NUEVE

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La semana había pasado y junto a ella un par de meses también

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La semana había pasado y junto a ella un par de meses también. Ya era costumbre de Iris que Emmett la recibiera con una sonrisa y algún cumplido hacia ella. Al igual que el compartir la mesa en la cafetería y hablar de distintos temas. Las tres jóvenes habían llegado a la conclusión de que los Cullen eran bastante cultos, les sorprendida cuánto sabían para ser solo unos simples adolescentes.

Sobre todo Edward, o al menos eso creía Iris. Era tan inteligente que sintió envidia por unos cuantos momentos, por ejemplo cuando debatían algo en arte o había que hacer algún trabajo sobre dicha materia, jamás había que consultar en algún libro o siquiera en internet el muchacho cobrizo sabía del tema no importaba cual fuera.

Otra cosa que Iris había notado en esos meses eran detalles sobre su compañero en Francés. Por ejemplo, tenía distintas sonrisas: cuando Iris decía algo sarcástico la sonrisa del chico se ladeaba ante burla pero cuando Iris le comentaba algo importante para ella su sonrisa le daba algo de luz a su rostro, iluminaba el lugar en el que estuviesen. Ésta última era su favorita, era una sonrisa amplia dónde enseñaba su perfecta dentadura y era la que casi siempre le daba. También había notado unos cuantos lunares sincronizados en el trayecto de su barbilla a su cuello y una que otra marca que le fascinaban en forma de lunilla. Emmett siempre prestaba atención en lo que Iris le contaba, así fuese algo sin sentido.
Su caligrafía era perfecta y tomaba apuntes geniales, jamás se le escapaba un detalle.

También le gustaba cuando caminaban y siempre terminaban rozando sus manos, como más de una vez las unieron y ella sintió aquella corriente eléctrica que la estaba volviendo loca pero por sobre todas las cosas lo que Iris más adoraba del muchacho era cuando la miraba fijo, porque sentía que le gritaba que lo adorara por siempre, porque aquello hacia que todo su cuerpo ardiera y temblara. La hacia sentir especial y protegida.

Fue por ello que Iris cambió radicalmente con el muchacho, cuando entendió que Emmett Cullen ya no le atraía físicamente sino que le gustaba. Bah, no le gustaba, le encantaba y lo adoraba, por eso debía dejar de estar junto a él porque se había prometido que eso no podía pasar.

Era un día miércoles, cuando salían de química junto a Amélie que se encontraron a la rubia y al robusto muchacho charlando con Atenea y Alice. Recordaba como Emmett comentó sobre haber visto por primera vez Mamma mía y como ella enloqueció logrando que toda su atención estuviese en él.

Caminaron juntos ignorando al resto del grupo hacia la salida (porque sí, la madre de Amélie le había quitado el auto hasta que juntara el dinero para pagar el mecánico -el cual las tres chicas ya casi obtenían-), Iris poseía un especial brillo en sus ojos y movía sus manos de forma energética hablando sobre la película y cuánto adoraba las canciones de ABBA, tanto que había jurado junto a sus dos amigas colocar "Dancing Queen" en el baile de promoción. El chico estaba completamente maravillado, la observaba con tanta fascinación que no midió las consecuencias antes de depositar un pequeño beso en los labios de ella.

ADORE YOU ~ EMMETT CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora