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Sentía las miradas fijas en su nuca y los gritos de sus dos amigas a unos metros atrás de ella, sin embargo no pensaba frenar.
Había bajado corriendo del auto de Amélie, buscando al muchacho de ojos color dorado tras ver el Jeep en el estacionamiento.
Su rostro estaba rojo, mucho más que el día anterior, el enojo se incrementaba al saber que no había podido desquitarse y mordió su lengua al punto que sangró al recordar el mensaje de su amigo, bueno, ex amigo.
"Ya no podremos ser amigos" Número desconocido
La noche anterior cuando leyó el mensaje había enloquecido por aquello pero por sobre todo por el hecho de que era un mensaje de otro número dando a entender que Tyler la había bloqueado. Lo había confirmado cuando llamó al número del chico y la contestadora respondió.
Bufó molesta y fijo la vista en el robusto chico que se encontraba junto a sus dos hermanos.
Frenó en seco tratando de reordenar su mente y calmarse, pero la poca paz mental se fue al carajo cuando el joven se dio vuelta y mirándola fijo sonrió burlonamente. "A la mierda" su poca cordura habló por ella.
-¡Iris! - había oído el grito de su amiga a unos pasos de ella, los cuales apuró al leer sus intensiones- ¡Espera, perra! - Atenea se oía agitada y seguramente su rostro estaba rojizo, detestaba la actividad física-.
Volvió a encaminarse decidida cuando sintió una mano sosteniéndola.
-¿Qué demonios te sucede? - preguntó preocupada- espera que recupere el aire-se inclinó sobre sus rodillas y gritó levemente al notar que su amiga rubia ya no estaba allí, volteó al ver a Amélie despeinada y agitada por haber corrido hasta allí-.
-¿Qué pasó? - preguntó confundida al ver a Iris encaminar hecha una furia, en respuesta la morena bufó-.
-¡Eres un idiota!- empujó el pecho del chico con sus dos manos pero nisiquiera se movió medio milímetro, lo que causó que se molestara aún más-.
-Hola Irisa - sonrió causando las risas de sus dos hermanos-.
-¡No me llames Irisa, imbécil! - volvió a intentar empujarlo pero fue inútil, el cuerpo del muchacho parecía de piedra- ¡Eres un imbécil!.
-Calmate - sujetó suavemente sus manos, sintiendo una corriente eléctrica- La gente nos observa - murmuró para ellos, acercándose más al rostro de la chica-.
-Alejate de mí - soltó el agarre -.
-Pero si tu viniste hacia mí - sonrió egocéntrico-.