Treinta

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Estaba agotada física y mentalmente, nisiquiera pudo disfrutar un desayuno como una persona normal

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Estaba agotada física y mentalmente, nisiquiera pudo disfrutar un desayuno como una persona normal. Estaba en la misma posición hacia ya diez minutos ignorando los reproches de Alice y Rosalie sobre su demacrada apariencia.

Era la primera vez que veía unas pequeñas bolsas adornar el contorno de sus ojos pero supo que era seguro que disminuirían ante la segunda taza de café y algo de maquillaje.

Llevó su mirada a sus manos, dónde el anillo de compromiso reposaba y sus uñas ahora estaban de un suave color crema con un pequeño brillo. Su mano se veía tan delicada.

-¿Es que no te repetí lo suficiente el tener un sueño de belleza? - replicó Rosalie con una brocha en su mano-.

No respondió, solo se dedicó a sonreírle apenada tras ella estaba Alice que veía minuciosamente el vestido buscando un mínimo detalle para quejarse aunque las tres sabían que era imposible, el vestido era perfecto incluso parecía que hubiese sido hecho específicamente para que Iris lo usara.

Volteó la silla para quedar frente al cuerpo de la rubia tras moverse incómoda por el corset que llevaba suspiró cerrando sus ojos dejando que la rubia hiciese su magia.

Iris no era una muchacha de mucho maquillaje tal vez un brillo labial y máscara de pestañas pero más de eso no, no era que no le gustase o algo así simplemente le daba pereza hacerlo, además, creía que Atenea era aquella del grupo, la del maquillaje. Más de una vez, cuando hacían pijamadas, Atenea pasaba horas y horas maquillandolas, disfrutando el proceso y explicando cada producto que aplicaba incluso hubo una que otra ocasión dónde la morena maquilló con demasiada euforia a Iris para asistir al colegio.

Oía claros los pasos en el primer piso, quería bajar corriendo a curiosear que estaban haciendo o cómo estaban decorando el patio.

El patio de los Cullen, tras demasiada insistencia de Alice y Esme, la muchacha había aceptado no alquilar un salón y redecorar toda la parte trasera de la residencia de la familia de su, en pocas horas, marido.

Fue bastante obvio que ella no pudo curiosear absolutamente nada cuando llegó, nisiquiera había visto a Emmett sino que Alice había pasado por ella junto a Jasper aquella mañana. Por más información que intentó sacarle a su amigo entendió que no iba a colaborar con élla.

Apenas había colocado un pie en el porche de el hogar fue arrastrada por Rosalie hacia la segunda planta, no se le permitió acercarse a la ventana o saludar a sus suegros. Solo podía ir al baño (y el compañía de alguna de las dos)

Oyó unos pequeños gritos y como unos pasos retumbaban por las escaleras lo que logró que abriera sus ojos y mirara hacia el marco de la puerta: Atenea y Amélie se encontraban allí ambas con la boca abierta y sus ojos llorosos.

Atenea usaba un conjunto de dos piezas color azul marino, la parte de arriba era un top con brillos y el pantalón era clase Oxford, tenía aberturas en los costados más un tajo pronunciado en la pierna izquierda y unos zapatos de mínimo quince centímetros decoraban sus pies. Su rostro tenía su habitual maquillaje: párpados con un tono en azul y glitter en forma de delinado y demasiado highlitter. Sin duda, resaltaba entre aquellos cuerpos pálidos. Su cabello se encontraba en un recogido con rulos y dos mechones salvajes, además, habían unos pequeños detalles de glitter en donde comenzaba su raíz cabelluda. Se encontraba perfecta, o al menos ese era el halago que había recibido del cobrizo.

ADORE YOU ~ EMMETT CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora