𝑬𝒔𝒑𝒆𝒄𝒊𝒂𝒍: 𝒊 𝒉𝒂𝒗𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒔𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔

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Atenea mordía sus uñas intentando no pensar en su accionar, ignorando la pelea que se desataba entre sus padres e ignorando la pelea que se desataba en su interior

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Atenea mordía sus uñas intentando no pensar en su accionar, ignorando la pelea que se desataba entre sus padres e ignorando la pelea que se desataba en su interior.

Odiaba el sentimiento de vulnerabilidad pero no podía dejar de preguntarse qué era lo que tenía de malo o mejor aún, qué era aquello que faltaba para dejar de ser la segunda opción.

Le sucedió con Sam Uley, creyó que al ser mayor que ella tendría en claro lo que quería pero solo la dejó con un "no eres tú, es otra persona". Se sintió patética, peor aún cuando Paul Lahote le dijo que solo podían tener sexo, que ella no servía para una relación como alguien como él.

Y ahora con Edward: afrontar sus sentimientos hacia el cobrizo había sido duro porque ella creía firmemente que lo quería como un amigo sin embargo, supo que no era así cuando prefirió a Isabella Swan y demonios, como deseó ser ella por unos momentos. Arrojó aquellos sentimientos hacia el fondo de su ser y plantó una careta de superioridad increíble pero al final del día ella terminaba llorando deseando que la quisiera como a la castaña.

El enojo luego llegó cuando se volvió a sentir la segunda opción, ¿quién demonios se creía el cobrizo para llegar luego de meses a pedir su ayuda y fingir ser amigos? La había abandonado, la había cambiado por una muchacha que no le llegaba ni a los talones en absolutamente nada.

Si Edward Cullen quería una segunda oportunidad debía arrastrar el sol hacia el amanecer, correr la luna hacia el poniente y alinear los planetas hacia su bienestar. Jamás ningún muchacho lo había hecho y ella tenía por sentado que jamás alguien lo haría por ella, porque una parte de Atenea creía firmemente que no lo merecía.

Estuvo en la boca de todo Forks la repentina ida de la muchacha Swan y la soltería del Cullen, al igual que el compromiso de su nueva mejor amiga. Las primeras dos le dieron una pequeña esperanza de que el chico iba a intentar recuperar aquello perdido, pero tras no haber movido ni un solo peón, la pelinegra decidió plantar los pies en el suelo.

La noche de boda de su mejor amiga tuvo un presentimiento en la boca de su estómago. Comenzando al colocarse la vestimenta, jamás se había sentido tan hermosa y recibir tantos halagos de la familia Cullen le había hecho sentido como una reina, en ningún momento se cruzó con el cobrizo.
Lloró con sentimentalismo cuando vió a la rubia vestida de blanco, sintió melancolía y recordó la primera vez que vio a Iris Olsen: era una princesa y en ese vestido una completa reina.

Lloró oyendo los votos y sintió una pizca de envidia cuando notó cuán enamorado estaba Emmett de ella, deseó que alguien la mirase así en algún momento. En el momento de la cena, quiso que la tierra la tragara cuando Edward se sentó junto a ella.

-Te ves hermosa - volvió a halagarla Rosalie-.

-Gracias -sonrió sincera para luego conectar mirada con el cobrizo, sintió una puntada en su estómago-.

ADORE YOU ~ EMMETT CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora