladeó pensando si contar o no lo que la tenía molesta- Es algo tonto, solo - suspiró- no le caigo bien a uno de los chicos nuevos y es molesto-.
-No siempre vas a caerle bien a todo el mundo, cariño - acarició su cabeza como la de un perro- Y eso está bien, no debes volverte loca por caer bien a todo el mundo, cada quien con sus gustos y juntas. ¿Cómo son? - preguntó curioso-.
-Peculiares - pensó la palabra para describirlos- Son como ángeles, comparando su belleza pero algo peculiares - levantó sus hombros- Papá - llamó la atención del hombre- te quiero-.
-Yo también, cariño - sonrió con dulzura el hombre, se inclino levemente para depositar un beso en la frente de la chica y proseguir con su lectura-.
Iris de The Goo Goo Dolls fue la siguiente canción en reproducirse logrando que el ánimo de la chica subiera rápidamente. El timbre de su hogar sonó y dos segundos después la puerta que era de cristal con marco de madera.
-Es tu turno - habló padre e hija al mismo tiempo para luego fundirse en una pelea de miradas, la cual el hombre mayor perdió- Eres una inmadura, Irisa -.
Oyó como la puerta se abría y unos pasos fuertes se encaminaban a la sala.
-Y dime, Atenea, ¿has hecho llorar a alguien hoy? - comentó el hombre divertido mientras volvía a sentarse en el sillón-.